sábado, 18 de enero de 2020

CONCIERTO ABONO A/5 ORQUESTA CIUDAD DE GRANADA AUDITORIO MANUEL DE FALLA VIERNES 17 SÁBADO 18 DE ENERO 2020



El Concierto para violín de Sibelius: el genio temperamental de los bosques


viernes 17 enero 2020 /A5
sábado 18 enero 2020 /S4
Auditorio Manuel de Falla, 20:30 horas
Wojciech KILAR Orawa Poema sinfónico para orquesta de cuerda
Jean SIBELIUS Concierto para violín y orquesta en Re menor, op 47
Antonín DVOŘÁK Sinfonía núm. 9 en Mi menor, op. 95 “Del nuevo mundo”
SOYOUNG YOON violín
MICHAL NESTEROWICZ director
 Wojciech Kilar
compositor de bandas sonoras de películas como "El pianista" o "Drácula, de Bram Stoker", ha fallecido este domingo, 29 de diciembre, en Katowice, al sur de su país, como consecuencia de una larga enfermedad. Así lo ha dado a conocer Jerzy Kornowicz, presidente de la Asociación de Compositores Polacos. "La fuerza y los mensajes de su música, así como su noble carácter como persona, permanecerán en nuestra memoria", declaró Kornowicz.


Nació el 17 de julio de 1932 en Leópolis, que hasta el comienzo de la II Guerra Mundial pertenecía a Polonia. Inició su formación musical en la Academia de Cracovia, y posteriormente perfeccionó sus estudios en París, donde estudió composición con la reputada Nadia Boulanger.
Al principio de su carrera, en los años 60, Kilar se encuadró dentro de los movimientos artísticos vanguardistas, junto a otros de sus compatriotas, como Krzysztof Penderecki y Henryk Górecki. Tras recibir excelentes críticas, debutó como músico de cine con Lunatycy, de Bohdan Poreba.
A partir de ese momento se prodigó en trabajos para la gran pantalla, con una media de tres o cuatro composiciones al año. Destacan sus partituras para largometrajes de los realizadores más destacados de Polonia, como La estructura de cristalIluminaciónBalance matrimonialLa amante del asesinoEl año del sol tranquiloParadigmaEl toque silenciosoMaximilian Kolbe y la biografía de Juan Pablo II De un país lejano, de Krysztof ZanussiLa tierra de la gran promesaLa línea de sombra y Crónica de los sucesos amorosos, de Andrzej Wajda, y el corto documental El punto de vista del vigilante nocturno, de Krzysztof Kieslowski.
En 1992, Kilar saltó a la escena internacional tras ocuparse del 'score' de Drácula de Bram Stoker, dirigida por Francis Ford Coppola, considerada una auténtica obra maestra. Desde ese momento, empezó a recibir contratos para producciones internacionales, como La muerte y la doncellaLa novena puerta, y El pianista (uno de sus mejores trabajos) de su compatriota Roman Polanski y Retrato de una dama, de Jane Campion. Además, siguió trabajando en su país, en títulos como Pan Tadeusz, de nuevo para Wajda. En una ocasión reveló los criterios que utilizaba para aceptar un proyecto, por riguroso orden: el nombre del director, el salario y el guión.
Nunca abandonó la escritura de trabajos clásicos no concebidos para el cine, por ejemplo numerosas piezas de música sacra para coro, como "Èxode", pieza épica que se utilizó internacionalmente en el tráiler de La lista de Schindler. En 2003 finalizó la creación de la "Sinfonía de septiembre", en memoria de las víctimas de los trágicos atentados del 11S. En mayo de 2012, Kilar había recibido la Orden del Águila Blanca, máxima distinción que concede el gobierno polaco. Su esposa, Barbara Pomianowska, había fallecido en 2007.

