miércoles, 3 de octubre de 2012

SEGUNDO CONCIERTO DE OTOÑO DE LA O.C.G. Viernes 5 de Octubre 2012


I
Carlos SURIÑAC (1915–1997)
Ritmo jondo (flamenco), ballet para orquesta de cámara (20’)
Tres jaleos (Allegro)
Danza chica (L’istesso tempo)
Bulerías (Allegro molto)
Rituales (Andante)
Saeta (Lento)
Danza grande (Allegro ma non tanto)
Garrotín (Vivace)


Robert SCHUMANN (1810–1856)
Konzertstück, para piano y orquesta, op. 92 (15’)
Introducción
Allegro appassionato



II
Gabriel FAURÉ (1845–1924)
Pavane, op. 50 (7’)
Allegro molto moderato


Igor STRAVINSKY (1882–1971)
Danses concertantes (19’)
Marche – Introduction
Pas d’action
Thème varié
Pas de deux
Marche – Conclusion
Denis Zhdanov piano

MANEL VALDIVIESO director



Carlos Suriñac
(Barcelona, 1915-New Haven, Connecticut, 1997) Compositor y director de orquesta español nacionalizado estadounidense. Formado en Barcelona, Colonia y Berlín, desarrolló en EE U la mayor parte de su carrera. Su obra, sinfónica, para la escena y de cámara, acusa la influencia del flamenco (Danza andaluza, 1946; Feria mágica, 1956; Suite española, 1970; Concierto para piano y orquesta, 1973).
Reflexión: Catalán de nacimiento francés y alemán de formación, norteamericano de adopción, y español de inspiración, muy interesado por el mundo del flamenco, como refleja en su obra, con páginas como Drama jondo, Ritmo jondo, y Flamenco metidations.
 Si a estos intereses añadimos la investigación del timbre y del ritmo, podemos tener un retrato de la música de Carlos Surinac.




Cuando los románticos quieren hablar de Robert Schumann, nos dicen que fue un compositor sólido, hábil y respetado por sus contemporáneos. Nos dicen también que vivió cerca de quince años de feliz matrimonio con Clara Wieck, y que sus trabajos como crítico y analista musical le dieron una fama que perdura hasta nuestros días.

Cuando son los realistas quienes hablan de Schumann, nos recuerdan que al inutilizarse accidentalmente dos dedos tuvo que abandonar para siempre su deseo de convertirse en un gran pianista. Nos dicen que también fracasó en su intento de llegar a ser abogado y que fue expulsado de la Universidad de Heidelberg por su afición a la bebida. Además, tuvo que luchar a brazo partido para obtener a Clara en matrimonio, ya que Friedrich Wieck, quien había sido su maestro de piano, no lo quería como yerno.

De estas dos visiones más o menos contradictorias de la vida de Schumann se puede sintetizar, quizá, el conflicto que lo llevó a terminar su vida internado en un asilo para enfermos mentales, añadiendo su nombre a la lista de compositores (Chabrier, Donizetti, Gurney, Perosi, Smetana, Thomas, Vanhal, Wesley, Wolf ) que perdieron la razón.

El último acto de Schumann antes de ser internado en el asilo fue intentar ahogarse en el río Rhin, siendo una de las causas probables de ello las violentas críticas que recibió por su incompetencia como director de la Orquesta de Düsseldorf. A pesar del triste fin de Schumann, la historia parece confirmar el hecho de que la salud mental le duró algunos años más que lo previsible gracias a la presencia en su vida de Clara Wieck, a quien la historia, casi siempre escrita por hombres, conoce como Clara Schumann.

Esta notable mujer fue una de las mejores pianistas de su tiempo, y una buena parte de la obra pianística de Robert Schumann le debe su inspiración. Clara sobrevivió a su esposo por 40 años, y durante todo ese tiempo se dedicó incansablemente a tocar y promover la música de su esposo por toda Europa, tal y como lo había hecho en vida de él.

En el año de 1841, a instancias de Clara, Schumann hizo una breve pausa en su pensamiento pianístico para volver los oídos hacia la orquesta. Fue así como nació su Primera sinfonía, que inmediatamente después de ser terminada fue estrenada por Felix Mendelssohn con la famosa Orquesta de la Gewandhaus de Leipzig.

 Poco después, sin embargo, Schumann volvió al piano y escribió una pieza en un movimiento, para piano y orquesta, a la que tituló Fantasía, y que fue tocada por Clara en ese mismo año de 1841. En los años siguientes, Robert y Clara realizaron juntos algunas giras de conciertos por Europa, giras en las que Schumann era considerado generalmente como el esposo de la gran pianista, cosa que aumentó su depresión y lo hizo refugiarse continuamente en la bebida.

Llegó así el año de 1845 y Schumann decidió que ya era tiempo de componer un concierto para piano. Retomó entonces la Fantasía que había escrito en 1841 y la convirtió en el primer movimiento de su nuevo concierto. Los otros dos movimientos fueron terminados en 1845 y la obra se estrenó en Dresde el 4 de diciembre de ese año, con Clara en el piano y Ferdinand Hiller, amigo del compositor, al frente de la orquesta.
Este concierto, considerado como una de las obras más importantes de Schumann, fue publicado en 1846 con una dedicatoria a Hiller.
Pocas semanas después, Clara tocó la obra en Leipzig con la Orquesta de la Gewandhaus dirigida por Mendelssohn, y al igual que en el estreno, el concierto fue recibido con frialdad. Fue muy poco a poco que esta pieza adquirió la merecida popularidad de la que hoy goza, como uno de los conciertos para piano más evocativos del espíritu romántico. Sin embargo, años más tarde, el Concierto para piano puso a Schumann en el centro de uno de los conflictos más violentos de su vida. El 17 de mayo de 1856 apareció en un periódico de Londres una crítica firmada por H.F. Chorley, que decía así:
 

La principal novedad de la noche fue la ejecución de Madame Schumann del Concierto en la menor del Dr. Schumann, que fue recibida con una calidez bien merecida por la interpretación de la dama. Como no podemos imaginar que este concierto sea adoptado por ningún pianista de Londres, nos abstendremos de hablar más de esta composición.


