lunes, 22 de enero de 2018

CONCIERTO DE ABONO A6 ORQUESTA CIUDAD DE GRANADA VIERNES Y SABADO 26 Y 27 ENERO 2017


ABONO SINFÓNICO A6
viernes 26 enero 2018
AUDITORIO MANUEL DE FALLA, 20:30 h

LAS PRIMERAS DE SCHUMANN Y BRAHMS

Robert SCHUMANN 
Sinfonía núm. 1 en Si b mayor, op. 38, “Primavera”
Johannes BRAHMS
Sinfonía núm. 1 en Do menor, op. 68
PABLO HERAS-CASADO director 

Robert Schumann FUENTE:BIOGRAFÍAS Y VIDAS  

(Zwickau, actual Alemania, 1810-Endenich, id., 1856) Compositor alemán. Tanto su vida como su obra lo convierten en uno de los paradigmas del Romanticismo musical alemán. Hijo de un librero, la literatura y la música compartieron sus inquietudes artísticas durante su juventud, hasta el punto de que Schumann estuvo dudando entre ambas vocaciones.
Aunque acabó imponiéndose la música, nunca abandonó la escritura de poemas en la más pura tradición romántica, la de sus admirados Goethe, Schiller, Novalis, Byron y Hölderlin. Fue, además, fundador y redactor de la Neue Zeitschrift für Musik (1834), publicación que se convirtió en el órgano difusor de las teorías musicales más progresistas de su época, a través de una serie de artículos apasionados y polémicos redactados por él mismo.
Alumno de piano de Friedrich Wieck, en casa de éste encontró a la que, y a pesar de la inicial oposición paterna, desde 1840 sería su esposa: Clara Wieck (1819-1896), una excelente pianista que se convertiría en la principal intérprete de su música para teclado, además de ser también ella una apreciable compositora. El deseo de Schumann de llegar a ser un virtuoso del piano se truncó a causa de una lesión en la mano derecha, de la que no consiguió recuperarse.
A raíz de su matrimonio, el compositor alemán, que hasta ese momento había centrado su producción en la música para piano y el lied, empezó a concebir proyectos más ambiciosos, tanto sinfónicos como camerísticos y operísticos, estimulado por su esposa. La primera de sus cuatro sinfonías data de 1841, mientras que su célebre Concierto para piano en la menor es sólo cuatro años posterior.
Los últimos años de vida de Schumann estuvieron marcados por el agravamiento de la inestabilidad nerviosa que lo había acompañado desde su juventud, tras un intento de suicidio en 1854, fue internado en una casa de salud en Endenich, donde permaneció recluido hasta su muerte.
ROBERT SCHUMANN  Sinfonía Núm. 1  

 in B-flat major, Op.38

  1. Andante un poco maestoso – Allegro molto vivace
  2. Larghetto
  3. Scherzo: Molto vivace – Trio I: Molto piu vivace – Trio II
  4. Allegro animato e grazioso


Spira Mirablis (Proyecto musical sin director)






Johannes BRAHMS (1833-1897)