EL CONCIERTO PARA VIOLÍN DE SIBELIUS
Fue Jean Sibelius un hombre orgulloso y tímido, reservado y sensible. Una vida tranquila, sin turbulencias ni pasiones, no exentas de conflictos pero siempre sin estrépito. La música se corresponde con la imagen del hombre y de su vida, refinada, elegante, a veces serena, a veces sombría, sin excesos ni desmesura. Este mago de la orquesta, que lamentará siempre no haber podido ser violinista - cuando tiene ya más de cuarenta años escribe en su diario: He soñado que era un virtuoso del violin-,supo cantar como nadie el alma del pueblo finlandés y los paisajes nórdicos que tanto amaba. Compositor al que con frecuencia se acusa de no ser más que el cantor de una etnia, supo con sus sinfonías y sus poemas sinfónicos, situarse junto a los más grandes sinfonistas del mundo europeo. Para su país, Sibelius era y es todavía hoy un objeto de culto, un músico que, en tiempos de la dominación rusa, supo expresar las reivindicaciones de su pueblo, un músico, en fin, que contribuyó a que la cultura finesa franquease las fronteras de su país.
https://es.wikipedia.org/wiki/Jean_Sibelius

Jean Sibelius

(Tavastehus, 1865 - Järvenpäa, 1957) Compositor finlandés, iniciador de la escuela moderna de composición musical de su país. Huérfano de padre desde los tres años de edad, pertenecía a una familia de ascendencia sueca, por lo que en su hogar se hablaba en este idioma. Más tarde aprendió finlandés en la escuela y se interesó más profundamente por diversos aspectos de la cultura de su país, que hasta 1917 pertenecía a Rusia.
 Cuatro años antes de la muerte del violinista Joseph Joachim (1831-1907), quien inspiró muchas partituras en el siglo XIX, Jean Sibelius comenzó a componer su propio Concierto para violín y orquesta, concebido entre su Segunda y Tercera Sinfonías. Pero a diferencia de Brahms, por ejemplo, este concierto no fue escrito ni creado por Joachim. Se escuchó por primera vez en 1903, luego se dio en su versión final el 19 de octubre de 1905, en Berlín, bajo la dirección de Richard Strauss, con el solista Karl Halir. El trabajo atestigua el deseo de Sibelius de dar vigor a su efusión, una densidad a cien leguas del sentimentalismo de un Glazunov (cuyo Concierto para violín también data de 1903). Sibelius, quien fue un brillante violinista, aprovecha aquí una de las formas más tradicionales que son, respeta el desarrollo tripartito (un primer movimiento rapsódico, un cantilene sublime, un rondo saltando), pero lo nutre con '' una inspiración de extrañeza y cambio de escenario. Nielsen, ocho años después, intentará renovar la forma (en dos partes de dos movimientos cada una) pero sin lograr el mismo desarrollo. Estamos aquí en el corazón de un universo musical que está en transición y en maduración. Sibelius, en 1904, se mudó a Järvenpää, a unos treinta kilómetros al norte de Helsinki, en una casa que nunca abandonaría, como si quisiera encontrar un nuevo entorno, compuesto de soledad y d 'requisito, a su nueva inspiración.
 Bajo la dirección de Mikko Franck, la Orquesta Filarmónica de Radio Francia toca el "Concierto para violín y orquesta en re menor" op. 47 por Jean Sibelius con Hilary Hahn. Concierto en vivo desde el Auditorio de la Maison de la Radio de París.



Breve opinión sobre la interpretación de la Orquesta Ciudad de Granada en la noche del viernes 17 Enero 2020.

  La audición del Concierto para violín y orquesta de Jean SIBELIUS  está concebido para crear una emoción tal que produce escalofríos con las lágrimas a flor de los ojos por su belleza de su música. Nacionalismo puro de SIBELIUS .que produce en la imaginación una estampa, la paz de los bosques silenciosos  nevados, con blanquecina luz en los cielos, por su latitud geográfica árboles nevados y el paso de los trineos arrastrados por los  arces.

