miércoles, 23 de noviembre de 2011

Jean SIBELIUS (1865-1957)


Quiero recordar al compositor finlandés Sibelius, como participe en el concierto pasado de la O.C.G .en el Auditorio Manuel de Falla, con su vals triste, ya citado en mi anterior entrada de mi blogs, con algunas pocas obras que me gustan, de las muchas que compuso, hago una leve semblanza, del estilo de su obra.

Jean Sibelius nació en 1865 (Hämeenlinna, Finlandia) y murió en 1957 (Järvenpää, Finlandia). Su música expresa con singular lirismo su amor a la naturaleza y a las tradiciones culturales de su patria.

Una de las principales características de su obra, es el empleo de motivos breves que se transforman de modo continuo, evolucionando finalmente hacia desarrollos melódicos completos, nunca explicita demasiado sus paisajes nórdicos sin ánimo de contar nada. Se crean expectativas, se amaga, se anticipa, se crean pequeños clímax nunca concluyentes. Hay como una constante no-progresión en su discurso musical y una fragmentación deliberada que no se debe entender negativamente. Su lenguaje desprende misterio y distanciamiento, crea atmósferas  con una textura orquestal sobria y elemental, incluso la luminosidad nunca deja de estar teñida de un cierto carácter sombrío.

Progresivamente se alejó de los condicionamientos formales de la sonata, y en lugar de temas contrastantes, se centró en la idea de celdas continuas y fragmentos, lo que le llevaba a culminar sus composiciones en una gran presentación. En este aspecto, su obra puede ser vista como de desarrollo continuo, con permutaciones y derivaciones temáticas que conducen la obra hacia el final. La síntesis es tan completa que podría pensarse que comenzó componiendo el final y luego trabajó hacia atrás.

Destaca como compositor de sinfonías y poemas sinfónicos, obras en las que es palpable su dominio del arte de la orquestación, el abandono poco a poco de la forma sonata, personalmente no me gusta nada, ya que no me encuentro cómodo al oír su música. Sibelius fue uno de los últimos exponentes del Romanticismo musical del siglo XIX.

Su inspiración tenía sus raíces en la literatura nacional, en particular en el poema épico mitológico "Kalevala". En 1899 compuso "Finlandia", poema sinfónico que revisaría al año siguiente. "Finlandia" es un auténtico canto a la independencia nacional frente a Rusia, la potencia colonizadora. Esta obra fue prohibida en su momento por las autoridades rusas porque suscitaba un gran fervor patriótico entre la población.




La suite Karelia , op. 11, es una colección de obras para orquesta, Intermezzo , una alegre marcha Allegro-como tema, que representa una procesión,  Ballade "cantado", lo que refleja el estado de ánimo de un rey del siglo XV de Suecia, recordando en su castillo, mientras se entretiene con un trovador. Alla Marcia , un estimulante de marzo, originalmente inherentes a un cuadro que representa a un asedio del castillo.





Sin embargo su concierto para violín,en Re menor op.47, es una de las obras de la literatura musical más bellas escritas.

Le ilusionaba a Sibelius llegar a ser un gran virtuoso del violín, pero no lo consiguió, porque comenzó demasiado tarde su aprendizaje en serio. No obstante, intervino alguna vez como solista y formó parte de un cuarteto de cuerdas. Por ello, cuando, en el verano de 1903, acometió la composición del Concierto no precisó, como Mendelssohn o Brahms, de los consejos de un violinista profesional, pues sus conocimientos de la técnica eran más que suficientes. Su entusiasmo por el instrumento se revela en el hecho de que siendo él un compositor primordialmente orquestal, conceda en esta obra al violín solista una relevancia muy superior a la que era habitual en los conciertos decimonónicos. Las introducciones orquestales son breves, para acentuar el protagonismo del violín, que desarrolla una rica línea melódica interrumpida en el primer movimiento por una extensa y compleja cadenza.

En el Concierto de violín de Sibelius, está presente, como en toda su obra, el aroma de su tierra finlandesa. Pero conviene precisar que su adscripción al nacionalismo musical post-romántico no supone la incorporación, más o menos estilizada, de melodías extraídas del folklore popular como sucede con otros autores, sino en un sentido paisajístico, que, con extraordinaria penetración traduce a sonidos lo que, en principio, sería puramente visual. Es el sentimiento que despierta en el ánimo la contemplación del paisaje y las tradiciones de su tierra, tan lejana y exótica para nosotros, lo que Sibelius consigue magistralmente traducir a los pentagramas. Toda su vida fue un homenaje a su tierra. Una vida muy larga, noventa y dos años.









Enlace para viajar a Viena a final de año.

Hasta pronto



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