jueves, 16 de febrero de 2017

CONCIERTO DE ABONO SINFÓNICO A7 ORQUESTA CIUDAD DE GRANADA VIERNES 17 FEBRERO 2017



AUDITORIO MANUEL DE FALLA

Un paseo por Europa


Antonín DVOŘÁK
Suite checa en re mayor, op. 39
Carl NIELSEN
Concierto para clarinete y orquesta, op. 57
Arvo PÄRT
Cantus In Memoriam Benjamin Britten
Joseph HAYDN
Sinfonía núm. 104 en Re mayor, “Londres”
José Andrés Fernández Camacho clarinete
PETER CSABA director
Antonin  DVORAK  (1841-1904)
Suite checa en re mayor 0p. 39
Historia de la composición.

Tras el éxito de las Serenatas en mi mayor y re menor, Dvorak tenía en mente para escribir otra obra de la misma disposición oficial, esta vez incorporación de bailes populares checas. Para este objetivo, sin embargo, de etiqueta "serenata" no era del todo adecuado, decía así la idea inicial Poco a poco cristalizada en la decisión de escribir una suite, que, para el estreno, lo cual dado el subtítulo "Checa". La primera obra que realiza en Praga el 16 de mayo de 1879 en un concierto organizado por la Asociación de Periodistas Checa, llevado a cabo por Adolf Cech. Un año más tarde llevó a cabo su Dvorak Suite Checa a sí mismo en Praga, el 29 de marzo 1880. Mientras un concierto benéfico para recaudar dinero para la construcción del Teatro Nacional. La obra que publicó en 1881 por la firma con sede en Berlín Schlesinger.
La Suite Checa está escrita en cinco partes. La primera, marcada Preludio (pastorela), es de hecho una especie de introducción lírica a los movimientos posteriores, con muy poco contraste y una línea melódica en las voces superiores fluyen suavemente por encima de ostinato figura graves Consta de dos tonos alternantes Simplemente enteros. El segundo movimiento es una estilización poética de la danza popular checa "polka"; el tema principal en su configuración principal de re menor es esencialmente de naturaleza melancólica, pero más tarde se traslada a fa mayor y se vuelve más rítmica y expresiva. El movimiento está dispuesto en tres partes, A-B-A. El tercer movimiento está inspirado en otro baile popular, de "Sousedská", un baile lento en tiempo de 3/4, y es típico por su colorido tratamiento imitativa del tema principal. El cuarto movimiento, marcado Romance, ofrece un nocturno lírica maravillosa en la que, para un acompañamiento serena en las cuerdas, una amplia melodía se abre al arco en la flauta y luego es absorbido por otros instrumentos. La final Furiant completa el número de la suite en estilo deslumbrante, con su famosa expresión y el temperamento más ruidosa: en las fuerzas puras coda orquestal Dvorak la alineación existente con una trompeta y timbales. Este movimiento ha sido comparado con las Danzas Eslavas con el que comparte sus ritmos de agitación y sensación de abandono. En su lirismo, vitalidad, rica invención melódica y la claridad formal, el Suite Checa es uno de los más característicos de las obras de Dvorak.

I. Preludium (Pastorale)
II. Polka
III. Sousedská (Minuetto)
IV. Romance (Romanza)
V. Finale (Furiant)

Carl NIELSEN  (1865-1931)
 Concierto para clarinete y orquesta, OP. 57

En 1928 es concebida esta obra que en principio debía integrar un ciclo de 5 conciertos dedicados al Quinteto de vientos de Copenhagen (solo 2 fueron terminados a la muerte del compositor).

“Ha debido tocar el clarinete él mismo, de otra forma el no hubiera podido jamás encontrar justo las notas mas difíciles de interpretar (...)” así lo declaró el eminente clarinetista danés Aage Oxenvad (para quien fue dedicado dicho concierto) después de haber estrenado el concierto para clarinete de Nielsen el 11 de octubre de 1928 en Copenhagen. Aquí el clarinete es tratado como un “personaje” con las características psicológicas del interprete Oxenvad, célebre por su carácter irascible y temperamental siempre proclive a la querella. La partitura se presenta en un solo movimiento en la que se identifican claramente cuatro secciones sinfónicas – una primera animada, una lenta, la tercera emparentada con el scherzo y una especie de rondo para finalizar.

