miércoles, 17 de enero de 2018

CONCIERTO DE ABONO B/2 AUDITORIO MANUEL DE FALLA ORQUESTA CIUDAD DE GRANADA VIERNES 19 ENERO 2018


BEETHOVEN SINFONÍAS  

Auditorio Manuel de Falla

Ludwig van BEETHOVEN   
Sinfonía núm. 2 en Re mayor, op. 36
Ludwig van BEETHOVEN  
Sinfonía núm. 7 en La mayor, op. 92
ANDREA MARCON director


El compositor alemán Ludwig van Beethoven  compuso nueve sinfonías a lo largo de su trayectoria musical Compuso su Primera sinfonía entre 1799 y 1800, cuando tenía 30 años de edad, y continuó componiendo sinfonías hasta su muerte.
Existe controversia sobre la existencia de una Décima sinfonía en la que estaría trabajando Beethoven cuando falleció.
En 1803, el músico de Bonn dio a conocer la Segunda sinfonía en re mayor minueto estándar por un scherzo​ más rítmico y dinámico. Esta innovación y sus fuertes sonoridades dieron a la Segunda sinfonía un mayor alcance y energía. Después del estreno, los críticos notaron la ausencia del minueto y dijeron que la composición tenía mucho poder, pero que era demasiado excéntrica. No faltaron las duras críticas.
La influencia haydniana se deja sentir en estas dos composiciones de juventud: ambas tienen introducciones lentas y la orquesta es totalmente clásica.

La obra se estrenó en el Theater an der Wien en Viena el5 de abril  de 1803, fue escrita en mayor parte en la estadía de Beethoven en Heiligenstadt en 1802, cuando comenzó a experimentar los primeros síntomas de sordera Está dedicada al príncipe Lichnowsky.
Beethoven abordó la composición de su Segunda sinfonía en el año de 1801, pero la mayor parte de la obra fue escrita en el verano y el otoño de 1802 en el pequeño pueblo de Heiligenstadt en las afueras de Viena. El nombre de este pueblito se ha hecho muy famoso en la historia de la música no tanto porque Beethoven haya escrito allí su Segunda sinfonía, sino porque ahí nació uno de los documentos más dramáticos jamás surgidos de la pluma de un compositor. Fue precisamente en ese verano de 1802 que Beethoven escribió lo que hoy se conoce como el Testamento de Heiligenstadt, una apasionada carta dirigida a sus hermanos, en la que el compositor se mostraba alternativamente iracundo y desesperado por la sordera que lo aquejaba y que, según él mismo escribía, le había hecho pensar más de una vez en el suicidio. Siguiendo, pues, una línea de pensamiento típicamente romántica, en la que es posible asociar el estado de ánimo del compositor con la coloración dramática y expresiva de su música, era lógico esperar que la Segunda sinfonía de Beethoven fuera una obra oscura, llena de pasiones turbulentas y desafíos sonoros. Sin embargo, Beethoven supo ocultar su angustia y desesperación detrás de una sinfonía brillante, juguetona y extrovertida, que nada tenía que ver con la pugna interna de su alma. Ello indica que su poderoso espíritu prefirió transformar en música el bello paisaje que veía desde la ventana de su casita en Heiligenstadt, a través del río Danubio y hacia los montes Cárpatos, en vez del paisaje mórbido y oscuro que veía al interior de su alma.

La Segunda sinfonía de Beethoven fue estrenada, como se ha dicho anteriormente, el 5 de abril de 1803 en el Theater an der Wien de la capital austriaca, en uno de esos maratónicos conciertos llamados academias en esa época.

Esa noche, Beethoven ofreció al público el estreno de tres de sus obras recientes: el Tercer concierto para piano, actuando él mismo como solista; el oratorio Cristo en el Monte de los Olivos; y la Segunda sinfonía. En ese enorme concierto se tocó también la Primera sinfonía de Beethoven, y en el programa aparecieron algunas otras obras que, al parecer, fueron canceladas por falta de tiempo. Si la Primera sinfonía de Beethoven había sido bien recibida por la crítica, la segunda no corrió con tanta suerte, y desde su estreno fue atacada duramente. Un crítico de Leipzig escribió lo siguiente respecto a la obra:

Es un horrible monstruo, un dragón herido que se rehúsa a morir, y aún al desangrarse, loco de furia, da terribles golpes con la cola, en el estertor de la agonía.

