lunes, 16 de octubre de 2017

CLASICISMO POR EXCELENCIA : HAYDN ORQUESTA CIUDAD DE GRANADA ABONO A/2 VIERNES 20 OCTUBRE 2017


viernes 20 octubre 2017
AUDITORIO MANUEL DE FALLA, 20:30 h

Franz Joseph Haydn

El Clasicismo por excelencia

Joseph HAYDN  
Armida, obertura, Hob.XXVIII/12
Joseph HAYDN
Concierto para oboe en Do mayor, Hob.VIIg/C1
Joseph HAYDN
Sinfonía núm. 93 en Re mayor, Hob. I/93
LUIS AUÑÓN oboe
SEBASTIAN PERLOWSKI directo
r


Por Antonio Sánchez Terol (Universidad de Murcia).-

A principios del XVIII, aun cuando Bach y Haendel escribían en las tradicionales formas y estilo barroco hasta alcanzar las cotas más altas de perfección, surge una nueva corriente musical que tendrá por objetivo la claridad melódica y la transparencia de las formas. Normalmente el periodo clásico se define entre 1750 y 1800.
En el barroco dominaban los contrastes, la oposición del solista al “tutti” (toda la orquesta) en el Concierto para solista o Concierto grosso y el papel del bajo continuo que servía de apoyo a la línea melódica del solista y que podemos observar claramente al escuchar cualquier Aria de la época.
Poco a poco, los compositores buscaron la forma de equilibrar al máximo todos los distintos componentes de la orquesta, -sobre todo la cuerda que a principios del XVIII constituía su base fundamental-, frente a los contrastes típicos del barroco.
Se busco un lenguaje musical más sencillo, más fluido y que dependiese de una única idea musical como medio de expresión.

La orquesta poco a poco fue aumentando su tamaño e incorporando nuevos instrumentos de viento madera, y metales conforme las innovaciones técnicas les permitían mayor capacidad expresiva y facilidad en su manejo, y los compositores se sirven de ellos para provocar contrastes melódicos y producir tensión con los cambios de textura.
Asimismo el clavecín del barroco da paso al piano-forte, que tomara el relevo en el importante repertorio para tecla escrito en el clasicismo y cultivado por todos los compositores en sonatas, conciertos y tríos y quintetos con piano
Por otra parte, los compositores tendieron a usar un lenguaje formal más inteligible y claro basado en el uso de regiones de contraste y el bitematismo.
Este contraste es un contraste de temas, es decir, de melodías fácilmente reconocibles a lo largo de la obra, y no un contraste de timbres sonoros del barroco.
Frente a una melodía escrita en el tono de Tónica, y con unas características propias, se oponía otra melodía, generalmente escrita en el tono de la Dominante y que contrastaba con la primera, y es a esto a lo que hemos llamado bitematismo.
La organización de los tiempos sigue siendo con frecuencia a mitad de siglo: Allegro-Adagio-Allegro, y autores como Sammartini o Carl Phillip Emmanuel Bach organizaron los temas de forma singular, que más tarde se le denominaría forma de Sonata.
La Sonata es la gran forma por excelencia del Clasicismo, y aunque luego ese nombre se usó para denominar piezas de varios movimientos, como las Sonatas para piano de Beethoven, su forma estructural se aplica a un solo movimiento. Se usó con efusividad en los primeros movimientos y últimos de las Sinfonías y Cuartetos, en obras para solista e incluso en obras para un solo instrumento.
La sonata es una forma compuesta de dos partes (bipartita), fácilmente diferenciables puesto que generalmente se repite la primera y en ocasiones la última también lo hace.
Al comienzo de la primera parte, llamada Exposición, (a veces precedida de una introducción lenta) el compositor presenta las ideas principales, esto es por tanto aquellos temas que marcan el carácter general y el tempo de la obra. Ejemplos famosos que podemos recordar son el primer movimiento de la sinfonía Júpiter de Mozart o de su sinfonía nº40, cuyo tema ha servido también de tono de llamada en muchos teléfonos móviles.
Después de presentar este tema principal que concluye, se presenta el segundo tema, que contrasta con el primero ya que por lo general suele tener un carácter más lírico y tranquilo. Tras presentar el segundo tema, una pequeña parte de transición conduce de nuevo al primer tema y a la cadencia (fragmento con finalidad de crear tensión para concluir) con la que finaliza la Exposición que como hemos dicho se repite por lo genera
La segunda parte, llamada Desarrollo, comienza normalmente con el primer tema tocado en el tono de la dominante.
Pero esta vez, el compositor va a explotar las posibilidades de los temas de la Exposición , los va a fragmentar y reelaborar creando combinaciones y secuencias nuevas y por lo general la tensión de la obra va a aumentar considerablemente hasta alcanzar un punto de máxima tensión buscando una resolución o clímax final.
Tras alcanzar ese punto, se prepara el regreso de los temas de la exposición en su forma original: recapitulación.
En las obras de mayor extensión, después de presentar los temas de la exposición al final del Desarrollo, se suele incluir una parte llamada coda, que es una parte más o menos libre donde el compositor redondea el final de la obra.
Pese a que la descripción anterior suele ajustarse por lo general a las prácticas de grandes sinfonistas como Haydn, Mozart o Beethoven, cada uno de ellos desarrolló la forma sonata según sus propias convicciones y la definición, sirvió más para la producción de nuevas obras que para entender en profundidad las obras de dichos compositores.
En resumen, el periodo clásico se va a distinguir con respecto a los demás, por ser una música objetiva (música es música como decía Mozart), contenida en las emociones, refinada, elegante, cortesana, a veces algo superficial pero en absoluto pobre. Y ser la música más fácil de escuchar, entender y seguir por parte de los oyentes.
 Por Miguel Ángel Solís Romero     Apunte Biográfico.-


