sábado, 16 de mayo de 2015

CONCIERTO DE CÁMARA OFRECIDO POR ENSAMBLE HEMIIOLIA CON MOTIVO DEL XX ANIVERSARIO DE LA ASOCIACIÓN DE AMIGOS DE LA ORQUESTA CIUDAD DE GRANADA EN EL PATIO DE LA CASA DE LOS TIROS EL 16 DE MAYO 2015.




RECUERDO DEL SEGUNDO CONCIERTO DE CÁMARA ANIVERSARIO AMIGOS O.C.G.  CUERDAS (VIENTO- MADERA).

 

W.A. Mozart (1756-1791)

Cuarteto para flauta y cuerdas KV 285 en Re mayor

Allegro, Adagio, Rondeau

 

F. Devienne (1759-1803)

Cuarteto para fagot y cuerdas op. 73

Allegro,Spirituoso, Adagio cantábile, Allegro moderato.

 

W.A. Mozart (1756-1791)

Allegro, Adagio, Rondeau:Allegro “Ram”.-

 
Integral de Cuartetos para flauta y cuerda (Se interpretó el núm. 1 KV285 en Re mayor).

Son cuatro los cuartetos para flauta y cuerda compuestos
por Mozart, con frecuencia numerados correlativamente
del uno al cuatro, situados en Mannheim
y fechados entre diciembre de 1777 y febrero de 1778,
como si formaran una colección, pero según los investigadores
de su obra —Saint-Foix, Massin, etc.— esa
unificación no es exacta.
 
De acuerdo con este criterio, el carácter de grupo es
aplicable únicamente a los tres primeros, compuestos
en las fechas indicadas, de los que el primero, en Re
mayor, aparece ya en el catálogo de Kóchel con el número
285. Los otros dos, en Sol mayor y Do mayor,
fueron incorporados al orden de Kóchel por Einstein
con los números 285a y 285b.
 
Corresponden a la estancia de Mozart en Mannheim
con la esperanza fallida de quedarse en la capilla de
la Corte. Su entrega a las tres obras responde al encargo
del médico Ferdinand De Jean, tenido entonces por
rico holandés, que le llega a través de su amigo, el flautista
y compositor Johann Baptist Wendling.
 
Al referirse a este encargo, Mozart afirma en febrero
de 1778 haber compuesto tres cuartetos y dos concertinos
para De Jean. Los tres cuartetos son los mencionados,
y de los concertinos sólo uno es original para
la ocasión, el escrito en Sol mayor K. 313, llamado
Dejean. El otro es una trasposición para flauta del compuesto
en Salzburgo en el verano de 1777 para oboe,
en Do mayor K. 27 lk, que transporta a Re mayor,
y que ha quedado como K. 314.
 
Con estos antecedentes no hay duda de que el número
cuatro queda fuera del grupo anterior. Se trata
del Cuarteto en La mayor K. 298, que ha sido situado
en Viena, posiblemente en 1787. Lo confirma, además,
la clara diferencia entre los tres primeros, escritos
de forma sucesiva, y el cuarto.
 
Los tres primeros han sido calificados por algunos
biógrafos como productos alimenticios, puesto que Mozart,
más que responder a una intención personal, atendía
un encargo —por 200 florines— para procurarse
ingresos en su difícil situación económica en Mannheim.
Pero, en cualquier caso, son los cuatro los que forman
la integral de su obra en el cuarteto para flauta y trío
de cuerda.
 
