sábado, 25 de abril de 2015

BUENA INTERPRETACIÓN DE LA INTEGRAL (CONCIERTOS BRANDENBURGO) POR LA ORQUESTA CIUDAD DE GRANADA EN EL AUDITORIO MANUEL DE FALLA



Los melómanos puristas, nos gusta escuchar las obras del Barroco  con instrumentaciones originales, como los compositores  indicaron en la partitura. Los Conciertos  de BRANDENBURGO  son unas   joyas  de ingenio compositivo  matemático de la historia de la  literatura musical, por ello pongo reparos en la audición tímbrica, que se ofreció por la O.C.G., para ello cuelgo los seis conciertos en versión ajustada a la instrumentación descrita por BACH.

Recomiendo escuchar  para  comparar y juzgar, repito nuevamente solo en el aspecto tímbrico, ya que la ejecución ofrecida por la Orquesta Ciudad de Granada fue excepcional.-
Felicitación a Jörg-Andreas BÖTTICHER, por su interpretación al clave con su magistral dirección.-
 
Orden de los conciertos como fueron ejecutados y dirgidos por  BÖTTICHER.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 HASTA PRONTO.-

viernes, 24 de abril de 2015

CONCIERTO ABONO 11 ORQUESTA CIUDAD DE GRANADA (INTEGRAL CONCIERTOS DE BRANDENBURGO) VIERNES 24 ABRIL 2015


Auditorio Manuel de Falla, 20:30 h
viernes 24 abril 2015

ABONO A11

Johann Sebastian BACH
JÖRG ANDREAS BÖTTICHER director



Concierto de Brandenburgo Nº 1 en Fa mayor BWV 1046
 1º. Allegro
2º. Andante (en re menor)
 3º. Allegro
 4º. Menuetto; Trío I (2 oboes y fagot); Menuetto Polacca (violines y violas); Menuetto Trío II (2 cornos y 3 oboes); Menuetto

 
 
Concierto de Brandenburgo Nº 2 en Fa mayor BWV 1047
1º. Allegro
 2º. Andante (en re menor)
 3º. Allegro assai

Concierto de Brandenburgo Nº 3 en Sol mayor BWV 1048                                
1º. Allegro
 2º. Adagio
 3º. Allegro

Concierto de Brandenburgo Nº 4 en Sol mayor BWV 1049
 1º. Allegro
2º. Andante (en mi menor)
 3º. Presto

Concierto de Brandenburgo Nº 5 en Re mayor BWV 1050
1º. Allegro
 2º. Affettuoso (en si menor)
 3º. Allegro

Concierto de Brandenburgo Nº 6 en Si♭ mayor BWV 1051
 2º. Adagio ma non tanto (en Mi♭ mayor)
 3º. Allegro



                                                        


Christian Ludwig de Brandenburg-Schwedt (1710,


Probablemente Bach compuso los conciertos a lo largo de varios años mientras ocupaba el puesto de Kapellmeister en Köthen, y la tarea se prolongó hasta que estuvo de vuelta en su empleo en Weimar (1708-1717). La dedicatoria de Bach al Margrave data del 24 de marzo de 1721 y su primera frase dice así:
Como he tenido la suerte hace unos años de ser escuchado por su Alteza Real, a las órdenes de Su Alteza, y como me percaté entonces de que Su Alteza tuvo algún placer en los pequeños talentos que Dios me ha dado para la música, y como al despedirse Su Alteza Real, se dignó honrarme con la orden de enviar a su Alteza algunas piezas de mi composición: Tengo de conformidad con las órdenes más corteses de su Alteza tomada la libertad de hacer mi más humilde deber a Su Alteza Real con los presentes Conciertos, que he adaptado a diversos instrumentos; rogando a su Alteza humildemente que no juzgue su imperfección con el rigor de ese gusto exigente y sensible, que todo el mundo sabe que Él tiene para las obras musicales, sino que más bien tome en benigna consideración el profundo respeto y la más humilde obediencia que yo así trato de mostrarle.
La página de dedicatoria que Bach escribió para la colección indica que son Concerts avec plusieurs instruments (Conciertos con diversos instrumentos). Bach utilizó el "más amplio espectro de instrumentos de orquesta... en combinaciones audaces".
 
 
 
 
 
 Una historia detrás de los conciertos de Brandenburgo

 

Puerta de Brandenburgo
Muchas veces es un misterio la manera en que algunas obras adquieren sus apodos. Nadie sabe con certeza, por ejemplo de dónde provienen los nombres de la Sinfonía Júpiter de Mozart o el concierto El Emperador de Beethoven. Varias obras llevan nombres de personas.
El Kreutzer de la Sonata para violín de Beethoven era un violinista, mientras que el Waldstein de su Sonata para piano era un noble.