Una vez más, Schumann era considerado simplemente como «el marido de Clara Wieck», y no como un personaje musical por derecho propio. Dos meses después de la aparición de esta crítica, Robert Schumann murió, loco, en un asilo privado de la ciudad de Endenich, cerca de Bonn.

Texto del programa para la temporada 2010 de la Orquesta Sinfónica de Minería (México)






GABRIEL FAURÉ.-

(Pamiers, Francia, 1845-París, id., 1924) Compositor, pedagogo y pianista francés. Por la elegancia de su escritura, la perfección de la forma, la constante búsqueda de la belleza y su intenso melodismo, Gabriel Fauré es uno de los músicos franceses por antonomasia. Es también una de las figuras clave de la evolución de la música francesa desde el Romanticismo hasta la modernidad del siglo XX, representada por Claude Debussy y Maurice Ravel.
Discípulo y más tarde amigo de Camille Saint-Saëns, Fauré se inició en la música como organista en diversas parroquias de París, antes de que le fuera concedido el cargo de maestro de coro de la Madeleine en 1877. Primer organista de esta iglesia desde 1896, ese mismo año entró en el Conservatorio de París como profesor.
Excelente pedagogo, siempre abierto y respetuoso con las nuevas corrientes musicales, contó entre sus alumnos con algunos de los nombres más destacados de la música francesa de las primeras décadas del siglo XX, como Maurice Ravel, Charles Koechlin, Florent Schmitt, Nadia Boulanger o el rumano George Enesco. En 1905 alcanzó la cúspide de su carrera profesoral al ser nombrado director de dicha institución. Dimitió de este cargo en 1920 a causa de la sordera, que en los últimos años de su vida fue total.
Como compositor, Fauré destacó sobre todo en la creación de música de cámara y para piano, y de melodías para voz y piano. Sus dos sonatas para violín y piano (1876 y 1917), sus dos cuartetos con piano (1879 y 1886), los Nocturnos para piano solo (1875-1921) o el ciclo de melodías sobre poemas de Verlaine La bonne chanson (1894), entre otras obras, representan lo mejor de su talento en este campo. Sin embargo, no se deben olvidar algunas de sus incursiones en la escena lírica, con títulos como Prométhée (1900) y Pénélope (1913), o la música incidental compuesta para el drama de Maurice Maeterlinck Pelléas et Mélisande (1898), uno de cuyos fragmentos, Siciliana, se ha convertido con el tiempo en una de las páginas más divulgadas del compositor francés.

De las composiciones modernas de la pavana, la de Gabriel Fauré es una de las más reconocidas junto con la de Maurice Ravel. Rememoran una danza del siglo XVI de origen dudoso cuyo nombre no se sabe muy bien si está asociado a la ciudad de Padua como a los movimientos semejantes a un pavo en la danza o si vienen del viento en sánscrito.






En 1940, Stravinsky, que acababa de tomar la residencia en los Estados Unidos y estaba terminando la Sinfonía en Do encargada por la Orquesta Sinfónica de Chicago por su quincuagésimo aniversario, comenzó a componer las Danses concertantes bajo una comisión de Werner Janssen, director de la Sinfónica de Janssen Orquesta de Los Ángeles. Fue la primera gran obra que compuso en su totalidad en Estados Unidos, y él mismo orquesta Janssen en el estreno, el 8 de febrero de 1942.

La pieza, que dura unos veinte minutos, está escrita para una orquesta de cámara de 24 músicos: la de madera, cuernos 2, 1 trompeta, trombón 1, timbales y un pequeño conjunto de cuerdas








No programado en este concierto del Auditorio Manuel de Falla.

Concierto para Piano y Orquesta Robert Schumann OP.54



Consta este Concierto para piano y orquesta en la menor de dos movimientos, si bien en el segundo de ellos se funden el segundo propiamente y el tercero:
  • Allegro affettuoso. Este primer movimiento se inicia sin introducción orquesta, y todo él se vertebra en torno a un precioso tema principal, aun cuando, de manera muy libre, el movimiento está construido a grandes rasgos en la tradicional forma sonata.
  • Intermezzo - Andantino grazioso - Allegro vivace. El segundo movimiento hace honor a su doble nombre. Tiene gracia y finura, además de un tono intimista y romántico. El amoroso diálogo entre solista y orquesta preside todo este tiempo, que, en su última secuencia, retoma el tema del primer movimiento, sirviéndole de lazo de unión con el Allegro vivace final, de gran y variada riqueza melódica, tono sonriente y ritmos marcados, con pasajes sincopados de gran efecto dentro del ámbito de lírica sobriedad que preside la composición.




 Hasta pronto, espero los que visiten éste blog, después si asisten al concierto, lo disfruten, y si no lo hacen, es como si estuvieran en el Auditorio Manuel de Falla de Granada, pues yo lo tengo como referencia para poder consultarlo y oirlo cuando quiera y Vds. tambien.-


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