Viernes 20 marzo 2015
Auditorio Manuel de Falla
ABONO A8
Johannes BRAHMSConcierto para violín y violoncello en La menor, op. 102,
Cuarteto con piano en Sol menor op. 25 (arr. Arnold Schoenberg)
Pablo Martos violín
Alberto Martos violoncello
Joven Academia Instrumental de la OCG
(Taller orquestal OCG-Real Academia de Bellas Artes de Granada)
JOSÉ LUÍS ESTELLÉS director
Doble concierto en la menor, op. 102, concierto
para violín, cello y orquesta escrito en el verano de 1887 estrenado en octubre
del mismo año, es el último trabajo para orquesta de Brahms, dedicado su viejo amigo, el violinista
Joseph JOACHIM, en gesto de reconciliación hacia él, luego de que su larga
relación se viera afectada por el divorcio del violinista y su esposa Amelie. Brahms había tomado
partido por ella, lo cual afectó la relación de los músicos.
El tandem que estrenó el concierto, Joachim y el
chelista Hausmann, repitiéndolo varias veces en la temporada 1887-88, siempre
con Brahms en el podio. El compositor luego entregó el manuscrito a Joachim con
la inscripción "para aquel por quien fue compuesto".
La pieza está dividida en tres movimientos de la forma
rápido-lento-rápido típica de los conciertos:
I.
Allegro
II.
Andante
III.
Vivace non troppo
Si Brahms hubiese tenido conocimiento de que otro compositor remodelaría su Cuarteto como obra orquestal tantos años después de su creación (1861), no saldría de su asombro. No tenía aún 30 años cuando compuso esta obra y Schönberg tenía 73 cuando decidió orquestar esta pieza que se estrenó en el 105 aniversario del nacimiento de Brahms (7 de mayo de 1938).
Compositor conservador del siglo XIX, a Brahms también le hubiese sorprendido el empleo por Schönberg del corno ingés o el xilófono, entre otros, que Brahms no utilizó nunca en sus obras orquestales. Schönberg fue el innovador del siglo XX y el creador de método dodecafónico de composición.
La obra de Brahms es una pieza de cámara íntima, execepto por el final abierto, en tanto que la orquesta de Schönberg es grande y poco propicia para la expresión íntima. Esta obra se ha convertido en una pieza llana de colores para grandes orquestas y en un estímulo, algo exhibicionista, para quienes la dirigen. Toda su profundiddad proviene esencialmente de la obra original.
El mayor homenaje que se pudo hacer a Brahms; No convertir un cuarteto en una sinfonía sino quedarse a medio camino, como el propio Brahms lo hizo en sus serenatas. Amén, aleluya.
OTRA OPINIÓN POSITIVA:
El resultado es espectacular, y obtuvo un gran éxito cuando fue estrenada por el propio Klemperer con la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles. ¡Es Brahms, puro Brahms!, pero con la instrumentación de una orquesta moderna, con profusión de instrumentos, una cuerda muy nutrida, maderas triples... Una delicia. Se comenta que el director musical de la Orquesta angelina le confesó a Klemperer... "No sé por qué dicen que Schönberg no sabe hacer melodías... Esto era muuy melódico...". Normal; lo que nos preguntábamos todos los que asistimos a ese concierto al que me refería antes era: "Y si Schönberg sabía componer de esta forma... ¿por qué demonios componía de esa otra?".
He aquí el primer movimiento: Allegro:
Es un movimiento con multitud de temas, quizá demasiados para una obra de cámara, pero que se suceden uno al otro de forma tan natural que casi parece siempre el mismo. El caso es que se adapta perfectamente a una obra orquestal... u orquestada, como es el caso. Sus poco más de doce minutos son realmente puro Brahms (nada de Schönberg, gracias a Dios); a mí me recuerda bastante al primer movimiento de su Primera Sinfonía... Son trece minutos realmente fantásticos.
El segundo movimiento, Intermezzo (Intermedio, obviamente).
Con ocho minutos y pico, se trata de un movimiento tranquilo, amable y muy, muy pegadizo, diseñado por Brahms para poner un punto de relajación antes de resolver las tensiones planteadas en el Allegro inicial. Eso dice el texto de mi disco , aunque no sé muy bien a qué tensiones se refiere. En fin. El caso es que es un intermedio que se deja oír bien... muy bien.
El tercer movimiento es un Andante con moto-Animato... pero con muchísimo "moto". Por momentos parece una marcha militar, de tanto "moto" (movimiento) que tiene. Y animado... un rato animado. Realmente es un movimiento estupendo, variado y con muchísimo ritmo. Sus casi once minutos se hacen cortos. Comienza como un movimiento lento "de los de toda la vida", más bien un Adagio que un Andante, que me recuerda bastante al movimiento lento de la Tercera Sinfonía... Pero en el minuto 2,55 cambia el ritmo abruptamente, y aparece una cantinela machacona que rápidamente se convierte casi en una marcha militar, una marcha militar con mucho moto como bien se puede oír. Los toques del metal (trompetas y trompas), que obviamente no están en el Cuarteto original, dan un toque marcial al movimiento que casi te dan ganas de salir a desfilar por el pasillo... Casi. Luego te lo piensas mejor y te quedas escuchando el resto del movimiento, que es más sensato y enriquecedor.
Esta tónica "marchosa", con diferentes variaciones, culmina en el minuto 6:05 con una vuelta al tranquilo tema inicial, que se desarrolla de forma muy "brahmsiana" hasta que el tema se va desvaneciendo lentamente hasta el silencio.
