domingo, 19 de mayo de 2013

MÚSICA DE CÁMARA JAVIER PERIANES Y SOLISTAS DE LA O.C.G. AUDITORIO MANUEL DE FALLA MARTES 21 MAYO 2013


Solistas de la O.C.G.
Friedemann Breuninger violín
Hanna Nisonen
viola
Kathleen Balfe
violoncello
Frano Kakarigi
contrabajo
Eduardo Martínez
oboe
José Luis Estellés
clarinete
Joaquín Osca
fagot
Óscar Sala trompa



Ludwig van Beethoven 1770-1827.-


 Quinteto para Piano y Viento, Op. 16.

I. Grave -- Allegro, ma non troppo.
II. Andante cantabile.
III. Rondo. Allegro, ma non troppo.

Intérpretes:
James Levine, piano
junto con los miembros del "Ensemble Wien-Berlin":
Hansjörg Schellenberger, oboe
Karl Leister, clarinete
Günter Högner, trompa
Milan Turković, fagot

Escrito a mediados de la década de 1790, cuando Beethoven aún trabajaba a la sombra de Mozart y Haydn, el Quinteto para Piano y Viento muestra la fuerte influencia de ambos compositores más maduros, al igual que los seis cuartetos de cuerda del Opus 18, que estaba componiendo en esa misma época. A pesar de todo, Beethoven ya estaba empezando a afirmar su propia personalidad aquí a través de un violento contraste ocasional en la dinámica. La escritura para los instrumentos de viento recuerda enormemente las serenatas para instrumentos de madera de viento de Mozart, pero el, a veces, ruidoso y siempre enérgico estilo del piano anticipa las últimas obras para teclado de Beethoven. Y a diferencia de Mozart, Beethoven ajusta el piano en oposición al bloque de instrumentos de viento. Él también hizo una versión sustituta para cuarteto de cuerda con el mismo número de opus, reemplazando los instrumentos de viento con violín, viola y violoncelo.

El primer movimiento comienza con una introducción apacible, marcado "Grave"; es como una llamada de caza distante de los vientos respondida líricamente por el piano, entonces se acerca más y más (y más alto). El piano se hace cargo del material principal del movimiento, "Allegro ma non troppo", se pone en marcha. Comienza con una vieja melodía encantadora inmediatamente repetida por los instrumentos de viento y después utilizada como la base para un pasaje rápido de itinerario de teclado en el piano. Hay una melodía rústica tipo danza y finalmente, el teclado introduce un tercer tema, más plácido pero rítmicamente decisivo, pronto gritado por los vientos. Beethoven presenta estos temas mediante un desarrollo estándar de la forma sonata, pero cuando llega el momento de la recapitulación, el bromista Beethoven trae de nuevo los temas en la tonalidad "errónea", de acuerdo con la fórmula clásica.

El segundo movimiento, "Andante cantabile", equilibra lirismo con el contrapunto. Es un rondó, con el tema principal sereno, cada vez más ornado en sus apariciones segunda y tercera. El primer episodio contrastante es un diálogo entre oboe y fagot, respondido por figuras canónicas de los otros vientos. El segundo episodio contrastante incluye un solo de trompa en tonalidad menor. El retorno final al tema principal, sin embargo, se vuelve florido, finalizando con pasajes tranquilos de escala en movimiento contrario.

El final, "Allegro ma non troppo", es también un rondó, pero que desarrolla el material temático primario - otra melodía de caza, suavemente evocada primero por el piano - casi tan completamente como en un formato de sonata-allegro. El primer episodio contrastante es todo arpegios, primero en el piano y después en el viento, elementos que volverán durante el resto del movimiento. De hecho, la obra termina con una serie de arpegios rústicos alegres y llamadas de caza. ~ James Reel, Rovi



Ludwig van Beethoven 1770-1827.-


El Septeto en mi bemol mayor, Opus 20

1. Adagio, Allegro con brio
2. Adagio cantabile
3. Tempo di Minuetto
4. Tema con variazioni: Andante
5. Scherzo: Allegro molto e vivace
6. Andante con moto alla marcia, Presto

El diseño general se asemeja a una serenata, pero Beethoven expande la forma por la adición de las introducciones importantes para los primeros y últimos movimientos. El tema principal del tercer movimiento ya había sido utilizado en la Beethoven Piano Sonata, (Op. 49 N º 2), que fue un trabajo anterior a pesar de su número de opus superior. El final cuenta con una cadencia violín. El Septeto fue una de las obras más exitosas y populares de Beethoven y se distribuyó en muchas ediciones y arreglos para diferentes fuerzas. En alrededor de 1803 el propio Beethoven organizó el trabajo como Trío para clarinete (o violín), cello y piano, y esta versión fue publicada como su op. 38 en 1805.