Ampliamente considerado como uno de los más grandes compositores del siglo XIX y uno de los músicos más destacados de la época romántica, Johannes Brahms nació el 07 de mayo 1833, en Hamburgo, Alemania.
La música se introdujo en su vida a una edad temprana. Su padre era contrabajista en orquestinas callejeras de Hamburgo e impartía clases de solfeo al pequeño Brahms, pronto se daría cuenta de la valía del joven para la música y pondría a Brahms bajo la docencia de Otto Cossel que consiguió que el chico tocara el piano a la temprana edad de 7 años. Cossel hizo salir todo el potencial del chaval, que aprendería rápidamente a tocar el violín, el violonchelo y la trompa.
Al poco tiempo comenzaría a dar clases con Eduard Marscsen sobre teoría musical y piano. Marscsen estaba convencido de que Brahms era algo especial. En 1847, cuando supo de la muerte de Mendelssohn, expresó lo siguiente:
"Ha desaparecido un gran maestro del arte; surge uno más grande con Brahms".
Aprendió tan rápidamente, que pronto comenzaría el mismo a dar clases particulares, y a tocar en los bares, cafés y burdeles del puerto para poder ganarse la vida, además de tocar en alguna banda callejera con su padre.
El mismo diría sobre su juventud:
“Ya entonces componía en secreto, pero únicamente podía hacerlo por la mañana, muy temprano, ya que durante el día tenía que arreglar marchas para las bandas y charangas, y por la noche tocaba en las tabernas”.
Johannes Brahms.
Cuando tenía 16 años conoció al violista húngaro Eduard Reményi, ambos artistas congeniaron a la perfección y no tardaría en formar un dúo y realizar giras por algunas ciudades alemanas. Brahms ganó así una experiencia increíble y conoció un tipo de música que más tarde le sirvió para componer sus famosas Danzas Húngaras. Disponía también de una gran repertorio clásico y pronto demostraría ser un portento de la naturaleza, pues tocaba de memoria, sin partitura, obras de Bach, Beethoven, Mendelssohn, Liszt, etc. Incluso una vez, llegó a transportar toda la Sonata Kreutzer de Beethoven, al darse cuenta que la afinación de su piano estaba medio tono por debajo de la afinación del violín de Reményi. ¡Todo un portento nuestro Brahms!
A la edad de 20 años, Brahms ya había compuesto varias obras importantes para piano, incluso el Scherzo en mi bemol menor, la Sonata para piano en do mayor y la Sonata para piano en fa menor, se trataba de obras serias y densas, carentes de encanto pero llenas de grandeza.
Con algunas cartas de recomendación, en el año 1853, Brahms viaja para conocer a Fran Liszt y Robert Schumann, si bien es cierto que el encuentro con Liszt no fue nada bien, conocer a Shumann fue todo un impulso en su carrera musical. Los dos hombres rápidamente crecieron cerca, Schumann vio en seguida en Brahms una gran esperanza para el futuro de la música. Llamó a Brahms un genio y elogió el "aguilucho" públicamente en un artículo famoso. Las palabras amables rápidamente hicieron del joven compositor una entidad conocida en el mundo de la música.
Pero este mundo de la música también estaba en una encrucijada. Compositores modernistas como Franz Liszt y Richard Wagner, los principales rostros de la "Nueva Escuela Alemana" reprendieron los sonidos más tradicionales de Schumann, y a su vez Brahms reprendía las composiciones de Liszt y Wagner al no respetar las normas de la composición, hasta tal punto que la desaprobación recíproca entre Wagner y Brahms les llevaría a ser enemigos.
En 1854 Schumann cayó enfermo. En una señal de su estrecha amistad con su mentor y su familia, Brahms ayudó a la esposa de Schumann, Clara, con la gestión de sus asuntos domésticos, estando junto a ella incluso cuando Schumann inentara suicidarse. Historiadores de la música creen que Brahms pronto se enamoró de Clara, a pesar de que no parece haber correspondido su admiración. Incluso después de la muerte de Schumann en 1856, los dos fueron solamente amigos.
Por esta época, Liszt que se ufanaba de actuar como protector de los compositores jóvenes, llevó al piano el manuscrito de Brahms y ejecutó inmediatamente el Scherzo en mi bemol menor y parte de la Sonata en do mayor. Al margen de lo que Brahms opinase sobre Liszt como compositor, lo admiraba como pianista, y llegando a decir de él:
"Otros podemos tocar el piano, pero a lo sumo tenemos unos pocos dedos de sus manos".
Johannes Brahms.
En los próximos años, Brahms ocupó varios cargos diferentes, incluyendo un coro de mujeres en Hamburgo, del que fue nombrado director en el 1859, además de continuar componiendo su propia música. Su composición en esta época incluye "String Sextet in B- flat Major"(escúchala pinchando aquí) "Concierto para piano N º 1 en re menor" (escúchala pinchando aquí).