Estas sensaciones no se produjeron en la interpretación de la O.C.G,  con la dirección de MICHAL NESTEROWICZ, ausencia total de continuidad en el Legato, (unión de las notas salientes con las entrantes), sonido entrecortado sin sentimiento expresivo,   desequilibrio entre las familias instrumentales, solo salvo a la solista SOYOUNG SOON, con su virtuosismo que no sirvió para despertar los sentimientos descritos.  

 

Sinfonía n.º 9 en Mi menor, Opus 95, “Del nuevo mundo”, Antonín Dvorak

Nos vamos a América, mejor dicho, descubrir América, de la mano de una sinfonía romántica, la más alabada después de la Quinta de Beethoven. la Sinfonía del nuevo mundo


Su obra más conocida, es sin duda la Sinfonía del Nuevo Mundo, y es de hecho un homenaje a Estados Unidos, país donde pasó dos años y medio de su vida y que fue fundamental en su carrera artística.
En 1892, Dvořák estaba en lo más alto de su reconocimiento artístico, trabajando en Praga y habiendo concertado en Rusia dos años antes invitado por el mismo Chaikovski. Sus obras se estrenaban con éxito en París y Londres. Fue entonces cuando recibió una oferta que no pudo rechazar, nos cuenta Kateřina Nová, directora del Museo Antonín Dvořák de Praga.
 Antonín Dvořák fue invitado por la directora del Conservatorio Nacional Americano de Nueva York, Jeanette Thurber, para convertirse en director de la institución y elevar su prestigio. Dvořák al principio vacilaba a la hora de aceptar la oferta, pero después de varios meses de negociaciones llegó a un acuerdo con la señora Thurber. Así que finalmente se puso en camino junto con su esposa Anna y sus hijos Antonín y Otilie el 15 se septiembre de 1892”.
 En Estados Unidos, Dvořák ganaría treinta veces más de lo que era capaz de pagarle el Conservatorio de Praga. Por otro lado el inglés no suponía una barrera para él, lo que facilitó sin duda que diera el paso, prosigue Nová.
“Probablemente lo hablaba de forma bastante decente. De hecho, antes de ir a América, Dvořák había estado varias veces en Inglaterra, donde había dirigido algunas obras suyas, y daba entrevistas en inglés a la prensa inglesa y luego  a la estadounidense. Además, con su editorial Nobel y su editor se comunicaba normalmente en inglés. No sería un inglés perfecto pero seguramente se hacía entender sin problemas”.
Durante este viaje se produce en Dvořák un descubrimiento de la música norteamericana. Por un lado los cantos espirituales de los negros norteamericanos, por otro la música popular estadounidense, y por último los ritmos de los aborígenes norteamericanos.
Todo esto produce en el compositor una profunda impresión y una transformación que le sirve de inspiración para componer la que será su obra más conocida: la Sinfonía del Nuevo Mundo, actualmente conocida como sinfonía nº 9. Debido a las confusiones generadas por la edición de las obras de Dvorak, esta sinfonía ha sido conocida sucesivamente como nº 5 y nº 8, hasta que en la década de los 50 recibe su numeración actual y definitiva.
Sin olvidarse de la música de su Bohemia natal, Dvořák plasma en esta sinfonía temas originales que incorporan ciertas características de la música indígena que desarrolla empleando los recursos del ritmo, el contrapunto y el color orquestal propios de su época. El resultado es una obra que refleja las impresiones de Dvořák en América en la que podemos apreciar el ritmo de la música Gospel así como de algunas canciones de los indios americanos.
Buena interpretación de la sinfonía de Dvorak num.9 por la O.C.G  .la que disfrutamos todos con fuerte aplausos. Cada vez comprendo menos como obras interpretadas y dirigidas por el mismo director en la misma velada, pueden hacernos salir frustrados o muy contentos.
HASTA PRONTO.-