La primera sección - Allegretto un poco – muestra un tema impetuoso en las cuerdas graves que luego desarrolla el instrumento solista antes de exponer un segundo sujeto cantabile más estable y apacible. La recapitulación surge de una primera cadencia del clarinete. Durante toda la sección escuchamos las intervenciones del redoblante, intempestivo rival del solista.

El Poco Adagio en ¾ (segunda sección) presenta una larga melodía del corno acompañado por los fagotes; interrupción brusca del redoblante y pasajes en el registro agudo del clarinete; el tema inicial cierra esta parte.

La tercera sección un Allegro non troppo se inicia con un nuevo tema en 3/8 a cargo de los primeros violines seguida de una intervención agitada, en síncopas del clarinete que desemboca en una segunda cadencia virtuosa y expresiva.


Una última sección – Allegro vivace – comienza con un tema en 2/4 que el solista anuncia casi ingenuamente; el movimiento gana amplitud y energía mientras que el redoblante no cesa su accionar y finalmente, se impone la réplica triunfante del clarinete culminando apacible esta peculiar obra, piedra angular del repertorio concertante del clarinete en el siglo XX.



Arvo PÄRT  (1935-)  El minimalismo  sacro

La calma de Arvo Pärt     Enlace expliación del estilo compositivo del minimalismo

No toda la música del siglo XX está compuesta a partir del color de la disonancia. Algunos autores como Arvo Pärt naciío en 1935 en Estonia nacionalizado alemán) presentan una música que sugiere ambientes y sensaciones de épocas anteriores, pero desde una cierta lejanía.

Cantus In Memoriam Benjamin Britten
El compositor estonio Arvo Pärt nació en Paide, Estonia, en 1935. Eso quiere decir que nació en un estado independiente, pero a partir de los cinco años fue ciudadano de la URSS, dado que ésta se anexionó Estonia en 1940.Arvo  tuvo muchas influencias de todo tipo,incluidas las soviéticas. Tocó todos los palosl , buscando su lugar bajo el sol musical… casi todos ellos con no demasiado éxito. Neoclasicismo, dodecafonismo, serialismo y algún que otro “ismo” más…
No tuvo éxito. Sus obras no tenían inspiración, le desagradaban a él y, de paso, a los jerarcas soviéticos que tanto fastidiaron a Shostakovick, Khachaturian, Prokofiev y otros compositores por no componer “música patriótica”, sea eso lo que sea. Pero no había manera. Ni con obras “oficiales” ni con obras “rompedoras”. Estuvo Pärt a punto de dejar para siempre la composición.
Sufrió una profundísima crisis personal, no sólo compositiva, de la que consiguió salir abrazando la religión ortodoxa rusa y refugiándose en las formas primigenias de la música occidental: el canto llano medieval. También el canto gregoriano, la primera polifonía medieval, etc. Vuelta a las raíces. Y ahí sí que obtuvo el éxito con un estilo muy personal, con obras con esquemas muy simples, minimalistas, llenas de sentimiento, que llegan directas al corazón de una forma atávica e inmemorial…
La obra de hoy es un magnífico ejemplo. Compuesta a principios de 1977, tan sólo unas semanas después de conocerse la muerte de Britten, a quien, por cierto, nunca llegó a conocer, se basa en una nutrida orquesta de cuerda (en este caso ni el viento ni la percusión, a excepción de una única campana, tienen vela en el entierro… nunca mejor dicho) entonando sencillas escalas en canon siempre girando machaconamente alrededor de un acorde de La menor. La música va cambiando, girando, transformándose siempre alrededor de las mismas notas, siempre parecido pero siempre diferente, punteada por una obsesiva campana que entona una y otra vez una nota La… La… La…

