Largos y calurosos aplausos
del público asistente para nuestra Orquesta al término del concierto,
merecedora de todos los elogios por su calidad. Como viene haciendo habitual en
sus actuaciones de estos últimos años, su
sonido propio es abrumador, muy maleable,
manejada por todos los
conductores que vienen a dirigirla en las obras que interpreta, una maravilla
para todos los abonados.
Anoche Joseph SWENSEN nos
demostró que hay varias interpretaciones
de una obra musical esto sucedió con la Sinfonía núm.8 en Si menor,
D759, “Inacabada” de Franz SCHUBERT, acostumbrados a oírla por muchas orquestas en
directo y en fonografía, como así en numerosas ocasiones por
Orquesta Ciudad de Granada, nos ofreció una versión sorprendente en
expresión, textura, velocidad, tímbrica,
y coherencia. Silencios, pianísimos imperceptibles, elevaciones
majestuosas a fuertes, expresando un romanticismo de la época de Brahms, en una obra más pagada
al clasicismo por su año de composición en 1822, que es como siempre la
habíamos escuchado. Conclusión sobresaliente y disfrute total.
Lo mismo ocurrió con la obra
de cámara programática, Noche
transfigurada, op. 4 de Arnold SCHÖNBERG, compuesta para sexteto de cuerda y
transcrita para orquesta de cuerdas, bellísima por su empuje y pasión y
cromatismo, tonal pero sin referencia central, rayando en la atonalidad,
posterior camino de SCHÖNBERG compositor del dodecafonismo.
Segunda conclusión sonó distinta a otras
versiones, por el efecto O.C.G. SWENSEN. Me pregunto cómo sería la ejecución de
la obra en su versión original de sexteto de cuerda interpretado por Joseph
SWENSEN como violín primero de dicho sexteto, para perder la cabeza. Hasta
pronto.-
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