viernes 4 octubre 2019 /A1
Auditorio Manuel de Falla, 20:30 horas
Auditorio Manuel de Falla, 20:30 horas
CAPRICHO RUSO
Nicolai RIMSKI-KORSAKOV Capricho español, op. 34
Modest MUSSORGSKY Kovanshchina Preludio y danza
Piotr Ilitch CHAIKOVSKI Sinfonía núm. 5 en Mi menor, op. 64
Modest MUSSORGSKY Kovanshchina Preludio y danza
Piotr Ilitch CHAIKOVSKI Sinfonía núm. 5 en Mi menor, op. 64
En la música, el nacionalismo se refiere al uso de materiales o temas que son reconocibles como nacionales o regionales. Por ejemplo, el uso directo de la música folclorika, y el uso de melodías, ritmos y armonías inspirados por este tipo de música también incluye el uso del folclore como base conceptual, estética e ideológica de obras progamáticas u folclóricas.
El nacionalismo suele relacionarse con el románticismo músical de mediados del siglo XIX hasta mediados del siglo XX, pero hay ya evidencias del nacionalismo tanto a inicios como a finales del siglo XVIII. Históricamente, el nacionalismo musical del siglo XIX ha sido considerado como una reacción contra el «dominio» de la música romántica alemana.
Nikolái Rimski-Korsakov
(Nikolái Andréievich Rimski-Korsakov o Rimsky-Korsakov; Tichvin, 1844 - Lyubensk, 1908) Compositor y director de orquesta ruso. Entre 1856 y 1862 estudió en la Escuela de Marina de San Petersburgo, a la vez que se formaba musicalmente. En 1859 comenzó a estudiar piano con F. A. Canille, quien le animó a componer y le presentó a Mily Balakirev y Cesar Cui. Junto con estos dos, además de con Borodin y Mussorgsky, formaba el grupo de innovadores de los Cinco.
En 1871, cuando aún era oficial de la marina, fue nombrado profesor en el Conservatorio de San Petersburgo, función que ejerció hasta su muerte. Los acontecimientos políticos de 1905 provocaron que fuese suspendido provisionalmente como profesor al haberse opuesto a las medidas disciplinarias tomadas contra los estudiantes del Conservatorio. Abandonó el servicio en la marina en 1873, siendo entonces designado inspector de las orquestas militares de la tropa, puesto que mantuvo hasta 1884. Se dedicó entonces plenamente a la música.
Fue director de orquesta en los conciertos de la Escuela gratuita de música (1874-1881) y subdirector de la Capilla Imperial de 1883 a 1893. A partir de 1886 dirigió también los conciertos sinfónicos rusos creados por Beliaiev. Desde principios de la década de los 90 hasta los primeros años del siglo XX atravesó un período de gran creatividad, dedicado principalmente a la ópera.
Rimski-Korsakov fue el miembro mejor preparado desde el punto de vista técnico del grupo de los Cinco, aunque, como en los casos de sus compañeros Balakirev, Borodin, Cui y Mussorgsky, su dedicación a la música no fuera en sus inicios profesional. Como los demás músicos de su generación, buscaba plasmar en sus óperas un carácter más auténticamente ruso en los temas y la música que sus predecesores. Partió de personajes de la poesía popular, de viejos cuentos, de ritos eslavos, de temas legendarios fantásticos y del romanticismo de Oriente, y trató la ópera con gran variedad de estilos y riqueza musical. Pero también se ocupó de temas en los que la tendencia política se manifiesta claramente, como en El gallo de oro (1906-1907).
Maestro de la orquestación, Nikolái Rimski-Korsakov ocupa un lugar destacado en la música sinfónica de finales del siglo XIX, llegando su influencia hasta Debussy y Ravel. En sus composiciones utilizó tanto modos antiguos de la iglesia como modos poco frecuentes con intervalos aumentados y disminuidos. Escribió, entre otras muchas piezas, tres Sinfonías (1865-1884), Sinfonietta sobre temas rusos (1884), Capricho español (1887) y Sheherezade (1888). Finalizó y reinstrumentó algunas obras de Mussorgsky (La Khovantchina y Boris Gudonov, entre otras), de Borodin (El príncipe Igor), de Dargomijsky (El Convidado de piedra) y preparó numerosas partituras de Glinka para su edición. Entre sus óperas se encuentran títulos como Mlada (1889-1890), Noche de Navidad (1894-1895), Sadko (1895-1896) y Leyenda de la ciudad invisible de Kitej y de la virgen Fevronia (1903-1905).