Y el movimiento termina... pero es que hay que dejar paso al momento más célebre de la obra, el movimiento final: Rondo alla zingarese (Rondó a la zíngara, o sea, con aires gitanos). Las obras más conocidas de Johannes Brahms son seguramente sus Danzas Húngaras, de clara ascendencia gitana... los que hayáis estado en Hungría os habréis dado cuenta de que la música zíngara está por doquier. En la calle, en los restaurantes, en el metro, en el teatro... los violinistas zíngaros os atacan en cualquier lado con sus coloridos trajes y sus alegres ritmos... y luego pasan la gorra, claro. Pues este movimiento es auténticamente zíngaro: alegre, rápido, lleno de solos improvisatorios... un lujo, vaya. Podemos imaginarnos, casi vemos al violinista solista vestido con su pantalón negro, camisa blanca, chaqueta roja y lazo negro ejecutando sus acordes imposibles acompañado de sus cuatro o cinco colegas de la banda... el ritmo ora es lento y bailable, ora melancólico, ora rapidísimo... Zíngaro, vaya.
En fin: nueve minutos deliciosos, pero deliciosos de verdad. Y pegadizos... un rato pegadizos. ¡Llevo una semana escuchando este estupendo movimiento zíngaro, sin poder quitármelo de la cabeza! Disfrutadlo.
He aquí el primer movimiento: Allegro:
Es un movimiento con multitud de temas, quizá demasiados para una obra de cámara, pero que se suceden uno al otro de forma tan natural que casi parece siempre el mismo. El caso es que se adapta perfectamente a una obra orquestal... u orquestada, como es el caso. Sus poco más de doce minutos son realmente puro Brahms (nada de Schönberg, gracias a Dios); a mí me recuerda bastante al primer movimiento de su Primera Sinfonía... Son trece minutos realmente fantásticos.
El segundo movimiento, Intermezzo (Intermedio, obviamente).
Con ocho minutos y pico, se trata de un movimiento tranquilo, amable y muy, muy pegadizo, diseñado por Brahms para poner un punto de relajación antes de resolver las tensiones planteadas en el Allegro inicial. Eso dice el texto de mi disco , aunque no sé muy bien a qué tensiones se refiere. En fin. El caso es que es un intermedio que se deja oír bien... muy bien.
El tercer movimiento es un Andante con moto-Animato... pero con muchísimo "moto". Por momentos parece una marcha militar, de tanto "moto" (movimiento) que tiene. Y animado... un rato animado. Realmente es un movimiento estupendo, variado y con muchísimo ritmo. Sus casi once minutos se hacen cortos. Comienza como un movimiento lento "de los de toda la vida", más bien un Adagio que un Andante, que me recuerda bastante al movimiento lento de la Tercera Sinfonía... Pero en el minuto 2,55 cambia el ritmo abruptamente, y aparece una cantinela machacona que rápidamente se convierte casi en una marcha militar, una marcha militar con mucho moto como bien se puede oír. Los toques del metal (trompetas y trompas), que obviamente no están en el Cuarteto original, dan un toque marcial al movimiento que casi te dan ganas de salir a desfilar por el pasillo... Casi. Luego te lo piensas mejor y te quedas escuchando el resto del movimiento, que es más sensato y enriquecedor.
Esta tónica "marchosa", con diferentes variaciones, culmina en el minuto 6:05 con una vuelta al tranquilo tema inicial, que se desarrolla de forma muy "brahmsiana" hasta que el tema se va desvaneciendo lentamente hasta el silencio.
Y el movimiento termina... pero es que hay que dejar paso al momento más célebre de la obra, el movimiento final: Rondo alla zingarese (Rondó a la zíngara, o sea, con aires gitanos). Las obras más conocidas de Johannes Brahms son seguramente sus Danzas Húngaras, de clara ascendencia gitana... los que hayáis estado en Hungría os habréis dado cuenta de que la música zíngara está por doquier. En la calle, en los restaurantes, en el metro, en el teatro... los violinistas zíngaros os atacan en cualquier lado con sus coloridos trajes y sus alegres ritmos... y luego pasan la gorra, claro. Pues este movimiento es auténticamente zíngaro: alegre, rápido, lleno de solos improvisatorios... un lujo, vaya. Podemos imaginarnos, casi vemos al violinista solista vestido con su pantalón negro, camisa blanca, chaqueta roja y lazo negro ejecutando sus acordes imposibles acompañado de sus cuatro o cinco colegas de la banda... el ritmo ora es lento y bailable, ora melancólico, ora rapidísimo... Zíngaro, vaya.
En fin: nueve minutos deliciosos, pero deliciosos de verdad. Y pegadizos... un rato pegadizos. ¡Llevo una semana escuchando este estupendo movimiento zíngaro, sin poder quitármelo de la cabeza! Disfrutadlo.
MI OPINIÓN.-
No
soy partidario de los arreglos de obras maestras el proceso creador en la
música lo hacen los compositores originales, que son los genios,con su propio lenguaje, sus melodías,
ritmos, armonías y sus timbres, los ingredientes necesarios que no deben
apropiarse de otros.
Prefiero escuchar las obras de música de Johannes Brahms, sus Sinfonías y Danzas Húngaras. Inserto el cuarteto con piano, objeto de la inspiración de Schoenberg.-
Prefiero escuchar las obras de música de Johannes Brahms, sus Sinfonías y Danzas Húngaras. Inserto el cuarteto con piano, objeto de la inspiración de Schoenberg.-
Brahms : Piano Quartet No. 1 in G minor, op. 25
HASTA PRONTO
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