Las variaciones Goldberg de Bach fueron encargadas por el conde Von Kayserling para ayudarle a curar su insomnio, pero la pieza no se conoce como las Variaciones Kayserling. Goldberg era el sufrido clavecinista que interpretaba esas variaciones, noche tras noche, para que el conde pueda conciliar el sueño.
 
 
Los conciertos de Brandemburgueses, también han sido designados con el nombre de una persona: Christian Ludwig, Markgraf de Brandenburgo.

Resulta irónico que la historia haya bautizado a esta música con el nombre de Brandemburgueses, puesto que a Christian Ludwig no le interesaba. Sin embargo, si todavía se recuerda al tal príncipe es sólo por estos conciertos.

Los conciertos de Brandenburgo fueron compuestos mientras Bach trabajaba en la corte del príncipe Leopoldo de Anhalt-Cöthen.

Mientras el compositor permaneció allí, su producción consistió principalmente en obras instrumentales.

En 1718, mientras Bach estaba en Berlín para encargar un nuevo clavecín, conoció al markfraf de Brandenburgo.

Christian Ludwig cultivaba sus relaciones con muchos músicos, y coleccionaba partituras, especialmente de conciertos.

Escuchó tocar a Bach y, más tarde, menciono en tono casual que estaba interesado en una serie de conciertos.

Pronto el Markfraf olvidó su petición y sin duda se sorprendió cuando, dos años más tarde, recibió una partitura bellamente autografiada de Seis conciertos para diversos instrumentos.

Bach se consideraba a sí mismo como un humilde servidor; la era del artista como genio independiente aún no había llegado.

Al Markfraf de Brandenburgo, Christian Ludwig, los conciertos no le parecieron lo suficientemente buenos como para incluirlos en el catálogo de su biblioteca, que de hecho, comprendía casi doscientos conciertos de otros compositores.

El manuscrito de Bach pasó desapercibido hasta 1734, año en que fue vendido por una pequeña suma de dinero después de la muerte del Markgraf.

La instrumentación es diferente en cada concierto, pero en todos los casos el conjunto era demasiado grande para los músicos de Brandenburgo.

Sin embargo, cada pieza se adecuaba perfectamente a los recursos disponibles en Cöthen, quizá los conciertos fueron compuestos para ser utilizados en la corte de Leopoldo y que posteriormente fueron dedicados a Christian Ludwig.
 
HASTA PRONTO.-

domingo, 19 de abril de 2015

OPINIÖN DEL CONCIERTO DE ABONO 10 ORQUESTA CIUDAD DE GRANADA AUDITORIO MANUEL DE FALLA SÁBADO 18 ABRIL 2015




La canadiense Anastasia Rizikov, de tan solo 16 años, ha sido la ganadora “El Premio Jaén de piano.” La obra elegida  el  Concierto para piano y orquesta número 2   en fa menor  opus 21 de Frédéric Chopín. Es costumbre en la programación de la Orquesta Ciudad de Granada, en la jornada siguiente se repite en el Auditorio Manuel de Falla.

Una interpretación antológica que nos emocionó, por la perfección de su ejecución, estando la O.C.G. a la misma altura, con la dirección impecable de Paul MANN.

Fuente: Biografías y Vidas La Enciclopedia Biográfica.-

Frédéric Chopin

(Fryderyk Franciszek Chopin; Zelazowa Wola, actual Polonia, 1810-París, 1849) Compositor y pianista polaco. Si el piano es el instrumento romántico por excelencia se debe en gran parte a la aportación de Frédéric Chopin: en el extremo opuesto del pianismo orquestal de su contemporáneo Liszt -representante de la faceta más extrovertida y apasionada, casi exhibicionista, del Romanticismo-, el compositor polaco exploró un estilo intrínsecamente poético, de un lirismo tan refinado como sutil, que aún no ha sido igualado. Pocos son los músicos que, a través de la exploración de los recursos tímbricos y dinámicos del piano, han hecho «cantar» al instrumento con la maestría con qué él lo hizo. Y es que el canto constituía precisamente la base, la esencia, de su estilo como intérprete y como compositor.
 