Enlace

https://www.youtube.com/playlist?list=PL9F6C4DB70D119353


Hasta pronto.-




sábado, 11 de mayo de 2013

INTEGRAL CONCIERTOS PARA PIANO Y ORQUESTA LUDWIG VAN BEETHOVEN ORQUESTA CIUDAD DE GRANADA 17 y 24 DE MAYO 2013 EN EL AUDITORIO MANUEL DE FALLA


 
Poder disfrutar de la lectura completa de los conciertos para piano de Beethoven (1770-1827) en un espacio tan breve de tiempo es un privilegio. La opción que nos brinda la presente temporada de la Orquesta Ciudad de Granada nos permite conocer en profundidad una época, no sólo la música de un autor, sino la realidad vienesa entre 1798 y 1811, narrada por uno de los personajes principales de su sociedad, Ludwig van Beethoven.
Javier Perianes piano
MANUEL HERNÁNDEZ SILVA director




Concierto para piano y orquesta Nº 1 en Do mayor, Opus 15
1. Allegro con brio (01'19'' - 16'50'')
2. Largo (17'10'' - 29'06'')
3. Rondo: Allegro scherzando (29'13'' - 38'13'')
Staatskapelle Berlin,
Daniel Barenboim, piano y director.

Concierto para piano y orquesta Nº 2 en en Si ♭ mayor, Opus 19
1. Allegro con brio (40'13'' - 54'46'')
2. Adagio (55'07'' - 1,04'23'')
3. Rondo: Molto allegro (1,04'37'' - 1,10'46'')
Staatskapelle Berlin,
Daniel Barenboim, piano y director.

Concierto para piano y orquesta Nº 3 en do menor, Opus 37
1. Allegro con brio (1,13'27'' ~ )
2. Largo (1,31'35'' - 1,41'25'')
3. Rondó: molto allegro (1,41'45'' ~ )
Staatskapelle Berlin,
Daniel Barenboim, piano y director.


El primer concierto (Opus 15) es en realidad el segundo que compuso ya que el catálogo (confuso en donde los haya) de las obras de Beethoven lo coloca en primer lugar ya que lo publicó antes que el primero, que se conoce hoy en día como el Concierto para Piano Nº 2 Opus 19. En estos conciertos escritos en 1795, Beethoven intenta ser un compositor clásico como Mozart pero busca mientras su propio estilo que encontraría en el Concierto para Piano Nº 3, de 1800.
Como el Concierto para Piano Nº 2, el Concierto en Do mayor refleja la asimilación por parte de Beethoven de los estilos de Mozart y Haydn, mientras que sus cambios armónicos abruptos demuestran la personalidad única de Beethoven.
Beethoven comenzó a escribir este concierto en 1796 y lo acabó el año siguiente. El estreno fue en Praga en 1798, con el mismo compositor al piano.
Cada concierto de Beethoven es distinto y desarrolla una escritura pianística de gran virtuosismo (él mismo fue un gran virtuoso en su juventud). Quizá el más famoso sea el Concierto para Piano Nº 5 ("Emperador"), de 1809, en donde el virtuosismo y el sinfonismo se combinan a la perfección. Es una composición épica que tiene un originalísimo arranque y soberbias cadencias. El origen del sobrenombre de este concierto no se lo puso el propio compositor sino que se lo asignaron los primeros asistentes como público, dada la grandeza y majestuosidad de la obra.
El Concierto para piano y orquesta N° 3 en do menor, opus 37, de Ludwig van Beethoven (1770-1827) fue compuesto en 1800, y estrenado el 5 de abril de 1803 con el compositor como solista. El concierto está dedicado al príncipe Luis Fernando de Prusia (1772-1806).
El primer y segundo conciertos para piano destacan por su concepción alegre, mientras que el Concierto para Piano Nº 3, de 1801, de tono serio, es de una amplitud y calidad incomparables. Por su parte, el Concierto para Piano Nº 4, Op. 58, de 1808, apuesta por la profundidad lírica y fue considerado por la Allgemeine musikalische Zeitung de mayo de 1809 como el "mejor concierto para instrumento solo jamás compuesto".