Por otra parte, una voz más equilibrada, la de Friedrich Rochlitz, se dejó escuchar en una nota publicada en el Allgemeine Musikalische Zeitung:

Esta es la obra de un revolucionario, y estoy seguro de que estará viva mucho después que mil piezas de moda, hoy célebres, hayandesaparecido en el olvido.

Además de que el tiempo acabó por darle la razón a Rochlitz (y a la música de Beethoven), el concierto del estreno de la Segunda sinfonía le reportó al compositor una jugosa ganancia económica, que propició uno de los pocos momentos de holgura financiera de su vida.

Volviendo al tormentoso estado de ánimo que Beethoven padecía a causa de la sordera, vale la pena citar este fragmento del Testamento de Heiligenstadt.

…estuve cerca de poner fin a mi vida. Sólo el arte, sólo eso me detuvo. Ah, me parecía imposible dejar el mundo hasta no entregar todo lo que había sido llamado a producir… tuve entonces que soportar esta desgracia existencia.
Después de escribir esto, Beethoven habría de vivir todavía un cuarto de siglo, para producir lo mejor de su música, obras que, tal y como lo había vaticinado Rochlitz, han sobrevivido incólumes al paso del tiempo, mientras que los intentos musicales de la mayoría de sus contemporáneos, ricos y famosos entonces, hoy sólo son unas cuantas líneas en los catálogos y las enciclopedias.


·         Adagio molto - Allegro con brio
·         Larghetto
·         Scherzo: Allegro.     .   Allegro molto


La Séptima sinfonía en la mayor (Op. 92) aparece en 1813 —casi un año después de su composición—. El compositor se empeñó en dirigirla en su estreno, con tragicómicos resultados. Pero la crítica reconoció una nueva genialidad de Beethoven. Indudablemente, el maestro alemán muestra con la Séptima su más grandioso concepto de la introducción (Poco sostenuto, pide la partitura). Richard Wagner, otro ferviente beethoveniano, calificó a la Séptima como «la apoteosis de la danza»​ por su implacable ritmo dancístico y notable lirismo, particularmente hondo en su célebre segundo movimiento, Allegretto —que tuvo que ser repetido a petición del público en su estreno—, dominado por un ostinato de seis notas. El esquema del tercer movimiento exige, hecho inédito en una sinfonía, la repetición del trío, quedando la estructura A-B-A-B-A. El cuarto movimiento constituye (al igual que en la Sinfonía “Jupiter”de Mozart) el verdadero centro de gravedad de la obra. En suma, toda la Séptima es una obra de gran potencia.
La sinfonía fue estrenada en Viena 1813 durante un concierto de caridad para los soldados heridos en la Batalla de Hanau  La pieza fue muy bien acogida por la crítica del momento y el allegretto tuvo que ser repetido el día de su estreno.
El primer movimiento está escrito según la forma de sonata y en el predominan los ritmos danzables y alegres.
El segundo movimiento, en La menor, es Allegretto haciéndolo más lento sólo en comparación con los otros tres movimientos. Muy a menudo este movimiento se interpreta excesivamente lento debido a la tradición de escribir los segundos movimientos en tempo Adagio o Lento, aunque aquí Beethoven rompe con esta tradición debido simplemente a que para formular el contraste entre el Vivace y el Presto no es necesario bajar el tiempo hasta un Lento. La forma corresponde a un tema con variaciones de dos temas contrastantes. El primer tema comienza solo con las cuerdas. A medida que avanza el movimiento se van introduciendo los demás instrumentos de la orquesta hasta llegar al tutti en fortísimo. En el estreno el público pidió que se repitiera la interpretación de este movimiento, que ha sido muy popular desde entonces. El ostinato (tema rítmico repetido) de una negra, dos corcheas y dos negras es oído repetidamente.
El tercer movimiento es un scherzo que sigue la forma ternaria. Esta forma (basada en los himnos religiosos de pastores austriacos ​ es tocada dos veces. Esta expansión de la estructura A-B-A de la forma ternaria para convertirse en A-B-A-B-A fue bastante común en las obras de Beethoven durante este periodo, al igual que en la Sinfonía n.º 4 y en el Cuarteto para cuerda n.º 8.
El último movimiento también presenta la forma sonata. Se piensa que este movimiento puede representar una fiesta o la alegría del dios Baco, entre otros motivos.

·         I. Poco sostenuto — Vivace;
·         II. Allegreto
·         III. Presto;
·         IV. Allegro con brío.


HASTA PRONTO.-

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