ABONO A1
Wolfgang Amadeus MOZART Sinfonía núm. 40 en Sol menor, K. 550
Concierto para piano en Re menor K. 466
Sinfonía núm. 41 en Do mayor K. 551
Concierto para piano en Re menor K. 466
Sinfonía núm. 41 en Do mayor K. 551
ANDREA MARCON director
Comienza la temporada de
conciertos sinfónicos de abono de la
O.C.G. en el Auditorio Manuel de Falla, con un programa dedicado al genial
compositor y pianista austriaco Wolfgang
Amadeus MOZART(1756-1791), uno de los músicos más influyentes y
destacados de la historia de la música en su periodo clásico, dirigido por nuestro director artístico Andrea
MARCON.
Un ligero apunte biográfico
que ya sabemos todos. La obra mozartiana abarca todos los géneros musicales,
sinfónica, concertante, de cámara, para piano, operística, coral etcétera. Un niño prodigio, educado severamente por su
progenitor, Leopold MOZART, músico
compositor mediocre, y pedagogo teórico, al servicio del príncipe arzobispo de
Salzburgo, paseado de niño por todas las cortes
europeas, desgraciadamente falleció a la temprana edad de 36 años, si
hubiera vivido más tiempo, la Historia de la
Música Clásica y su evolución, sería una incógnita, ya que muchos
compositores posteriores fueron influidos por su música.
Mozart, compuso 41 sinfonías
y 27 conciertos para piano y orquesta, la O.C.G., interpretará las dos últimas
sinfonías y el concierto para piano y orquesta núm. 20 en Re menor K, 466.
La sinfonía nº 40, fue
compuesta en el verano de 1788, y pocas semanas después compuso las sinfonías
nº 39 y 41, posiblemente para un futuro viaje a Inglaterra que nunca ocurrió.
Sinfonía nº40 en Sol
menor, K.550, existen dos versiones de orquestación compuestas por Mozart, una
sin clarinetes ni timbales con una sola flauta, y la otra con la plantilla
completa de orquesta clásica, sus movimientos son:
1.- Molto allegro, 2.-
Andante, 3.- Minueto, 4.-Allegro assai.-
El primer movimiento,
contiene las características típicas de la forma de sonata, con desarrollo extenso
basado en el motivo inicial del tema principal que se combina con un pasaje de
ritmo continuo de corcheas.
El segundo movimiento
(Andante), también en Forma de sonata, se inicia con una textura imitativa que,
de agudo a grave, asciende en la sección de cuerdas, con ayuda de las trompas.
El tercer movimiento
(Minueto), que genera juegos rítmicos que contrastan con la sencillez del Trío.
El cuarto movimiento,
también en forma de sonata se culmina y concluye toda la sinfonía.-
Concierto para piano y orquesta
en Re menor K.466.
Beethoven admiraba este
concierto y lo mantenía en su repertorio cuando joven. Escribió varias cadenzas,
algo que también haría Johannes Brahms. Actualmente se suelen utilizar con
frecuencia las cadenzas de Beethoven, mientras que otros intérpretes prefieren
hacer improvisaciones sobre éstas o las de Brahms.
Sus movimientos son: 1.-
Allegro (rápido), 2.- Romanza (lento), 3.- Rondó (Allegro assai (muy rápido).
El primer tema es muy
dramático, desarrolla aspectos musicales y estéticos que posteriormente estarán
presentes en la ópera de Don Giovanni.
La Romanza del segundo
movimiento (lento), muy conocida, tiene un carácter sentimental con un estilo
muy melódico y expresivo, el piano lleva la voz principal, de los dos temas,
contestando la orquesta.
El tercer movimiento Rondó
(rápido), comienza la orquesta con el tema principal para enseguida cogerla el
piano, que efectúa todas las disgregaciones melódicas para volver al tema.
Donde posteriormente es variado por el desarrollo desembocando en la cadenza, y
conclusión final.
Sinfonía nº 41 en D. mayor,
K.551 “Júpiter”. Parece ser que fue el empresario alemán Johann Peter Salomón,
establecido en Inglaterra, quien dio a ésta sinfonía en nombre de “Júpiter”,
nombre de la suprema divinidad griega, por su carácter triunfal y solemne de la
obra, con una afirmación de majestuosidad. Sus movimientos son: 1.- Allegro
vivace, 2.- Andante cantábile, 3.- Menuetto (alegretto), 4.- Molto allegro.
Ésta se inicia con un aire habitual en la tradición de las sinfonías ceremoniales en Do mayor, con brillantes intervenciones de trompetas y timbales. Sin embargo, esta aparente formalidad exterior se ve contrastada de inmediato por una dulce frase lírica de las cuerdas, una oposición que domina todo el primer movimiento. La grandeza es agitada, constantemente socavada por momentos de intimidad, drama, o humor subversivo…
Por otra parte, la inquietud también marca el Andante, donde trompetas y timbales se silencian y las cuerdas suenan en sordina. Un fraseo irregular, las modulaciones en claves remotas y disonancias cromáticas inquietantes contribuyen a dar un universo de complejas emociones que apenas podría presagiarse en las inocentes frases del inicio del movimiento.
El tempo del Menuetto y el trío es el de la tradicional danza cortesana, pero el denso carácter de la música resuelto con discretos pasajes contrapuntísticos los eleva mucho más allá del simple carácter de una danza de corte.
El final es el punto cúlmine del amor de Mozart por el contrapunto: en él combina la energía y el “momentum” de un allegro de sonata con los más intrincados recursos contrapuntísticos. Los cinco temas que contiene (algunos insinuados al principio de la sinfonía) aparecen en diferentes formas, y la coda termina en una sorprendente combinación de los todos ellos, un final glorioso para la producción sinfónica de Mozart.
Hasta pronto.-
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