Ludwig van Beethoven (1770 - 1827)
Concierto para piano y orquesta Nº 4 en Sol mayor, Opus 58
1. Allegro moderato
2. Andante con moto (21' 00"~)
3. Rondo: Vivace (26' 12'' ~)
Staatskapelle Berlin,
Daniel Barenboim, piano y director
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Ludwig van Beethoven (1770 - 1827)
Concierto para piano y orquesta Nº 5 en Mi ♭ mayor, Opus 73
1. Allegro (39'~)
2. Adagio un poco mosso (1, 00' 14"~)
3. Rondo: Allegro ma non troppo (1, 08' 20"~)
Staatskapelle Berlin,
Daniel Barenboim, piano y director

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El Concierto para piano y orquesta N° 4 en Sol mayor, Opus 58, de Ludwig van Beethoven fue compuesto entre 1805 y 1806; de él no existen copias autógrafas.
La obra está escrita para un piano solo y una orquesta que contiene: 1 flauta, 2 oboes, 2 clarinetes, 2 fagots, 2 cornos, 2 trompetas, timbales y cuerdas.
El cuarto concierto fue estrenado por Beethoven como solista en un concierto privado dado en marzo de 1807 en el palacio de su patrón, el príncipe Lobkowitz. Sin embargo, el estreno público no fue hasta el 22 de diciembre de 1808 en el Theater an der Wien de Viena de nuevo con Beethoven al piano. Este fue parte de un concierto "maratón" que fue la última aparición pública de Beethoven como solista con orquesta, y además también fue el estreno de su Fantasía para piano, orquesta y coro, Opus 80, Quinta y Sexta sinfonías. También se representaron el aria Ah, pérfido! y tres movimientos de la Misa latina en sol bemol Op. 86. Beethoven dedicó el concierto a su amigo, alumno y patrón el Archiduque Rudolf de Austria. Un comentario en el Allgemeine Musikalische Zeitung de mayo de 1809 dice que "[este concierto] es el más admirable, singular, artístico y complejo concierto que Beethoven haya escrito". Empero, después de su estreno la obra fue olvidada hasta 1836, cuando fue reflotada por Félix Mendelssohn.
El primer movimiento comienza con un solo de piano, que toca acordes simples en la tónica principal antes de modular a la dominante. Sorprendentemente, la orquesta entra entonces en Si mayor, lo que crea un cambio a un acorde de tercera que se revela en sí como un motivo del primer movimiento.
Franz Liszt caracterizó el segundo movimiento como un diálogo entre el piano (Orfeo) y las Furias, representada por las cuerdas al unísono. Su quieto final en Mi menor se enlaza sin pausa con los acordes de Do mayor que comienzan el finale.
El tercer movimiento es un Rondo con un tema muy rítmico, diferente en su carácter de aquél del primer movimiento, más en tono de diálogo y calmado.
Emil Ludwig, el más importante biógrafo de Beethoven, lo considera también el "más perfecto concierto para solo instrumento jamás compuesto".
(Fuente: Wikipedia)
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El Concierto para piano Nº 5 en Mi ♭ mayor, Opus 73, conocido popularmente como Emperador, fue el último concierto para piano del compositor Ludwig van Beethoven. Fue escrito entre 1809 y 1811 en Viena y está dedicado a Rodolfo de Austria, protector y pupilo de Beethoven. Fue estrenado el 28 de noviembre de 1811 en la Gewandhaus de Leipzig. En 1812 Carl Czerny, alumno del compositor, estrenó la obra en Viena.
El concierto está orquestado para piano, 2 flautas, 2 oboes, 2 clarinetes en si bemol, 2 fagotes, 2 trompas, 2 trompetas, timbales en mi bemol y si bemol, y cuerdas.
El concierto tiene una duración aproximada de cuarenta minutos, y como todos los conciertos para piano de Beethoven, el primer movimiento es particularmente largo, de aproximadamente veinte minutos de duración.
Este está escrito siguiendo la forma sonata, con tres temas, y se inicia con una particular introducción. Los dos primeros temas son introducidos por la orquesta en la exposición, pero al final de la segunda exposición el piano presenta un virtuoso y triunfante tercer tema. Beethoven usará este recurso en más conciertos. La coda del movimiento es particularmente larga y compleja.
En la introducción la orquesta ejecuta tres acordes, seguidos cada uno de ellos por una pequeña cadenza, de naturaleza improvisatoria pero escrita en la partitura. Esto hace que sea particularmente larga, algo que anuncia obras románticas futuras como el Concierto para violín de Mendelssohn o el Concierto para piano Nº 1 de Chaikovski.
El segundo movimiento posee un gran lirismo, y es sin duda el más conocido de los tres movimientos. El tema es introducido por la orquesta, a lo que sigue la exposición pianística. El tema se repite en tres ocasiones con distintas variaciones. La coda termina introduciendo, lentamente, el tema principal del tercer movimiento.
Este sigue ininterrumpidamente al segundo y es un típico rondó italiano, de la forma (ABACABA). El tema principal es interpretado por el piano y luego respondido por la orquesta. Escalas en el piano introducen el segundo tema, que también es respondido por la orquesta. En la sección C, mucho más larga, se presenta el tema A en tres tonalidades diferentes.
(Fuente: Wikipedia)