La época en la cual Franz J. Haydn fue la figura musical más elevada era la edad de oro de la aristocracia.
Haydn fue el compositor de este período, el más respetado, el más honrado, el que estuvo más cerca de los gustos de su público. Era el compositor clásico por excelencia, y en el curso de su prolongada vida (de 1732 a 1809) creció con las nuevas ideas musicales y, más que otro nombre cualquiera, las plasmó. Fue conocido como el “Padre de la sinfonía” y el “Padre del cuarteto de cuerda”, gracias a sus importantes contribuciones a ambos géneros.
A su modo fue la figura típica del iluminismo, religioso, pero no demasiado, atrevido pero no mucho, inteligente pero sin agresividad, audaz pero nunca tan revolucionario como Mozart; de carácter amable y bondadoso, nunca se ganó enemigos.
En Haydn todo tenía cierta proporción intelectual y emocional.
Haydn vivió en un periodo marcado por el patronazgo. Cuando ingresó en el servicio de la familia Esterhazy nunca cuestionó su condición de servidor y comía con los criados, pero eso no inhibió su sentido de independencia. La nobleza no lo impresionaba y no intentaba relacionarse con los grandes porque no le interesaba. En esencia le interesaban los músicos o las personas que amaban la música; era del todo apolítico y deseaba que le permitieran realizar en paz su trabajo.
Haydn nació el 31 de marzo en Rohrau, en el límite entre Austria y Hungría;  creció en las condiciones de un campesino, pero desde el principio demostró peculiares aptitudes musicales. Se cuentan agradables anécdotas en las cuales aparece Joseph, de cinco años, jugando al violinista, y moviendo una vara sobre el brazo izquierdo.
A la edad de ocho años fue incorporado al coro de la catedral de San Esteban, donde se convirtió en uno de los alumnos más distinguidos. En 1749 cambió a voz y fue despedido (afirma la leyenda que su despido se vio acelerado por una travesura escolar: le cortó la coleta a un compañero). Tenía entonces 17 años y sus únicas posesiones eran tres camisas viejas y un abrigo gastado.
Después de salir de San Esteban, durante varios años pasó hambre; como pianista y violinista no había alcanzado un nivel profesional, admitía que no era un mago con ningún instrumento, aunque conocía las virtudes y debilidades de todos, no era mal ejecutante de clave, ni mal cantante y también podía ejecutar un concierto con el violín; durante ocho años tuvo que vivir atropelladamente: llevó una vida bohemia, tocaba en las funciones sociales, enseñaba, arreglaba música y componía hasta bien entrada la noche.
En todo caso su reputación creció, y en 1758 fue designado director de música y compositor del conde Ferdinand Maximilian von Morzin.
En 1761 dio el paso más significativo de su vida: ingresó en el servicio de la familia Esterhazy, con el cargo de vicekapellmeister.
El príncipe Paul Esterhazy era el jefe de la más importante y acaudalada familia de Hungría, y un hombre amante del arte y de la música. Su castillo tenía 200 habitaciones para huéspedes y también había parques y teatros. Haydn dio ese paso y se felicitó de su buena fortuna. Pero estuvo un solo año al servicio del príncipe. Éste falleció en 1762, y lo sucedió el príncipe Nicolás “el magnífico”. Muy pronto Nicolás construyó otro castillo y lo denominó Esterhaza; terminado en 1766 fue el palacio europeo más grande después de Versalles.
Haydn tenía que trabajar mucho: dirigir la orquesta, componer música, cumplir funciones de bibliotecario, afrontar todos los deberes administrativos relacionados con la música, incorporar y despedir personal, ser copista…
Nicolás y Haydn se llevaban muy bien: “Mi príncipe siempre estaba satisfecho con mi trabajo, siempre contaba con su aprobación constante. Estaba separado del mundo, nadie venía a confundirme o a atormentarme”.