Capricho español, Op. 34, de Rimsky-Korsakov
La música de España re-inventada por un ruso
Por María Encina Cortizo
La visita que el joven cadete Nikolái Rimski-Kórsakov hace a España entre 1864 y 1865, dentro de un crucero por el Mediterráneo del buque-escuela de la Marina rusa, dejará una huella indeleble en su alma, como le había sucedido años antes al iniciador de la escuela nacionalista rusa, Mihail Glinka, que vivirá un tiempo en nuestro país, en concreto en la ciudad de Granada. Pero no será hasta más de veinte años después cuando ese recuerdo se materialice en una partitura, su Capricho español [o Capricho sobre temas españoles, que es su título original en ruso], Op. 34. El mismo compositor relata en sus memorias el proceso compositivo:
“Habíamos pasado el verano de 1887 en una propiedad situada al borde de un lago, en el distrito de Louga. Durante todos estos meses de vacaciones, había trabajado con celo en la orquestación de El Príncipe Igor, y había avanzado mucho, aunque durante un tiempo lo había interrumpido para escribir el Capricho español, compuesto sobre los bocetos de la fantasía para violín que había proyectado. Según mis cálculos, el Capricho debía brillar por la virtuosidad orquestal, y pude convencerme al poco tiempo de que había conseguido llevar a cabo bastante bien mis propósitos”.
[Ma vie musicale, París, 1914]
Rimsky había decidido aquel verano de 1887, convertir en una brillante obra orquestal el material musical que conservaba de un antiguo proyecto, la composición de un concierto para violín y orquesta sobre temas populares españoles que fuera capaz de competir con la Symphonie espagnole para violín y orquesta (1873) que el compositor francés Édouard Lalo había dedicado a su amigo el violinista navarro Pablo Sarasate. Meses más tarde, en San Petersburgo, dentro de la temporada de Conciertos Sinfónicos Rusos creados por Beliaiev que Rimsky dirigía desde 1886, el compositor estrenó bajo su batuta el 31 de octubre el Capricho Español, y sucedió, según él mismo recuerda años después, que “desde el primer ensayo, y apenas se concluyó su primera sección, toda la orquesta se puso a aplaudir. La misma reacción fue reservada al resto de secciones de la obra. Yo mismo propuse a la orquesta la idea de dedicarles esta obra y mi proposición fue aceptada con placer. De hecho, el Capricho se ejecutó con dominio y con una brillante sonoridad, y tuvo que ser repetida a pesar de su longitud.” [Ma vie musicale, París, 1914]
La obra presenta una estructura libre, articulada en cinco movimientos que se agrupan en tres grandes secciones: I, II y III [Alborada, Variaciones y Alborada]; IV. Escena y canto gitano; y V. Fandango asturiano. Para todos los movimientos, Rimsky parte de material folklórico del cancionero de José Inzenga (1828-1891) Ecos de España, colección de cantos y bailes populares de España, publicado entre 1873 y 1874; esta obra es la primera recopilación que tiene lugar en nuestro país siguiendo las modas europeas de comienzos del siglo XIX, de búsqueda del Volksgeist como verdadero elán inspirador de la música nacional. En su biografía [Ma vie musicale, 1914], el propio compositor afirma cómo “los temas españoles de un carácter principalmente de danza, me han surtido de una rica materia para diversos efectos orquestales. En suma, el Capricho tiene incontestablemente un carácter extrovertido, y presenta una forma animada y brillante”, pero no revela su fuente, no habla de Inzenga. Son muchas las teorías que han surgido en torno al encuentro del compositor ruso con los temas de Inzenga; algunas, todavía hoy sin fundamento científico, sostienen que fue en su periplo con el yate imperial ruso Livadia, cuando tras sufrir una perforación en un pequeño compartimiento de proa que se inundó tras un furioso temporal de sudoeste a su salida de Brest, la embarcación recala en el puerto gallego de El Ferrol (La Coruña) para ser reparada, y permanece allí varios meses, contando entre su tripulación al propio Rimsky-Korsakov. Quizá fue entonces, en torno a 1880, cuando el músico pudo hacerse con el cancionero de Inzenga, aunque no hay ninguna prueba de ello. Otras teorías afirman que fue en Cádiz donde Rimsky entró en contacto con la cultura española en sus años al servicio de la marina rusa, y donde quizá pudo hacerse con el material de Inzenga, pero en realidad carecemos de datos objetivos para poder aseverar cualquiera de estas hipótesis con la solvencia que impone el trabajo científico. Sí podemos afirmar que ya en 1958, a través de un artículo de la musicóloga E. Gordeieva en el número de junio de la revista Sovietskaia Muzika, se hacía público en el ámbito científico el préstamo que Rimsky había tomado de Inzenga.