Johannes Brahms en Viena

Si hay algo que no podemos obviar en la biografía de Brahms es su vida en Viena. En 1862, hizo su primera visita a Viena, y en 1863 fue nombrado director de la Singakademie, un grupo coral, donde se concentró en obras a capella históricas y modernas.
En 1868, tras la muerte de su madre, acabó "A German Requiem", una composición basada en textos bíblicos y, a menudo citada como una de las piezas más importantes de la música coral creada en el siglo XIX. La pieza reúne múltiples capas de coro mixto, voces solistas y una orquesta completa. Las composiciones de Brahms de este periodo incluyen valses y dos volúmenes de "Danzas húngaras" para piano a cuatro manos.
Disfrutó de un éxito constante en Viena. A principios de la década de 1870 fue director titular de la Sociedad de Amigos de la Música, llegando a dirigir la Orquesta Filarmónica de Viena durante tres temporadas.
El sucesor de Beethoven, o al menos, era así como se le saludaba, no aceptaba competir con el más grande sinfonista de todos los tiempos, al menos mientras no estuviese seguro de su dominio del medio. "Componer una sinfonía no es broma, ustedes no tienen ni idea de lo que uno siente cuando oye detrás el retumbo de los pasos de un gingante como Beethoven", decía Brahms a los amigos que insistían en que crease una obra de ese género.En 1876, presentó su Primera Sinfonía en la que había trabajado durante años, tras la primera, siguió con otra sinfonía y después con una obra maestra tras otra.
Durante la década de 1880, uno de lo mayores intérpretes de la música de Brahms fue Hans von Bülow, que había asumido la dirección de la Orquesta de Meiningen, con la que realizó constantes giras y en las que siempre incluía la obra de Brahms, un gran amigo para el director. No obstante, la amistad no tardaría en romperse, ya que Brahms llegó a Hamburgo unos días antes del estreno de su 4ª sinfonía y dirigió el estreno arrebatándole la batuta a Bülow, sintiéndose este ofendido e insultado renunció a su cargo como director y se enemistó con el compositor (no sería el único amigo que perdería Brahms por su gran falta de tacto).
Brahms nunca se casaría y viviría en Viena durante el resto de su vida. Después de su intento fallido de hacer de Clara Schumann su amante, pasó a tener una pequeña cadena de relaciones. Incluyendo un romance con Agathe von Siebold en 1858.

Los últimos años de su vida

El trabajo de Brahms incluyó "Double Concerto in A Minor""Trío para piano N º 3 en do menor" y la "Sonata para violín en re menor". Además, terminó "Quinteto de cuerda en Fa mayor" y " Quinteto de cuerdas en sol mayor". (Puedes escucharlas pinchando sobre el título)
En su última década, escribió varias piezas de música de Cámara, haciendo equipo con el clarinetista Richard Muhlfeld en una sucesión de canciones que incluyen "Trío para clarinete, cello y piano", así como "Quinteto para clarinete y cuerdas".
Estos últimos años para el compositor le vieron vivir una vida cómoda. De todos modos, su música se había vendido bien desde 1860, lejos de ser extravagante o excesiva, vivió una vida frugal (pincha para conocer el significado de vida frugal) en su sencillo apartamento. Brahms fue un inversionista astuto, ya que le fue muy bien en el mercado de valores. Su fortuna, sin embargo, se ve igualada por su generosidad, a menudo daba dinero a amigos y jóvenes estudiantes de música. Demostró ser un perfeccionista, a menudo destruía piezas terminadas que él consideraba indignas, incluidos unos 20 cuartetos de cuerda.
En 1890 Brahms afirmó que renunciaba a componer, pero la postura fue de corta duración, y en poco tiempo había vuelto a las andadas. Durante sus últimos años, Brahms completa "Vier ernste Gesange", que se basó en el trabajo de la Biblia hebrea y el Nuevo Testamento. Una pieza reveladora para el compositor, condenando lo que se encontró en la tierra y abrazando la muerte como un alivio de los excesos y el dolor del mundo material, que escribiría para expresar su dolor tras conocer la noticia del fallecimiento de su antigua amiga Clara Schumann el 20 de mayo de 1896.
Alrededor de este tiempo, la propia salud de Brahms comenzó a deteriorarse. Los médicos descubrieron que su hígado estaba en malas condiciones. Brahms dio su última actuación en marzo 1897 en Viena. Murió un mes más tarde, el 3 de abril de 1897, por complicaciones debidas al cáncer. Sus restos se encuentran en el Cementerio central de Viena, junto con los de compositores como Beethoven, Mozart, Schoenberg…