Enlace a un  poderoso, conmovedor y preciso documental dramatizado basado en la vida de Ludwig van Beethoven (1770-1827). The genius of Beethoven_subtítulos en español.  "BBC -

http://www.youtube.com/redirect?q=https%3A%2F%2Fwww.youtube.com%2Fview_play_list%3Fp%3DE751A6DBE6F4C32E&session_token=4JU8H5Pehyqbc_3rEWnPb7eTS5B8MTM2ODU3MDIwM0AxMzY4NDgzODAz
 

Se muestra, para mi, un nuevo Beethoven, por medio de la página de Jesus Calvo Diaz, titulada "Beethoven, pasión por la vida", y de su blog, "El músico de Bonn", visitar el enlace, http://www.jesuscalvodiaz.es/


Hasta pronto.-

sábado, 4 de mayo de 2013

LA ATLÁNTIDA MANUEL DE FALLA OBRA TERMINADA POR ERNESTO HALFFTER




 Fuente: Falla de José Luis García del Busto.

La Atlántida
Don Manuel de Falla dejó en los coros de Atlántida un resumen cimero de sus inquietudes y de su sensibilidad musicales, de su profunda creatividad. Es el testamento musical de un artista que se comprometió severamente consigo mismo para hacer llegar a los demás un mensaje de belleza, cumpliendo lo que él vivió íntimamente como un encargo de la divina providencia.

La Atlántida existía dentro de mí desde los años de la infancia. En Cádiz, mi ciudad natal, se me ofrecía el Atlántico a través de las columnas de Hércules y mi imaginación volaba hacia el más bello jardín de las Hespérides»... Esto manifestaba Falla en 1927, poco después de haber concebido la idea de la obra que le iba a ocupar, hasta la obsesión, durante los veinte últimos años de su vida. En el ambicioso proyecto había muchas, muchas cosas: en el tema atlántico podían fundirse lo mitológico (la ciudad sumergida), lo histórico (Colón y el Descubrimiento) y lo religioso. Este último concepto era, naturalmente, esencial para don Manuel: de hecho, en la obra Colón es visto como portador de la fe católica, como estandarte de la evangelización.
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Para Falla su Atlántida era también la oportunidad de sumergirse en la cultura catalana (texto de Verdaguer, sugerencias plásticas de José M. Sert en la entraña del proyecto). La Atlántida de mosén Jacinto Verdaguer constituiría, naturalmente, la base para el libreto de su obra. Pero tal libreto -como en el caso del Retablo- dista mucho de ser una mera selección de una parte de la obra base: Falla trabajó mucho en ello y tomó también versos del Colón del mismo Verdaguer y de una «profecía» de Séneca, y elaboró el de la magnífica «Salve» a partir de textos medievales; por lo demás, algún fragmento compuesto por Falla quedó sin texto atribuido y, así, a sugerencia de Pemán, fue José M. de Sagarra quien escribió el del “Hymnus hispanicus”.
 Muy arduas fueron para Falla tanto la elaboración del libreto como la concepción «escénica» de la obra, hasta el punto de que sus dudas no dejaron de repercutir en la desesperante lentitud con que Atlántida avanzaba. Otros motivos más «físicos» se traducían en lo mismo: los continuos achaques en estos años de salud muy debilitada, la falta de paz espiritual sin la cual le resultaba muy problemático concentrarse en el trabajo (los acontecimientos que acabaron en la guerra civil, la propia guerra, la vivencia del exilio -que no por ser voluntario dejaba de ser traumático-, las preocupaciones económicas), sus propios tics personales (como el inusitado tiempo que le ocupaba su higiene personal o el mantenimiento de abundantísima correspondencia, cosa que le parecía insoslayable)... Texto y música quedaron incompletos y, en cuanto a la concepción escénica, ésta no sólo nunca estuvo perfilada sino que, tras la muerte de Sert (1945), Falla pasó a referirse habitualmente a su obra como oratorio, aunque la «ficha técnica» hable de «Cantata escénica en un Prólogo y tres partes».