Joseph  HAYDN  (1732-1809)
Compositor austriaco. Con Mozart y Beethoven, Haydn es el tercer gran representante del clasicismo vienés. Aunque no fue apreciado por la generación romántica, que lo consideraba excesivamente ligado a la tradición anterior, lo cierto es que sin su aportación la obra de los dos primeros, y tras ellos la de Schubert o Mendelssohn, nunca habría sido lo que fue. Y es que a Haydn, más que a ningún otro, se debe el definitivo establecimiento de formas como la sonata y de géneros como la sinfonía y el cuarteto de cuerda, que se mantuvieron vigentes sin apenas modificaciones hasta bien entrado el siglo XX.
Aunque titulada "Londres", la Sinfonía 104 de Haydn es tan sólo la última de una serie de doce sinfonías que el compositor escribió durante su estancia en la capital inglesa y con las que puso fin a su contribución al género. Aunque durante los años que pasó al servicio de la familia Esterházy gozó de libertad para, según sus propias palabras, "ser original", cuando tuvo que regresar al circuito comercial lo hizo con un ímpetu experimentador casi inédito en su carrera.
La Sinfonía arranca con una serie de solemnes y dramáticos acordes que captan nuestra atención al instante. Siguen unos delicados fraseos que enlazan con una nueva interpretación de ésos mismos acordes iniciales (esta vez sin percusión). Tras darle alguna vuelta más al mismo tema y repetir la estructura citada anteriormente, finaliza el adagio y da comienzo, con la acostumbrada energía de Haydn, el allegro de este primer movimiento. Un movimiento cargado de entusiasmo y colorido que sintetiza todo lo que hace irresistible la música del austriaco. Esas sensaciones de vitalidad y optimismo se prolongan (incluso exageradamente) hasta el final de la pieza, la más larga de la sinfonía.
El segundo movimiento es un andante. Presenta la forma de un lied dividido en tres partes, siendo más apacibles la primera y la última y más violenta la central. El tema principal es sencillo, aunque Haydn sabe dotarle de hondura a lo largo del movimiento usando magistralmente melodía y armonía. El tercer movimiento es el minueto. Es el más corto y academicista de los cuatro. Sólo el protagonismo de los instrumentos de viento de madera rompe un esquema rígido, escrito con escrupulosidad por Haydn. Para el Finale el compositor escoge la forma de sonata y aprovecha para introducir la música folclórica en la partitura. El tema principal proviene de una juguetona melodía popular originaria de Croacia y que es manipulada por el compositor en complejos desarrollos que resultan en un brillantísimo final para la última sinfonía de Haydn.
La Sinfonía 104, "Londres" se estrenó el 4 de mayo de 1795 en el King's Theatre de Londres. El exitoso evento contó con un repertorio consagrado por completo al músico austriaco quien dirigió además todas las interpretaciones.


HASTA PRONTO.-
YUN & CLEARFIELD & PROKOFIEFF
DOMINGO 19 DE FEBRERO DE 2017, 12:00 h.
AUDITORIO MANUEL DE FALLA
Isang YUN     
Together para violín y contrabajo
Andrea CLEARFIELD     
Tres temas sobre poemas de Pablo Neruda, para oboe y contrabajo
Serge PROKOFIEFF         
Quintet, op. 39 “Trapeze” para oboe, clarinete, violín, viola y contrabajo
ENSEMBLE TRAPEZE
Eduardo Martínez
 oboe
José Luis Estellés clarinete
Marc Paquin violín
Donald Lyons viola
Günter Vogl contrabajo

GEGSA – AUDITORIO MANUEL DE FALLA – OCG
con la colaboración de la    ASOCIACIÓN AMIGOS DE LA OCG

1. Tema con variazioni
2. Andante energico . 

 3 Allegro sostenuto, ma con brio 
4. Adagio pesante
5. Allegro precipitato, ma non troppo presto
6. Andantino
recorded by Rafi Eshel

La pieza, que escrito en 1924. Prokofiev lo que significa vivir en París en el momento y recibió un encargo de Boris Romanov, un bailarín y coreógrafo de danza Touring Company de Sergey Diaghilev. Romanov por objeto presentar un ballet tema del circo, titulado "Trapecio" La inclusión de payasos y acróbatas, pero lo que no Prokofiev cargado de tener que componer una historia detallada o trama. Decía así, la pieza podría funcionar como un ballet o la obra de cámara pura, y es tenido éxito en ambos casos.

Es interesante observar lo hizo Igor Stravinsky así que lo que trabaja para el ballet de Diaghilev en París, en el tiempo lo hizo. Estamos familiarizados con la consagración de la primavera, El pájaro de fuego, Petrushka y muchos otros ballets. Prokofiev, que en gran medida influenciado por el estilo de Stravinsky, y por lo que creó una obra enérgica, muy coloreado, llena de humor sarcástico y ritmos insistentes

No hay comentarios:

Publicar un comentario