Cuartetos para flauta y cuerda núms. 1, 2 y 3, K. 285,
285a y 285b
 
Aunque Mozart sólo tratara de cumplir con el encargo,
lo cierto es que el resultado va más allá de la
música de entretenimiento; eso sí, dentro de su planteamiento
en el estilo galante. Desde el punto de vista
de las formas, rompe en parte el equilibrio, dando
mayor relieve a la flauta en un conjunto concertante.
Sin embargo, el vuelo del tiempo lento del primero
se apoya en una mayor profundidad y expresividad que
enlaza, sin pausa, con el brillante Rondó final. En los
otros dos es más conciso, como ateniéndose con rigor
al deseo de Ferdinand De Jean, que quería obras cortas
y fáciles. Detrás de este doble juego de cumplir y
liberarse del encargo, es probable que se esconda el mínimo
interés de Mozart por la flauta, lo que no deja
de ser una paradoja divertida y curiosa en el que iba
a ser autor de una obra maestra llamada La flauta mágica.-
 
 
 
 
Desde 1638, cirio en que se publicó el libro del español Bartolomé
de Selma, basta bien avanzada nuestra época, este ciclo nos
propone un recorrido histórico de casi cuatro siglos alrededor de la
literatura musical para el fagot, el instrumento grave de la familia
del viento-madera. En tan largo período, el instrumento ha evolucionado
con mucha intensidad, desde el bajón que tanto se utilizó
en las capillas musicales del Antiguo Régimen hasta el fagot contemporáneo.
Pero el prototipo organológico ha mantenido unas
constantes a través de la obtención del sonido mediante la doble
lengüeta, y tanto en los grupos orquestales como en la música de
cámara ha originado obras de gran belleza


En las décadas finales del siglo XVIII apareció en la escena musical
francesa, al lado de Cherubini, Grêtry y Mehul, un joven compositor
e instrumentista: FRANÇOIS DEVIENNE. Tocaba de forma
virtuosa dos instrumentos muy diferentes, la flauta y el fagot.
Su Método de Flauta, aparecido en 1794, dio prueba de sus excepcionales
cualidades pedagógicas. Esta célebre obra le proporcionó
una plaza de profesor en el Conservatorio de París, fundado
poco después, y sirvió a numerosas generaciones de flautistas
tras su prematura muerte.
Devienne trabajó como instrumentista de viento en numerosas
orquestas de París, tocando frecuentemente sus propias obras como
solista. Sus contemporáneos realzaban el carácter tierno y melancólico
en su forma de tocar el fagot.
Fue un compositor muy prolífico: escribió numerosas óperas,
muchos conciertos para flauta y para fagot, así como numerosas
obras de música de cámara en las que dio un papel de solista al
fagot.
 
Los tres Cuartetos para fagot, violín, viola y violoncello, nos
muestran de forma magnífica el elegante estilo con que trataba las
cualidades sonoras de este instrumento: Fueron publicados hacia
1800, y poco después los publicó como Op. 75 sustituyendo al fagot
por el clarinete.-
 
 
Cuarteto en Fa mayor para oboe, violín, viola y violonchelo,
K. 370 (368b)
Después de los cuartetos para flauta y trío de cuerdas
(cuatro o tres más uno, como comentamos en el
segundo programa de este ciclo) compuestos por Mozart
en Mannheim entre 1777 y 1778, este Cuarteto
en Fa mayor es su primer nuevo contacto con la combinación
viento-cuerdas.
 
Estamos en los primeros meses de 1781, el escenario
ya no es Mannheim, ni siquiera Salzburgo, sino Munich.
Mozart está en uno de sus intensos períodos creadores.
Se interesa tanto en componer, que renuncia a
su pasatiempo habitual, el teatro,porque —dice—por
la noche es cuando se compone mejor. Llega el estreno
de Idomeneo y, liberado del trabajo que ha supuesto,
cumple el compromiso de escribir este Cuarteto en
Fa mayor para su amigo el oboísta Friedrich Ramm.
La relación y posterior amistad entre ambos había empezado
en 1777, tras ser presentados en casa de Christian
Cannabich.
 
Mozart sigue un plan concertante que no impide un mayor
lucimiento del oboe en razón, sobre todo, de la
expresividad de su timbre. Los contrastes se establecen
entre la mayor profundidad del primer movimiento
—que conserva en el Adagio central en Re menor—
y el carácter animado del Rondó final.
 
Friedrich Ramm, que lo estrenó, ha dado sobrenombre
a la obra, mencionada ocasionalmente como Cuarteto
«Ram».
 



 HASTA PRONTO.-

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