El sonido propio adquirido
hace años de la Orquesta Ciudad de Granada, fue una realidad en la interpretación de las obras del
programa de anoche en el Auditorio Manuel de Falla en el primer concierto de
temporada de abono, dirigidos magistralmente por el maestro alemán Sebastián
TEWINKEL.
El comienzo no pudo ser más
feliz con la obertura op.62 de Ludwing van BEETHOVEN Coriolano, con el impetuoso
acorde inicial de toda la orquesta (toque de atención y orgullo), apreciándose en él todos los timbres de los
instrumentos, ¡ya suena a O.C.G.!, textura musical abierta, escuchándose cada
instrumento individual y en millonésimas de segundo acordes que llevan a la
melodía con suavidad y delicadeza al segundo tema del amor, éste conflicto en
la figura trágica de Coriolano, contraste de los dos temas principales,
repito, orgullo y amor en el ser humano,
valores muy importantes en la vida de nuestro compositor.
En la segunda obra siete variaciones sobre un tema rococó 0p.33 de
Piotr TCHAIKOVSKY , un invitado de honor,
muy joven, pero ya virtuoso del violonchelo con sonido aterciopelado y dulce,
el alemán Maximilian HORNUNG nos ofreció
una interpretación lirica con notas sostenidas largas lentas en “PPP”, casi
imperceptibles al oído, atenta la Orquesta a sus articulaciones y variaciones,
con un acompañamiento perfectamente dirigidos en la administración de “tempos”.
En la segunda parte de éste
concierto dedicado a Franz SCHUBERT, dos obras muy relacionadas entre ambas,
pues fueron compuestas a la vez, la obertura en Re mayor “en estilo italiano”
D.590 y la Sinfonía nº 6 en Do mayor, la identificamos como “Pequeña”, para
distinguirla de la conocida la “Grande”, nº 9 también en D mayor.
La genialidad compositiva de
Schubert en la obertura, de 8 minutos de duración, nos transportaba con
pinceladas armónicas muy sutiles a la ópera italiana, que la O.C.G., se
encargaba de resaltar, bajo la buena dirección de Sebastián TEWINKEL.
La obra final Sinfonía nº 6, “La Pequeña”, poco
interpretada, una joya melódica, en racha la O.C.G nos hizo vibrar con un
equilibrio de sonido acústico entre una cuerda escasa y la plantilla clásica de
maderas y metal, 2 oboes, 2 fagot, 2 flautas, 2 clarinetes 2 trompas, 2
trompetas y timbales, que fueron levantados al final por el director y aplaudidos por el público.
La interpretación muy delicada
y dulce, un lujo para nuestros oídos, que en ciudades con orquestas de gran
nombre con presupuesto muy alto y más plantilla no son capaces de conseguir.-
Hasta pronto.-
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