Características personales de Brahms

Brahms era conocido por ser brusco y sarcástico con los adultos, sin embargo, con los niños, mostró su lado más sensible, repartiendo caramelos a los pequeños que encontraba en su barrio con asiduidad. Era un ser quisquilloso, áspero, ultrasensible, cínico, de mal carácter, provocaba casi tanto temor como el dispéptico Hans von Bülow. Cuentan que en Viena salió de una reunión diciendo:
"Si aquí hay alguien a quien no he insultado, pido disculpas"
En su juventud, Brahms fue un hombre apuesto, delgado, de cabellos rubios, ojos azules y voz aguda. Ya en la madurez, se convirtió en un hombre corpulento con una enorme barba, fumaba constantemente y mostraba un aspecto desaliñado. Detestaba comprar ropa, sus pantalones viejos y emparchados eran siempre demasiado cortos. En Viena muchos señalaban las semejanzas de Brahms con Beethoven (bajitos, amaban el campo, tenían un carácter aspero y eran solterones), aunque tenía su lado bondadoso, si un compositor le interesaba podía mover cielo y tierra para ayudarlo.
Generalmente se le podía encontrar en El Erizo Rojo, su taberna favorita debido al sabor de su café. Le gustaba la naturaleza y frecuentemente iba a pasear por el bosque.
A medida que se hizo mayor, Brahms se convirtió en un hombre más difícil y más sarcástico, impidiendo que nadie se le acercara, y mucho menos para estimarlo, hasta tal punto que Billroth, que durante un tiempo fue amigo del compositor, escribiría a su hija:
"A veces le agrada provocar o burlar a la gente, parece que lo siente como una necesidad. Es posible que sea un residuo del resentimiento que le queda desde sus primeros tiempos, cuando él, que sabía muy cuán serio era su trabajo, no conseguía ser reconocido"

La música de Brahms

La música de Brahms se consideraba la antítesis de Wagner, llegando incluso a crear enemistades entre sus seguidores. Se consideraba que la música de Brahms era conservadora, trabajada de una forma muy técnica y sujeta a las reglas escolásticas del pasado con ínfulas de romanticismo artificial. Seguía con las huellas de Beethoven, a quien tenía una gran admiración.
Lo cierto es que aunque su música tardara en calar entre 20 y 40 años (dependiendo del país), lo que no podemos obviar en esta biografía de Brahms es lo maravillosa que es su obra, la carga de profundidad y la belleza que tiene es impresionante. Excepto óperas, Johannes Brahms compuso de todo, debemos destacar en esta biografía las Oberturas “Trágica” y “Para un festival académico”, las “Variaciones sobre un tema de Haydn”, y las “Danzas Húngaras”, número 1,3 y 10 (las restantes no están orquestadas por él). Algunas de sus obras más conocidas son sus sinfonías nº 1, 2, 3 y 4; las Danzas Húngaras números 1, 4, 5 y 6; sus conciertos para piano y orquesta números 1 y 2; Concierto para violín y orquesta; Vals para piano Op.39; Wiegenlied (canción de cuna) y un Réquiem Alemán.
JOHANNES BRAHMS (1833-1897) Sinfonía nº 1, en do menor, op. 68
 Un poco sostenuto Andante sostenuto  Un poco allegretto e grazioso allegro 




HASTA PRONTO

miércoles, 17 de enero de 2018

CONCIERTO DE ABONO B/2 AUDITORIO MANUEL DE FALLA ORQUESTA CIUDAD DE GRANADA VIERNES 19 ENERO 2018


BEETHOVEN SINFONÍAS  

Auditorio Manuel de Falla

Ludwig van BEETHOVEN   
Sinfonía núm. 2 en Re mayor, op. 36
Ludwig van BEETHOVEN  
Sinfonía núm. 7 en La mayor, op. 92
ANDREA MARCON director