Los números I, II y III del Capricho Español se presentan como un único bloque seccional, sin solución de continuidad, a la manera de una estructura bipartita con repetición [ABA], en la que A presenta el material festivo y alegre de una Alborada, mientras que B desarrolla un tema expuesto en las trompas con sus cinco variaciones. La repetición de A, en diferente tonalidad y nuevo timbre orquestal cierra esta sección inicial del Capricho. Para la secciones I y III Rimsky recurre al tema de una Alborada asturiana para gaita y tambor, recogida por Inzenga; mientras que para el tema con variaciones de la sección II, emplea una antigua Danza prima también asturiana, “¡Válgame Señor San Pedro / nuestra Señora me valga!”, de color nostálgico, sobre el que se desarrollan las cinco variaciones.
El cuarto movimiento –que en realidad percibimos estructuralmente como un segundo movimiento real– comprende cinco partes, otorgando cada una de ellas a un solista diferente: las trompas y trompetas, el violín solista, la flauta, el clarinete y el arpa. Los solistas interpretan la melodía sobre un fondo rítmico a cargo de diversos instrumentos de percusión, y desarrollan complejos arabescos ad libitum, que el compositor define como cadenze. Además, los violines, violas y violonchelos tienen que imitar a la guitarra característica del canto andaluz, tal y como indica la partitura, quasi quitara. También para este movimiento escogió Rimsky material de Inzenga, en este caso del Canto gitano “Permita la Virgen…”, característica de Andalucía, y que aparece recogido en el mismo Tomo I del cancionero ya citado.
La obra concluye con el V movimiento o Fandango asturiano, que procede de una pieza para gaita y tambor de Asturias que también recoge Inzenga en su cancionero. El compositor recurre a la repetición del motivo inicial de la Alborada para concluir de forma circular.
Rimsky es uno de los mejores orquestadores de la historia de la música, habiendo escrito un tratado de instrumentación de referencia –publicado póstumamente en 1922– e influyendo en compositores de generaciones posteriores, caso de Debussy o Ravel. El Capricho Español es un ejemplo perfecto de las capacidades orquestales de su autor; sin embargo el mismo compositor afirma cómo para él, más que un ejemplo de orquestación perfecta, “es en realidad una brillante composición para orquesta. La sucesión de timbres, la feliz sucesión de melodías y arabescos otorgados a las diversas familias instrumentales, las pequeñas cadencias de virtuosidad para los instrumentos a solo, el ritmo de los instrumentos de percusión, etc. constituyen el fondo mismo de la pieza, y no su adorno, que en realidad es su orquestación”.
Modest Mussorgsky
(Modest Petrovich Musorgski o Mussorgsky; Karevo, Rusia, 1839 - San Petersburgo, 1881) Compositor ruso. La escuela musical nacionalista rusa tuvo en los miembros del denominado Grupo de los Cinco a sus máximos exponentes. De ellos, el que mejor supo reflejar el alma del pueblo ruso, a pesar de las profundas carencias de su preparación técnica, fue Modest Mussorgsky. Músico de formación autodidacta, muchas de sus obras quedaron inacabadas por falta de conocimiento del oficio de compositor, pero a pesar de ello revelan un talento y una originalidad que ejercerían una profunda influencia en autores posteriores como Debussy, Ravel o Shostakovich.
Hijo de un terrateniente, la infancia de Mussorgsky transcurrió en el medio rural, en contacto con la realidad del campesinado ruso que tan certeramente supo retratar en sus óperas. Destinado por su familia a seguir la carrera militar, en 1857 entró en contacto, en San Petersburgo, con el crítico Vladimir Stasov y los compositores Mili Balakirev, Alexander Borodin, Cesar Cui y Rimski-Korsakov, con quienes formaría el Grupo de los Cinco.