 
Hijo de un maestro francés emigrado a Polonia, Chopin fue un niño prodigio que desde los seis años empezó a frecuentar los grandes salones de la aristocracia y la burguesía polacas, donde suscitó el asombro de los asistentes gracias a su sorprendente talento. De esa época datan también sus primeras incursiones en la composición.
Wojciech Zywny fue su primer maestro, al que siguió Jozef Elsner, director de la Escuela de Música de Varsovia. Sus valiosas enseñanzas proporcionaron una sólida base teórica y técnica al talento del muchacho, quien desde 1829 emprendió su carrera profesional como solista con una serie de conciertos en Viena.
El fracaso de la revolución polaca de 1830 contra el poder ruso provocó su exilio en Francia, donde muy pronto se dio a conocer como pianista y compositor, hasta convertirse en el favorito de los grandes salones parisinos. En ellos conoció a algunos de los mejores compositores de su tiempo, como Berlioz, Rossini, Cherubini y Bellini, y también, en 1836, a la que había de ser uno de los grandes amores de su vida, la escritora George Sand.
Por su índole novelesco y lo incompatible de los caracteres de uno y otro, su relación se ha prestado a infinidad de interpretaciones. Se separaron en 1847. Para entonces Chopin se hallaba gravemente afectado por la tuberculosis que apenas dos años más tarde lo llevaría a la tumba. En 1848 realizó aún una última gira de conciertos por Inglaterra y Escocia, que se saldó con un extraordinario éxito.
 
 
Excepto los dos juveniles conciertos para piano y alguna otra obra concertante (Fantasía sobre aires polacos Op. 13, Krakowiak Op. 14) o camerística (Sonata para violoncelo y piano), toda la producción de Chopin está dirigida a su instrumento musical, el piano, del que fue un virtuoso incomparable. Sin embargo, su música dista de ser un mero vehículo de lucimiento para este mismo virtuosismo: en sus composiciones hay mucho de la tradición clásica, de Mozart y Beethoven, y también algo de Bach, lo que confiere a sus obras una envergadura técnica y formal que no se encuentra en otros compositores contemporáneos, más afectos a la estética de salón.
La melodía de los operistas italianos, con Bellini en primer lugar, y el folclor de su tierra natal polaca, evidente en sus series de mazurcas y polonesas, son otras influencias que otorgan a su música su peculiar e inimitable fisonomía.
A todo ello hay que añadir la propia personalidad del músico, que si bien en una primera etapa cultivó las formas clásicas (Sonata núm. 1, los dos conciertos para piano), a partir de mediados de la década de 1830 prefirió otras formas más libres y simples, como los impromptus, preludios, fantasías, scherzi y danzas.
Son obras éstas tan brillantes -si no más- como las de sus predecesores John Field y Carl Maria von Weber, pero que no buscan tanto la brillantez en sí misma como la expresión de un ideal secreto; música de salón que sobrepasa los criterios estéticos de un momento histórico determinado. Sus poéticos nocturnos constituyen una excelente prueba de ello: de exquisito refinamiento expresivo, tienen una calidad lírica difícilmente explicable con palabras.
 
Después de leer las notas al programa redactadas por Víctor ESCAPÉ quedo complacido por su sencillez y humildad, sobre todo en alusión a su obra compuesta por él, encargo de la O.C.G. titulada “Los inviernos cristales” que he escuchado con enorme atención, advirtiendo en ella su coherencia  temática, y tímbrica,  sus enormes pedales acústicos, sabiéndome a poco, deseando volver a oírla otra vez, y disfrutar nuevamente.
Una interpretación buena de la sinfonía núm. 5 de Franz Schubert, pero muy  mecánica, (se la saben de memoria), pero para los que la hemos escuchado hoy  no hemos  salido satisfechos.
 Ejecución farragosa,  con falta de claridad en los diálogos entre los distintos grupos, sin expresión instrumental no se apreciaban  los timbres individuales de cada instrumento que contiene la composición de ésta bella Sinfonía de Franz Schubert, que regresaba al clasicismo mozartiano.
Ésta deficiencia  podía haber sido corregida por Paul Mann, administrando los tiempos, armonía y ritmo adecuado, dándole la belleza que no hemos encontrado.
HASTA PRONTO.-
 

 
 

jueves, 16 de abril de 2015

CONCIERTO ABONO A10 ORQUESTA CIUDAD DE GRANADA SÁBADO 18 ABRIL 2015


Manuel de Falla, 20:30 h
sábado 18 abril 2015

ABONO A10

Víctor ESTAPÉ
Los inviernos cristales  estreno absoluto, obra encargo de la OCG


Concierto de piano, por determinar       Ganador del 57 Concurso Internacional de Piano de Jaén, piano solista