El compositor alemán Ludwig van Beethoven  compuso nueve sinfonías a lo largo de su trayectoria musical Compuso su Primera sinfonía entre 1799 y 1800, cuando tenía 30 años de edad, y continuó componiendo sinfonías hasta su muerte.
Existe controversia sobre la existencia de una Décima sinfonía en la que estaría trabajando Beethoven cuando falleció.
En 1803, el músico de Bonn dio a conocer la Segunda sinfonía en re mayor minueto estándar por un scherzo​ más rítmico y dinámico. Esta innovación y sus fuertes sonoridades dieron a la Segunda sinfonía un mayor alcance y energía. Después del estreno, los críticos notaron la ausencia del minueto y dijeron que la composición tenía mucho poder, pero que era demasiado excéntrica. No faltaron las duras críticas.
La influencia haydniana se deja sentir en estas dos composiciones de juventud: ambas tienen introducciones lentas y la orquesta es totalmente clásica.

La obra se estrenó en el Theater an der Wien en Viena el5 de abril  de 1803, fue escrita en mayor parte en la estadía de Beethoven en Heiligenstadt en 1802, cuando comenzó a experimentar los primeros síntomas de sordera Está dedicada al príncipe Lichnowsky.
Beethoven abordó la composición de su Segunda sinfonía en el año de 1801, pero la mayor parte de la obra fue escrita en el verano y el otoño de 1802 en el pequeño pueblo de Heiligenstadt en las afueras de Viena. El nombre de este pueblito se ha hecho muy famoso en la historia de la música no tanto porque Beethoven haya escrito allí su Segunda sinfonía, sino porque ahí nació uno de los documentos más dramáticos jamás surgidos de la pluma de un compositor. Fue precisamente en ese verano de 1802 que Beethoven escribió lo que hoy se conoce como el Testamento de Heiligenstadt, una apasionada carta dirigida a sus hermanos, en la que el compositor se mostraba alternativamente iracundo y desesperado por la sordera que lo aquejaba y que, según él mismo escribía, le había hecho pensar más de una vez en el suicidio. Siguiendo, pues, una línea de pensamiento típicamente romántica, en la que es posible asociar el estado de ánimo del compositor con la coloración dramática y expresiva de su música, era lógico esperar que la Segunda sinfonía de Beethoven fuera una obra oscura, llena de pasiones turbulentas y desafíos sonoros. Sin embargo, Beethoven supo ocultar su angustia y desesperación detrás de una sinfonía brillante, juguetona y extrovertida, que nada tenía que ver con la pugna interna de su alma. Ello indica que su poderoso espíritu prefirió transformar en música el bello paisaje que veía desde la ventana de su casita en Heiligenstadt, a través del río Danubio y hacia los montes Cárpatos, en vez del paisaje mórbido y oscuro que veía al interior de su alma.

La Segunda sinfonía de Beethoven fue estrenada, como se ha dicho anteriormente, el 5 de abril de 1803 en el Theater an der Wien de la capital austriaca, en uno de esos maratónicos conciertos llamados academias en esa época.

Esa noche, Beethoven ofreció al público el estreno de tres de sus obras recientes: el Tercer concierto para piano, actuando él mismo como solista; el oratorio Cristo en el Monte de los Olivos; y la Segunda sinfonía. En ese enorme concierto se tocó también la Primera sinfonía de Beethoven, y en el programa aparecieron algunas otras obras que, al parecer, fueron canceladas por falta de tiempo. Si la Primera sinfonía de Beethoven había sido bien recibida por la crítica, la segunda no corrió con tanta suerte, y desde su estreno fue atacada duramente. Un crítico de Leipzig escribió lo siguiente respecto a la obra:

Es un horrible monstruo, un dragón herido que se rehúsa a morir, y aún al desangrarse, loco de furia, da terribles golpes con la cola, en el estertor de la agonía.

Por otra parte, una voz más equilibrada, la de Friedrich Rochlitz, se dejó escuchar en una nota publicada en el Allgemeine Musikalische Zeitung:

Esta es la obra de un revolucionario, y estoy seguro de que estará viva mucho después que mil piezas de moda, hoy célebres, hayandesaparecido en el olvido.