Arruinada su familia, Mussorgsky dejó el ejército para iniciar, desde 1869 hasta su muerte, una discontinua carrera como funcionario. De 1868 data una ópera inacabada, El matrimonio, seguida poco después de su obra maestra operística, Boris Godunov, compuesta entre 1868 y 1869, y revisada y ampliada en diversas ocasiones. Acogida con notable éxito en su estreno en 1874, en ella el autor hace del pueblo ruso el verdadero protagonista del drama.
Epiléptico y alcohólico, Mussorgsky falleció prematuramente sin poder acabar una nueva ópera, Jovanchina, culminada por Rimski-Korsakov, quien se encargó también de revisar algunas de sus obras más importantes, como Boris Godunov, con el propósito de darles una forma más convencional y académica. El ciclo vocal Canciones y danzas de la muerte (1877), la suite pianística Cuadros de una exposición (1874) y la pieza orquestal Una noche en el Monte Pelado (1867) son otros títulos destacados de su producción música.
PRELUDIO A KHOVANSHCHINA (AMANECER SOBRE EL RÍO MOSKVA)
Por Marianne Williams Tobias
En septiembre de 1874, Mussorgsky completó una partitura de piano para Dawn sobre el río Moskva. Estaba destinado a abrir su última ópera, Khovanschina (The Khovansky Affair), que quedó incompleta tras su muerte por intoxicación alcohólica el 28 de marzo de 1881.
El tema de la ópera fue la rebelión del príncipe Ivan Khovansky centrada contra la regente Sofía Alekseyevna (1682–1689) y las reformas de occidentalización instituidas por el zar Pedro el Grande e Iván IV. Rechoncho. La asertiva Sofía había entrado en la regencia después de que su hermano, el zar Feodor III, un líder débil y débil, muriera dejando los asuntos de sucesión en una sangrienta confusión política y familiar. Tuvo suerte de que el levantamiento de Moscú de 1682 apoyara su exitosa candidatura. En realidad, estaba bien entrenada en el gobierno, y muchos dijeron que Feodor hizo su apuesta durante su reinado. Fue apoyada en este ascenso por el partido Miloslavsky y sus propias fuerzas intrigantes para ganar el puesto. Inmediatamente nombró al Príncipe Vasily Galitzine (que se dice que fue su amante, a pesar de tener una esposa y una familia numerosa) para manejar los asuntos políticos.
Sofía duró siete años, la primera mujer en gobernar su país, se dice que gobernó de manera efectiva. Rusia, por ejemplo, se convirtió en el primer país "occidental" en firmar un acuerdo comercial con la China imperial. Sin embargo, fue juzgada por un tribunal especial, convocado por su medio hermano Peter, quien sospechaba que ella planeaba un golpe contra él para evitar su ascensión "legítima". En su opinión, sus muchos retratos con atuendos reales y su acuñación de monedas con su imagen en ellos significaba que ella estaba allí por mucho tiempo. El juicio fue la culminación de su paranoia, que incluyó no solo temores por su éxito político sino también su asesinato. Sofía fue arrestada, expulsada y confinada en reclusión a una celda en el Convento Novodevichy durante los seis años restantes de su vida. A los diecisiete años, Peter la sucedió y finalmente se proclamó Emperador en 1721.
El crítico musical Vladimir Stasov llamó la atención del compositor, que apreciaba la historia rusa como un tema operístico adecuado, y Mussorgsky estuvo de acuerdo, dedicándole el trabajo. Stasov señaló: "Me pareció que la lucha entre la antigua y la nueva Rusia, el paso de la primera del escenario y el nacimiento de la segunda, fue un terreno rico para el drama". Entre 1872 y 1880, Mussorgsky trabajó duro en el proyecto , escribió el libreto para su ópera de cuatro actos, duración de aproximadamente cinco horas, que nunca se realizó, nunca se completó y nunca se marcó para orquesta. Después de la muerte del compositor, Rimsky-Korsakov se hizo cargo, terminando la ópera (a su gusto) y anotando. El Preludio se estrenó en San Petersburgo el 21 de febrero de 1866. Shostakovich también dio un giro y completó la ópera en su propia versión en 1959.
