Dentro del tiempo litúrgico de la semana Santa, la música Sacra es por excelencia la más interpretada, por ello hacemos con este ensayo, relato su origen e historia.
Con la aparición del cristianismo debemos asociar la existencia de primeros testimonios musicales occidentales, sin embargo, la primitiva iglesia cristiana tuvo especial celo en preservar los cantos y plegarias que formaban parte de la liturgia; patrimonio que fue transmitido de forma oral durante siglos y registrado por escrito a partir de la Edad Media, momento en el que se desarrollaron sistemas de notación que permitieron registrar no solo los textos sagrados si no también las indicaciones necesarias para su interpretación durante la misa.
No obstante el concepto de música sacra aparece ligado a la reforma litúrgica impulsada por el Papa Pío X, que ejerció el pontificado desde 1903 al 1914, año de su muerte.
Dentro de la Música Sacra, el canto Gregoriano cultivado sobre todo en los grandes monasterios y abadías benedictinas de Francia e Italia, alcanzó su máximo esplendor en el siglo II, pero más tarde en el año 590, San Gregorio Magno, ascendió a la cátedra de San Pedro, y sus tarea pastorales fue ordenar la distribución y sucesión de las oraciones litúrgicas, que dio como resultado la evolución histórica definitiva de el gregoriano o canto llano, donde hoy constituye un repertorio de miles de melodías con estilos y formas diferentes, no obstante gracias a su labor,(de quien tomó su nombre), todas comparten su carácter melódico, su función litúrgica y el uso de la lengua latina en los cantos, como los salmos de alabanza o súplica dirigidos al Señor.
En la Edad Media en las cortes de los señores feudales y en las ciudades, se produjo un tipo de música también monódica, fueron las canciones de juglares, trovadores y troveros, su temática habitual era el amor cortés, pero con frecuencia se dedicaban a la Virgen, tal es el caso de las más de cuatrocientas cantigas a Santa María, atribuidas al rey Alfonso X el “Sabio”, escritas en galaico portugués con argumentos de los milagros de la Virgen.
El mismo modo que la historia de la música actual no solo se escribe a través de sus compositores, sino también de sus intérpretes de las orquestas de las compañías discográficas y de os variados canales de difusión, las instituciones medievales crearon las capillas musicales en las catedrales, aunque también en otros lugares, fue en ellas donde se formaron los profesionales que luego trabajaron, interpretando y creando el repertorio propio de los actos de la liturgia. La capilla era, pues un espacio arquitectónico y también el conjunto de personas que se reunían en ella con fines litúrgicos. En el sentido musical estaban formados por un grupo de cantores con frecuencia niños, tutelados por un maestro. También solían incorporar algunos instrumentistas, fueron durante siglos los principales centros promotores de la música litúrgica.
Las Capillas vaticanas de Roma fueron el modelo para las instituciones religiosas de la cristiandad, Desde época temprana, la basílica de Pedro contaba con su propia schola cantorum, pero fue sobre todo a partir del regreso de la corte papal, tras el intervalo de Aviñón, cuando se asentó la tradición de mantener instituciones musicales a su servicio.
Dos fueron las capillas musicales que dieron solemnidad a los cultos vaticanos: la capilla Giulia o de San Pedro y la capilla Sextina o apostólica. Por ellas pasaron algunos de los mejores músicos (cantores además de compositores) de los siglos XV y XVI; flamencos, españoles, franceses, y alemanes.
La capilla Sixtina debe su nombre al papa Sixto IV, que reglamentó las condiciones en que los cantores debían intervenir en las funciones litúrgicas. Instituyó un número de cantores, primero veinte y más tarde veinticuatro, que fueron reclutados entre los mejores de Europa. Con el tiempo, se convertiría en el modelo ideal de la polifonía a capella
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La capilla Giulla nació también con Sixto IV, pero fue el papa Julio II quien fijó la dotación para el servicio de la basílica de San Pedro y de otras iglesias ligadas a ella. Además de un maestro de capilla y un organista. Algunos cantores participaban en ambas capillas, y en las fiestas solemnes (como Navidad o Pascua), solían sumar sus efectivos
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Centenares de centros religiosos en toda Europa formaron sus propias capillas entre finales de la Edad Media y el Renacimiento. Las capilla de las catedrales fueron las más importantes, convertidas simultáneamente, en centros de formación y en focos de difusión.
La polifonía, canto a varias voces simultáneas, nace en el siglo XI, no supuso el abandono de formas anteriores, primero porque sólo se cultivó en determinados centros religiosos y en ceremonias especialmente pomposas; y segundo, porque gran parte de las .obras polifónicas son un fragmento insertado dentro de un canto llano monódico, con el que forma una unidad indisoluble.