Además de que el tiempo acabó por darle la razón a Rochlitz (y a la música de Beethoven), el concierto del estreno de la Segunda sinfonía le reportó al compositor una jugosa ganancia económica, que propició uno de los pocos momentos de holgura financiera de su vida.

Volviendo al tormentoso estado de ánimo que Beethoven padecía a causa de la sordera, vale la pena citar este fragmento del Testamento de Heiligenstadt.

…estuve cerca de poner fin a mi vida. Sólo el arte, sólo eso me detuvo. Ah, me parecía imposible dejar el mundo hasta no entregar todo lo que había sido llamado a producir… tuve entonces que soportar esta desgracia existencia.
Después de escribir esto, Beethoven habría de vivir todavía un cuarto de siglo, para producir lo mejor de su música, obras que, tal y como lo había vaticinado Rochlitz, han sobrevivido incólumes al paso del tiempo, mientras que los intentos musicales de la mayoría de sus contemporáneos, ricos y famosos entonces, hoy sólo son unas cuantas líneas en los catálogos y las enciclopedias.


·         Adagio molto - Allegro con brio
·         Larghetto
·         Scherzo: Allegro.     .   Allegro molto


La Séptima sinfonía en la mayor (Op. 92) aparece en 1813 —casi un año después de su composición—. El compositor se empeñó en dirigirla en su estreno, con tragicómicos resultados. Pero la crítica reconoció una nueva genialidad de Beethoven. Indudablemente, el maestro alemán muestra con la Séptima su más grandioso concepto de la introducción (Poco sostenuto, pide la partitura). Richard Wagner, otro ferviente beethoveniano, calificó a la Séptima como «la apoteosis de la danza»​ por su implacable ritmo dancístico y notable lirismo, particularmente hondo en su célebre segundo movimiento, Allegretto —que tuvo que ser repetido a petición del público en su estreno—, dominado por un ostinato de seis notas. El esquema del tercer movimiento exige, hecho inédito en una sinfonía, la repetición del trío, quedando la estructura A-B-A-B-A. El cuarto movimiento constituye (al igual que en la Sinfonía “Jupiter”de Mozart) el verdadero centro de gravedad de la obra. En suma, toda la Séptima es una obra de gran potencia.
La sinfonía fue estrenada en Viena 1813 durante un concierto de caridad para los soldados heridos en la Batalla de Hanau  La pieza fue muy bien acogida por la crítica del momento y el allegretto tuvo que ser repetido el día de su estreno.
El primer movimiento está escrito según la forma de sonata y en el predominan los ritmos danzables y alegres.
El segundo movimiento, en La menor, es Allegretto haciéndolo más lento sólo en comparación con los otros tres movimientos. Muy a menudo este movimiento se interpreta excesivamente lento debido a la tradición de escribir los segundos movimientos en tempo Adagio o Lento, aunque aquí Beethoven rompe con esta tradición debido simplemente a que para formular el contraste entre el Vivace y el Presto no es necesario bajar el tiempo hasta un Lento. La forma corresponde a un tema con variaciones de dos temas contrastantes. El primer tema comienza solo con las cuerdas. A medida que avanza el movimiento se van introduciendo los demás instrumentos de la orquesta hasta llegar al tutti en fortísimo. En el estreno el público pidió que se repitiera la interpretación de este movimiento, que ha sido muy popular desde entonces. El ostinato (tema rítmico repetido) de una negra, dos corcheas y dos negras es oído repetidamente.
El tercer movimiento es un scherzo que sigue la forma ternaria. Esta forma (basada en los himnos religiosos de pastores austriacos ​ es tocada dos veces. Esta expansión de la estructura A-B-A de la forma ternaria para convertirse en A-B-A-B-A fue bastante común en las obras de Beethoven durante este periodo, al igual que en la Sinfonía n.º 4 y en el Cuarteto para cuerda n.º 8.
El último movimiento también presenta la forma sonata. Se piensa que este movimiento puede representar una fiesta o la alegría del dios Baco, entre otros motivos.

·         I. Poco sostenuto — Vivace;
·         II. Allegreto
·         III. Presto;
·         IV. Allegro con brío.


HASTA PRONTO.-