Preludio a la acción El compositor me describió como "representando el amanecer sobre el río Moscú, las matinas en el gallo, la patrulla y el derribo de las cadenas (en las puertas de la ciudad)". Es corto pero muy efectivo. comienza con delicadeza y pronto emerge una hermosa melodía. Esto crece hasta que el oboe tiene la melodía contra las escalas ascendentes en los violines, se levanta el telón y no vemos el río Moscú sino la Plaza Roja. A medida que la música se vuelve más animada, vemos las cúpulas de las iglesias iluminadas por el sol naciente. Las campanas suenan para la misa temprana. Las campanas se apagan, y la música se disuelve como la niebla del río. "
La belleza atmosférica y la naturaleza gentil del Preludio contrastan con la feroz lucha política en Rusia. Al principio se proclama una melodía folklórica única y luego se la trata con pequeñas variaciones. Se distingue de las ardientes guerras gubernamentales; Para Mussorgsky, la Rusia real estaba en lo que él llamó la "tierra negra y no fertilizada de su pueblo" (Mark Rohr).
El vídeo tiene herramienta de traducción en español
La ouvertura de la ópera es preciosa
(Piotr Ilich Tchaikovsky o Chaikovski; Votkinsk, Rusia, 1840 - San Petersburgo, 1893) Compositor ruso. A pesar de ser contemporáneo estricto del Grupo de los Cinco, constituido por figuras de la talla de Borodin, Mussorgsky o Rimski-Korsakov, el estilo de Tchaikovsky no puede encasillarse dentro de los márgenes del nacionalismo imperante entonces en su Rusia natal. De carácter cosmopolita en lo que respecta a las influencias (entre ellas y en un lugar preponderante la del sinfonismo alemán, aunque no carente de elementos rusos), su música es ante todo profundamente expresiva y personal, reveladora de la personalidad del autor, compleja y atormentada.
A los años de su plácida infancia se remontan los primeros estudios teóricos y las primeras experiencias musicales, entre ellas la ópera Don Giovanni de Mozart, que dejó una huella imborrable en el ánimo del muchacho. Desde entonces se dedicó siempre al estudio del arte, aunque, por deseo de su padre, se matriculó en la facultad de derecho de San Petersburgo y, conseguido el título de leyes, aceptó un puesto en el Ministerio de Justicia, en el que, sin embargo, no permaneció mucho tiempo: en 1863 renunció al empleo para poder asistir al curso de composición que Anton Rubinstein impartía en el Conservatorio de San Petersburgo. Diplomado en 1865, fue designado al año siguiente para enseñar armonía en el Conservatorio de Moscú, donde desarrolló su actividad hasta 1877.
Los primeros pasos de Tchaikovsky en el mundo de la música no revelaron un especial talento ni para la interpretación ni para la creación. Sus primeras obras, como el poema sinfónico Fatum o la Sinfonía núm. 1 «Sueños de invierno», mostraban una personalidad poco definida. De inspiración fácil, gustaba del lirismo efusivo y espontáneo, abierto a inflexiones idílicas o elegíacas de una grata cantabilidad, lo que explica el éxito posterior de sus obras tanto en su patria como en el extranjero.
De finales de esta etapa data la primera de sus composiciones que gozó de aceptación, la obertura Romeo y Julieta (1869). Esta "obertura fantasía" rehúye todo pintoresquismo para centrarse en el destino de la pareja protagonista. Inspirada en el trágico devenir del Romeo y Julieta shakespeariano y dotada de una expresividad poco corriente, la partitura tuvo una larga gestación: a causa de los juicios críticos de Mily Balakirev, Tchaikovsky llegó a escribir tres versiones de la misma, la más interpretada de las cuales es la tercera, fechada en 1880.
La madurez
Gracias al sostén económico de una rica viuda, Nadejda von Meck (protectora también de Debussy y a la que, paradójicamente, nunca llegaría a conocer), Tchaikovsky pudo dedicar, desde finales de la década de 1870, todo su tiempo a la composición. Fruto de esa dedicación exclusiva fueron algunas de sus obras más hermosas y originales, entre las que sobresalen el Concierto para violín y orquesta (1877), el ballet El lago de los cisnes (1877), la ópera Evgeny Oneguin (1878), la Obertura 1812 (1880) y Capricho italiano (1880).