Franz SCHUBERT
Sinfonía núm. 5 en Si bemol mayor, D. 485

 

 director    PAUL MANN

          paul-mann

Víctor Estapé



  


Inició su formación musical en el Conservatorio de Terrassa (Barcelona) con Jordi Figueras y Maria Vancells. Ha estudiado composición con Benet Casablancas y Josep Soler en el Conservatorio de Badalona (Barcelona). Entre 1991 y 1994, becado por los Gobiernos Austríaco y Español y la Generalitat de Cataluña, amplió sus estudios en la Hochschule für Musik und darstellende Kunst de Viena (Austria) con Erich Urbanner (Composición), Karl-Heinz Füssl (Análisis Formal) y Diether De la Motte (Teoría), entre otros.

Ha impartido clases en distintos centros del país (Conservatori de Lleida, Escola de Música de Barcelona, Universidad de la Rioja...) y actualmente es Jefe del Departamento de Composición del Conservatori Superior del Liceu, dónde imparte clases de Técnicas de Composición, Análisis e Historia de la Música.

Es colaborador habitual de diversas entidades con artículos y conferencias sobre temas de análisis musical. Ha desarrollado múltiples estudios sobre temas analíticos muy diversos, entre los que destacan los dedicados a la música de F. Mompou y al lenguaje harmónico de la Música del Siglo XIX, tema en el que se basa su Tesis Doctoral, actualmente en curso.

Es autor de obras de cámara, vocales e instrumentales, con las que busca desarrollar un lenguaje personal expresivo y comunicativo, marcado por influencias muy diversas.
 
FUENTE.   Biografías y Vidas (La enciclopedia biográfica)

Franz Schubert    

(Himmelpfortgrund, actual Austria, 1797-Viena, 1828) Compositor austríaco. Nacido en las proximidades de la misma Viena que acogió a Haydn, Mozart y Beethoven, a menudo se le considera el último gran representante del estilo clásico que llevaron a su máximo esplendor esos tres compositores y uno de los primeros en manifestar una subjetividad y un lirismo inconfundiblemente románticos en su música.
El lied para canto y piano, uno de los géneros paradigmáticos del Romanticismo, encontró en él a su primer gran representante, cuyas aportaciones serían tomadas como modelo por todos los músicos posteriores, desde Robert Schumann hasta Hugo Wolf y Gustav Mahler.
 
Hijo de un modesto maestro de escuela, Schubert aprendió de su padre la práctica del violín y de su hermano mayor, Ignaz, la del piano, con tan buenos resultados que en 1808, a los once años de edad, fue admitido en la capilla imperial de Viena como miembro del coro y alumno del Stadtkonvikt, institución ésta en la que tuvo como maestro al compositor Antonio Salieri. La necesidad de componer se reveló en el joven Schubert durante estos años con inusitada fuerza, y sus primeras piezas fueron interpretadas por la orquesta de discípulos del Stadtkonvikt, de la que él mismo era violinista.
Tras su salida de este centro en 1813, Schubert, a instancias de su padre, empezó a trabajar como asistente en la escuela de éste, a pesar del poco interés demostrado por el músico hacia la labor pedagógica. En estos años es cuando ven la luz sus primeras obras maestras, como el lied El rey de los elfos, inspirado en un poema de Goethe, uno de sus escritores más frecuentados. Después de abandonar sus funciones en la escuela paterna, Schubert intentó ganarse la vida únicamente con su música, con escaso éxito en su empresa.
El único campo que podía reportar grandes beneficios a un compositor de la época era el teatro, la ópera, y aunque éste fue un género que Schubert abordó con insistencia a lo largo de toda su vida, bien fuera por la debilidad de los libretos escogidos o por su propia falta de aliento dramático, nunca consiguió destacar en él. Sus óperas, entre las que merecen citarse Los amigos de Salamanca, Alfonso y Estrella, La guerra doméstica y Fierabrás, continúan siendo la faceta menos conocida de su producción.
 