Al morir Falla, el intrincado cúmulo de sus papeles reveló que Atlántida estaba así: prólogo prácticamente ultimado; primera parte prácticamente completa en lo vocal, pero muy deficitaria en cuanto a orquestación; segunda parte muy incompleta, sin un esquema de sus intenciones y, para más complicación, con varios pasajes para los que había escritas distintas opciones musicales; tercera parte muy avanzada, con la parte vocal totalmente escrita y pasajes también orquestados, mientras otros sólo ofrecían apuntes sobre la instrumentación o ésta faltaba por completo.

Dos opciones se abrían tras la muerte del maestro: intentar poner en pie, tal y como habían quedado, los pasajes calificables como «terminados», o bien aprovechar todo el material legado por Falla y encomendar a su dilecto discípulo Ernesto Halffter su organización, engarce y acabamiento. Los herederos del compositor y los editores (Ricordi) optaron por esta última. De este modo, tras el esforzado y problemático trabajo de don Manuel, Halffter emprendió el suyo, arduo, dubitativo, lento y emocionadamente entregado.
El primer conocimiento sonoro que pudo tenerse de Atlántida se dio en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona, los días 24 y 26 de noviembre de 1961, con Victoria de los Ángeles, Raimundo Torres y, dirigiendo, el admirable Eduardo Toldrá, a quien la muerte esperaba a la vuelta de la esquina. Los mismos intérpretes repitieron esta primera versión de concierto en el Teatro Falla de Cádiz, el día 30. La primera versión representada tendría lugar en el Teatro alla Scala de Milán, el 18 de junio de 1962. De nuevo en versión de concierto pudo escucharse, durante 1962, en San Jerónimo de Granada, el Usher Hall de Edimburgo, la Plaza Porticada de Santander, el Victoria Eugenia de San Sebastián, el Philharmonic Hall de Nueva York, la Deutsche Oper de Berlín y en el Palacio de la Música y el Monumental de Madrid. Poco después (3 de mayo de 1963), en el Colón de Buenos Aires.

La Atlántida volvió inmediatamente a la mesa de trabajo de Ernesto Halffter. La experiencia de las audiciones y el ansia perfeccionista heredada del maestro le llevaron a reelaborar la partitura que, como «versión definitiva», se reestreno solemnemente el 9 de septiembre de 1976, en la Kunsthaus de Lucerna. Aún con algún retoque final, esta Atlántida se presentó en el Teatro Real de Madrid el 20 de mayo de mayo 1977.

Falla, después de haber ensayado en el catalán de Verdaguer con la Balada de Mallorca y de haberse impregnado de la mejor polifonía española reescribiendo música de Victoria, dejó en los coros de Atlántida un resumen cimero de sus inquietudes y de su sensibilidad musicales, de su profunda creatividad. Es el testamento musical de un artista que se comprometamente consigEEaaao mismo para hacer llegar a los demás un mensaje de belleza, cumpliendo lo que él vivió íntimamente como un encargo de la divina providencia.
https://www.youtube.com/watch?v=in9cS3-5tPc&list=PLBDB08E6466FC4B52

Hasta pronto.-