La Escuela de Notre Dame. En el año 1163, empezaron los trabajos de construcción de la catedral de París y un desarrollo cultural muy importante la fundación de la universidad que se fundó en el año 1200, impulsada desde la catedral de Notre Dame y otros centros situados en los alrededores de la capital de Francia, lo cual tuvo importantes repercusiones sobre la música litúrgica.
La Misa de Notre Dame, misa polifónica a cuatro voces con música para seis partes del ordinario y con estilos y tenores litúrgicos distintos compuesta por Guillaume de Marchaut, es la primera obra, debida toda ella a un único autor y concebida probablemente como una unidad. Su autor pese a su condición religiosa, fue cortesano de los reyes Juan de Bohemia y Carlos de Navarra.
Otros compositores de la primera generación de la polifonía fue el flamenco Guillaume DUFAY, nacido en la frontera franco-belga en torno al año 1400, pasó parte de su vida en Italia al servicio de instituciones eclesiásticas (incluida la capilla papal).
Guillaume Dufay (1400-1474) - Magnificat
Johannes OCKEGHEM, nacido sobre el año 1420, figura indiscutible de la polifonía religiosa de mediados del siglo XV.
Josquin DESPREZ, (1445-1521), fue de tal fama que las cortes principales europeas y las opulentas ciudades-estado italianas, se disputaban los servicios de tan notable músico.
Lo sagrado y lo profano se empezó a cuestionar en la música del siglo XIV, con el auge de la burguesía urbana y el deterioro institucional de la iglesia, unidos a la peste y a la guerra de los cien años europea determinaron una progresiva desacralización de la música, a lo que se unió el Gran Cisma de Aviñón (1305-1378). Precisamente uno de los papas de Aviñón, Juan XXII, emitió la bula “Docta sanctorum patrum”, en 1324, en la que condenaba algunas de las prácticas musicales “algunos discípulos de la nueva escuela intentan, con notas nuevas, expresar melodías que son solamente suyas propias, en perjuicio de los antiguos cantos. Los sonidos corren y no conocen descanso, deleitan el oído, pero no curan el alma y hacen que se olvide la piedad”. La nueva escuela a la que hace referencia este documento, tomaba su nombre “ARS NOVA”, su forma más significativa fue el motete, y su principal innovación fue de carácter rítmico; los ritmos ternarios habituales se sustituyeron por otros binarios con valores cada vez más pequeños. Philippe de VITRY, Guillaume de MARCHAUT y otros cultivaron el nuevo estilo en obras de carácter profano sobre textos en latín, en francés o bilingües. No obstante la música religiosa siguió su propio camino.
La novedad más importante en la música religiosa en el siglo XIV, fue la introducción de las misas polifónicas. Fue cuando la palabra “misa”, adquirió el sentido que hoy se le atribuye; a saber una composición que incluye las diferentes partes del ordinario de la misa litúrgica: Kirie, gloria, credo, sanctus, Agnus Dei y, aunque no siempre Ite misa est.
Durante el siglo XV, fue una época de esplendor en Europa. El apogeo de la música polifónica fue acompañado de un renacimiento en todos los campos del arte, se consolidaron las formas musicales más representativas de la música religiosa que, además del gregoriano, que se mantiene hasta nuestros días, están la misa y el motete. Con la contribución de la invención de la imprenta en 1455, desarrollando la impresión musical en 1501, que fue determinante para el arte música con la difusión de partituras, se crearon las escuelas polifónicas musicales nacionales, la franco flamenca, con compositores como Josquin DESPREZ, Orlando de LASSO, Nicolás GOMBERT, al servicio de la capilla imperial de Carlos V, cultivando con preferencia el motete de temática mariana, misas y magníficats, el italiano Giovanni Pierluigi de PALESTRINA, el español Tomás Luis de VICTORIA, fueron grandes figuras de la Música Sacra del siglo XVI.