Si Schubert no consiguió sobresalir en el género dramático, sí lo hizo en el lied. Un solo dato da constancia de su absoluto dominio en esta forma: sólo durante los años 1815 y 1816 llegó a componer más de ciento cincuenta lieder, sin que pueda decirse de ellos que la cantidad vaya en detrimento de la calidad. Escritos muchos de ellos sobre textos de sus amigos, como Johann Mayrhofer y Franz von Schober, eran interpretados en reuniones privadas, conocidas con el elocuente nombre de «schubertiadas», a las que asistía, entre otros, el barítono Johann Michael Vogl, destinatario de muchas de estas breves composiciones.
Los ciclos La bella molinera y Viaje de invierno constituyen quizás la cima de su genio en este campo, a los que hay que sumar títulos como El caminante, La trucha, A la música, La muerte y la doncella, o el celebérrimo Ave Maria. A pesar de la belleza de estas composiciones y de la buena acogida que encontraron entre el público, la vida de Schubert discurrió siempre en un estado de gran precariedad económica, agravada considerablemente a partir de 1824 por los primeros síntomas de la enfermedad que acabaría prematuramente con su existencia.
 
Fuente:  Clásica 2    (Revista de Ópera y Música Clásica). 
 
Franz Schubert acaba de componer su Sinfonía nº 5 en Si bemol mayor en octubre de 1816, -contaba a la sazón sólo 19 años-, y sin embargo la primera audición pública tendría lugar en Viena el 17 de octubre de 1841 bajo la dirección de Michaël Leitermeyer. ¡25 años más tarde!
Esta sinfonía, parca en su instrumentación orquestal, -el compositor omite las trompetas, los clarinetes y los timbales-, es una obra de un marcado caracter mozartiano en donde la riqueza melódica se encuadra en un tratamiento formal de reminiscencias clasicistas. Un efecto que encontramos a lo largo de sus 4 movimientos a saber, I. Allegro; II. Andante con moto; III. Minuetto: Allegro molto y IV. Allegro Vivace. De tal manera que esta sinfonía de juventud volvía la vista atrás alejándose del nuevo camino sinfónico abierto, también en Viena, por Ludwig van Beethoven con su Sinfonía nº 3 "Heróica", estrenada en 1805, por tanto 11 años antes, y remachado con su Quinta sinfonía, estrenada el 22 de diciembre de 1808.
Pero este refugio en tiempos pasados no es óbice para que estemos ante una obra de arte, una perla de iridiscencias mágicas que se nos presenta en forma de una sinfonía camerística delicada, elegante, y sobre todo muy emotiva. Espero que la disfrutéis con esta magnífica grabación en directo desde el Concergebouw de Amsterdam a cargo de la Mantova Kamerorkest bajo la batuta Alexander lonquich.
 
Manuel López-Benito
 
 
 
 
Otra versión con instrumentos antiguos originales.
 
    Les Musiciens du Louvre
Conducted by Marc Minkowski
 
 
 
 
 
HASTA PRONTO
 

sábado, 11 de abril de 2015

IRREGULAR INTERPRETACIÓN EN LA INTEGRAL DE LAS SINFONÍAS DE BRAHMS II, VIERNES 10 ABRIL 2015




Ligera incertidumbre antes de comenzar el concierto de abono del viernes día 10 de Abril protagonizado por la Orquesta Ciudad de Granada en el Auditorio Manuel de Falla. Como  ya comenté en mi blog de entrada 14 de Noviembre pasado , la falta de cuerda para conseguir un equilibrio sonoro, se confirmó, a pesar de la buena disposición del italiano Giancarlo ANDRETTA, que si lo consiguió en  la interpretación de la Sinfonía  núm. 2 en Re mayor op. 73.

 En mi opinión la composición de ésta  sinfonía, es tan pastoral,  radiante, con una  gran  diafanidad  que hizo más fácil darle la expresión sonora  perfecta, ejecutándola  con delicadeza, consiguiendo  la  textura  necesaria  para resaltar su belleza.

No fue así en la segunda parte con la ejecución de la Sinfonía  núm. 4 en Mi menor, op.98 donde la contundencia romántica  trágica compositiva, necesitaba de los diez violonchelos, seis contrabajos, violines y violas suficientes para contrarrestar  a las trompas, trompetas, trombones y tuba.
 La O.C.G. perdió la belleza de su textura interpretativa  con falta de legato en la unión de las abundantes ideas temáticas sobre todo en el Allegro non troppo, para pasar a un Andante moderato, dónde las trompas sin timbre desafinadas sonaban mal a mis oidos, con el conjunto orquestal. El finale enérgico  y apasionado la fuerza sobre todo las trompetas, acabaron  con la belleza majestuosa  y arcaizante del romanticismo  puro que representa Johannes BRAHMS

Giancarlo ANDRETTA demostró su buen hacer, con las posibilidades, que tuvo a su disposición, con lo cual lo felicitamos esperándolo la próxima temporada.-

Hasta pronto.-