De todas ellas, la más conocida es su primer gran ballet, El lago de los cisnes (1877). Pese al escaso éxito de su estreno, la romántica y mágica historia de amor entre Sigfrido y Odette, princesa transformada en cisne, es actualmente una de las piezas cimeras del repertorio, con números tan célebres como el Vals del acto primero, la Introducción del segundo o las danzas características del tercero.
No menos importante es el Concierto para violín y orquesta (1877), construido en tres movimientos según el esquema de los grandes modelos clásicos. El segundo movimiento es un andante en menor titulado "Canzonetta", y destaca como uno de los fragmentos más famosos de Tchaikovsky y más a menudo interpretados por su notable facilidad de ejecución. La "Canzonetta" es ciertamente una de las más bellas páginas de Tchaikovsky; la lánguida y femenina melancolía, uno de los rasgos más característicos y constantes de su arte, no aparece aquí bajo su forma habitual (elegancia expresiva y acento graciosamente sentimental), sino ajustada a un motivo impregnado de una delicadeza íntima y de pura poesía, algo que raramente se encuentra en Tchaikovsky.
En 1885, ya restablecido, regresó a Rusia, y dos años después inició una vasta gira de conciertos por Europa y América. A la última fase de su actividad creadora pertenecen la ópera La dama de picas (1890), los dos ballets La bella durmiente (1890) y Cascanueces (1892) y la última de sus seis sinfonías, verdadero testamento musical: la Sinfonía núm. 6 «Patética».
Estrenado en San Petersburgo el 15 de enero de 1890, La bella durmiente es el segundo de sus grandes ballets y fue uno de los primeros ejemplos del género compuestos según la norma de unir la creación musical y la coreográfica: Tchaikovsky compuso la partitura según las indicaciones del coreógrafo francés Marius Petipa. La obra nació así como una unidad, en la que la música se adapta admirablemente a la acción dramática. Destacan el vals del primer acto y las danzas del tercero, éstas protagonizadas por diferentes personajes de los cuentos de hadas.
Dos años después estrenaría también en San Petersburgo el ballet en dos actos Cascanueces, cuya historia, basada en un relato de E. T. A. Hoffmann, prescindió de la vertiente oscura y psicológica del original para convertirse en un mágico cuento de Navidad. A pesar de que fue el ballet menos apreciado por el propio compositor, se cuenta entre los que más fama ha alcanzado, gracias sobre todo al divertissement que marca su punto culminante: seis danzas características (Trepak, Danza árabe, Danza española, Danza china...) y el Vals de las flores.
Pocos días antes de morir, Tchaikovsky dirigió en Moscú su Sinfonía núm. 6 (1893), más conocida con el nombre de Patética, obra especialmente reveladora de la compleja personalidad del músico y del drama íntimo que rodeó su existencia, atormentada por una homosexualidad reprimida y un constante y mórbido estado depresivo. De amplias proporciones pero desigual, esta partitura refleja, quizá mejor que las otras, las peculiares características del estilo de Tchaikovsky y la volubilidad de su fantasía, que tendía a desperdigar los propios temas en lugar de unirlos en una visión constructiva unitaria. El mismo año de su estreno, 1893, se declaró una epidemia de cólera; contagiado el compositor, la enfermedad puso fin a su existencia.
Desde entonces se ha querido interpretar la Sinfonía núm. 6 «Patética» (y especialmente el último tiempo, que, contrariamente a la costumbre sinfónica, es un movimiento lento: "Adagio lamentoso") como la expresión de un triste presentimiento que Tchaikovsky debió de tener de su próximo fin. Ciertamente, en el "Adagio lamentoso" vuelve a caer sobre la orquesta la atmósfera sombría y dolorida que había abierto la sinfonía y que había quedado como olvidada en el paréntesis de los dos "Allegros" serenos y desenvueltos, apenas rozados aquí y allá por acentos de una amable melancolía; el movimiento final, en cambio, expresa todo el dolor y la amargura de un músico sobremanera sensible y trágicamente escindido.
Piotr Ilich Tchaikovsky: Sinfonía nº 5, en mi menor, op. 64 Andante - Allegro con anima Andante cantabile, con alcuna licenza Valse. Allegro moderato Finale. Andante maestoso