En Esterhaza, Haydn dirigía una orquesta compuesta por veinte a veintitrés músicos; era una magnitud considerable para la época, pocas orquestas en Europa resultaban más numerosas. Asimismo, suministraba música para dos conciertos semanales (los martes y sábados de 2 a 4 de la tarde). También estaba a cargo de las representaciones de ópera y compuso muchas obras operísticas para el teatro de Esterhaza. Solamente en 1786 se ofrecieron diecisiete óperas con un total de 125 representaciones (durante el periodo de 1780 a 1790 Haydn dirigió 1026 representaciones de óperas).
El encuentro con Mozart, que entonces tenía veinticinco años, en 1781, representó un gran estímulo para su desarrollo. Los dos genios se profesaban recíproca admiración. Por la época de su encuentro con Mozart, Haydn era uno de los compositores más famosos de Europa… todos los países admiraban su música; de todas las capitales de la música llegaban invitaciones solicitando su presencia, pero Haydn se aferraba firmemente a Esterhaza.
Pero en 1790 falleció Nicolás, y su sucesor Antón, que no estaba muy interesado en la música, despidió a la orquesta y Haydn aceptó el ofrecimiento de ir a Inglaterra.
J. Peter Salomon (violinista y empresario instalado en Londres) viajó con el fin de entusiasmar al compositor europeo más famoso; todo lo que Haydn tenía que hacer era ir a Inglaterra, componer música, realizar algunas apariciones personales y regresar rico a Viena.
Haydn llegó a Londres  el 1 de enero de 1791 y permaneció allí dieciocho meses. En ninguna capital europea se hacía tanta música como en Londres, y la llegada de Haydn suscitó mucho interés.
Su primer concierto fue el 11 de marzo de 1791; dirigió una orquesta de cuarenta músicos desde el piano. Fue el grupo más numeroso que dirigió y el hecho le conmovió; el éxito fue tremendo, y la reacción del Morning Chronicle fue típica: “Quizá nunca ha habido un regalo musical como éste”.
Cuando retornó a Viena, se encontró con un nuevo Esterhazy: el príncipe Antón había fallecido, y Nicolás II, el nuevo jefe de la familia, deseaba reorganizar la orquesta, con el propósito de utilizarla sobre todo en los servicios religiosos.
Haydn volvió a aceptar hacerse cargo de la situación y compuso una serie de grandes misas.
Precisamente durante estos años compuso el Himno Nacional Austríaco. Haydn se había sentido impresionado por la dignidad y elegancia del God Save the King (Dios salve al rey) y consideró que Austria debía contar con una obra equivalente. Se examinó el asunto en la corte y el canciller encargó que se escribiese un texto patriótico para que Haydn le pusiera música. El 12 de febrero de 1797 fue cantado en todos los teatros de Viena y provincias.
En 1802 se relevó a Haydn de sus obligaciones oficiales.
Vivió tranquilamente en Viena; la enfermedad agobió los últimos años de su vida, y Haydn que nuca se había quejado de nada, que nunca había padecido una dolencia grave, se vio confinado en su casa. El reumatismo le hinchaba las piernas, y por eso sufría al caminar.
Murió el 31 de mayo de 1809.
Fue uno de los compositores más prolíficos de la historia: las nóminas incluyen 104 sinfonías, 83 cuartetos de cuerda, 52 sonatas para piano, infinitud de conciertos, un gran caudal de diferentes piezas para música de cámara, un elevado número de obras corales, 23 óperas, 4 oratorios e innumerables misas.
No existió una sola forma de la música que no mereciese la atención del gran FRANZ JOSEPH HAYDN.


Armida, obertura, Hob.XXVIII/12


Concierto para oboe en Do mayor, Hob.VIIg/C1




Sinfonía núm. 93 en Re mayor, Hob. I/93



HASTA PRONTO.-

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