AUDITORIO MANUEL DE FALLA
ABONO A (4)
Richard WAGNER
Idilio de Sigfrido
Frédéric CHOPIN
Concierto para piano n. 2 en Fa menor
Wolfgang Amadeus MOZART
Sinfonía núm. 41 en Do mayor, KV 551, “Júpiter”
Mateusz Borowiak piano
JOSEPH SWENSEN director
Adjunto enlaces de entradas, en Marzo 2013, celebrando en 200 aniversario del nacimiento de Richard Wagner.
http://wwwmigueltalavera.blogspot.com.es/2013/03/entrando-en-el-mundo-de-richard-wagner.html
http://wwwmigueltalavera.blogspot.com.es/2013/03/la-otra-opera-el-drama-musical-de.html
Aparte de las óperas, Wagner compuso un pequeño número de piezas; Esto se deriva de su renuencia a concebir la música que no pertenece a la sacralidad del drama, expresión fundamental de su pensamiento.
El "idilio de Sigfrido" es un poema sinfónico para orquesta de cámara, compuesta por Richard Wagner (1813-1883) como un regalo de cumpleaños para su segunda esposa, Cosima, después del nacimiento de su hijo Siegfried en 1869. Fue estrenada en la mañana de Navidad, 25 de diciembre de 1870, por un pequeño conjunto en las escaleras de su villa en Tribschen.
Ópera de Wagner "Siegfried", que se estrenó en 1876, incorpora la música del idilio. Una vez se pensó que el idilio prestadas ideas musicales destinados a la ópera, pero ahora se sabe que el contrario es el caso: Wagner adaptado material melódico de una pieza de cámara inacabada en el idilio e incorporó más tarde a la escena de amor entre Sigfrido y Brunilda en la ópera.
FUENTE WIKIPEDIA
FUENTE WIKIPEDIA
Concierto para piano y orquesta n.º 2 en fa menor, Op. 21 de es uno de los dos conciertos para piano del compositor polaco. Pese a haberse publicado en
segundo lugar, en realidad es anterior al Concierto para y orquesta nº1 Op. 11 en mi menor. Está dedicado a la condesa Delphine
Potocka. Se terminó al final del invierno de 1829 y fue estrenado por el
propio compositor al piano el 17 de marzo de 1830 en Varsovia. Es, en conjunto, de acentos más dramáticos
que el Concierto en mi menor. Con todo, es una maravillosa inspiración melódica,
riqueza de expresividades románticas y sentido rítmico.
Los efectivos orquestales son maderas a dos, dos trompas, dos trompetas un trombón, timbales y cuerdas. Uno de sus mejores intérpretes ha sido el pianista
polaco Arthur
Rubinstein.
El concierto está estructurado en tres movimientos:
- Maestoso. Escrito en forma sonata. Es una amplia introducción orquestal que expone los dos temas principales. El primero de ellos es de suave hermosura, con un fraseo amplio y lírico; el segundo es íntimo, desarrollado por el solista. Cuando tras un fortissimo el piano irrumpe con brillantez, ya no dejará su puesto privilegiado: éste será el que lleve el protagonismo en todo el movimiento.
- Larghetto. Intimista y amoroso, fue inspirado por un amor de juventud de Chopin, la soprano Konstancia Gladkowska. Tiene estructura tripartita, con las secciones extremas plenas de efluvios amorosos, mientras que la central tiene un contrastado sentido dramático. La línea cantabile está adornada en una escritura a veces lánguida y otras de indudable contemplación erótica.
- Allegro vivace. Escrito en forma de rondó, este tiempo final consta de dos temas principales: el primero está dotado de sencillez y encanto, mientras que el segundo es prácticamente una mazurca de claro sabor polaco. El piano juega con ambos temas, en un clima desenfadado y muy luminoso acompañado por una orquesta en la que domina la cuerda. La última sección está escrito a moto perpetuo.
- Wolfgang A. Mozart: Sinfonía nº 41 en Do mayor KV 551 "Júpiter
Ésta se inicia con un aire habitual en la tradición de las sinfonías
ceremoniales en Do mayor, con brillantes intervenciones de trompetas y timbales.
Sin embargo, esta aparente formalidad exterior se ve contrastada de inmediato
por una dulce frase lírica de las cuerdas, una oposición que domina todo el
primer movimiento. La grandeza es agitada, constantemente socavada por momentos
de intimidad, drama, o humor subversivo…
Por
otra parte, la inquietud también marca el Andante, donde trompetas y
timbales se silencian y las cuerdas suenan en sordina. Un fraseo irregular, las
modulaciones en claves remotas y disonancias cromáticas inquietantes contribuyen
a dar un universo de complejas emociones que apenas podría presagiarse en las
inocentes frases del inicio del movimiento.
El
tempo del Menuetto y el trío es el de la tradicional danza cortesana,
pero el denso carácter de la música resuelto con discretos pasajes
contrapuntísticos los eleva mucho más allá del simple carácter de una danza de
corte.
El
final es el punto cúlmine del amor de Mozart por el contrapunto: en él combina
la energía y el “momentum” de un allegro de sonata con los más
intrincados recursos
contrapuntísticos. Los cinco temas que contiene (algunos insinuados al
principio de la sinfonía) aparecen en diferentes formas, y la coda termina en
una sorprendente combinación de los todos ellos, un final glorioso para la
producción sinfónica de Mozart.
No
se sabe con certeza quién le dio a esta sinfonía el nombre de Júpiter; quizás fue Johann Peter
Salomon, el violinista y empresario que invitó a Haydn a Londres en los años de
1790. Es un extraño caso de adecuado
apodo musical, porque la última sinfonía de Mozart tiene algo astronómico
en su perfección.
Hasta pronto.-
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