Tomás Luis de Victoria - Missa O Magnum Mysterium
Desde el siglo XIV, un profundo deseo de renovación conmocionaba los foros intelectuales europeos la palabra “reforma” estaba en boca de todos, aunque con significados muy diferentes. En el seno de la iglesia se alzaban voces que denunciaban el escándalo, la simonía y la corrupción, y exigían el regreso a la disciplina y la austeridad, Erasmo de Rotterdam, Juan Calvino, junto con Lutero, fueron los grandes ideólogos que polarizaron el pensamiento reformista del siglo XVI. La ruptura con Roma de Lutero, encarnó fielmente el espíritu de la Reforma, no obstante, sus directrices no afectaron directamente a la música, puesta que amaba el latín y admiraba a la polifonía flamenca. El rito luterano utilizó la misma música que las iglesias católicas, a la vez que reivindicaba la incorporación de las lenguas vernáculas, en éste caso el alemán a la liturgia (1526 Lutero publicó “La misa alemán”)
La forma musical asociada a la Reforma es la coral, las primeras antologías aparecen a partir de 1524. El coralera un himno alemán estrófico, monódico y sencillo que, cantado por la asamblea de fieles, potenciaba su participación activa en los ritos. El propio Lutero escribió los textos de algunos y quizás también la música,
Compositor: Martín Lutero
Himno: Castillo Fuerte es Nuestro Dios
Compositor: Martín Lutero
Himno: Castillo Fuerte es Nuestro Dios
Ciertamente el siglo XVII, ha sido una centuria poco valorada considerada como un mero periodo de transición entre el Renacimiento humanista y el “Iluminado siglo de las luces”, el carácter despectivo del término Barroco, como definición de un estilo que no era más que una caricatura del clasicismo propiciado por el Renacimiento, pero sin embargo fue un fértil e interesante periodo en la historia de la música religiosa, una verdadera revolución. Claudio MONTEVERDI, encarna la inquietud colectiva que va del progresivo agotamiento de lo antiguo a la perseverante búsqueda de lo innovador. Lidera casi en solitario una transformación musical originada antes que nada, en su propia personal e intransferible experiencia con el arte de los sonidos, reflexión que, por fortuna para todos, quiso retratar y documentar a lo largo y ancho de su legado, Una parte importante de su producción es música para el culto.
Las primeras obras publicadas en 1582 por MONTEVERDI son de carácter religioso las “Sacre Canticulae, veintitrés motetes a tres voces sobre textos latinos tomados sobre todo de la “Vulgata” siguieron los “Madrigales espirituales”, a cuatro voces, Vespro della Beata Vergine (1610), colección de piezas marianas, sin la unidad propia de un oratorio concebida con una doble finalidad litúrgica (para las diversas festividades dedicadas a la Virgen, tales como Anunciación o la Asunción). En la Vísperas encontramos todos y cada uno de los elementos axiomáticos de la revolución barroca: policoralidad, stile concertato bajo continuo, recitativos, representación de sentimientos, valoración dramática de disonancias e intervalos, así como efectos teatrales, tímidamente ensayados en el pasado como el eco, una verdadera revolución de arquitectura contrapuntística, convierten a estas “Vísperas” en una monumental síntesis entre el pasado renacentista y el futuro barroco.
Monteverdi - Vespers, "Vespro della Beata Vergine
Franz Joseph HAYDN (1732-1809), cierra el periodo clásico puro, sus composiciones sacras son responsables de algunas de las mejores páginas religiosas del siglo XVIII.
La misa de Mariazellde (1782), obra de juventud, todavía bajo la influencia del estilo barroco. Aunque ya se adivinan ciertos elementos innovadores, particularmente notables en el sobrecogedor “Crucifixus”. Alrededor de 1786, recibió un encargo procedente de Cádiz para escribir una obra destinada a los servicios religiosos de semana Santa. El proyecto consistía en siete sonatas con una introducción, basadas en os sermones relativos a las últimas palabras de Cristo en la Cruz. Las sonatas debían estar precedidas por una entrada declamatoria donde cada una de las palabras de Cristo se encomendaba a un barítono debiendo tener estructura de adagios, la obra fue resuelta con enorme éxito, razón por la que fue publicada más tarde en versión cuarteto de cuerda, y en 1799, para coro y orquesta, adaptando entonces la forma de un oratorio con el título “Las Siete últimas palabras de Cristo en la Cruz.
Septem Verba Christi in Cruce (Las 7 Últimas Palabras de Cristo en la Cruz) - Joseph Haydn
[Versión original para orquesta, Hob. XX. 1]
Cesar FRANCK (1823-1890) de nacimiento belga, pero plenamente adscrito a la escuela francesa, fue el mayor organista de su tiempo, sus motetes, y la Misa tres voces (1860), junto al tardío y célebre “Panis angelicus” están dominadas por cierto sentimentalismo beato característico de la época. Sus dos oratorios Rutb y la Redención, junto con las Bienaventuranzas y Rebeca, constituyen un vasto fresco de su producción religiosa.
Rebecca" Cesar Franck und "Gloria
Gran parte de la música religiosa del Siglo XX, surge de la necesidad de superar el desbastador impacto de las grandes tragedias de sus guerras, que sacuden al siglo, que más adelante trataré, en próximo ensayo.-
Monteverdi - Vespers, "Vespro della Beata Vergine
La consolidación del nuevo estilo imponía la supremacía del texto sobre el contrapunto severo, que tuvo como consecuencia la entronización del recitativo puro, en oposición a una segunda generación de compositores barrocos, el “bel canto”, esta práctica opuesta al recitativo monteverdiano, no obstante heredera, (nació mediados del siglo XVII,) para convertirse en la espina dorsal de la nueva ópera italiana. El “bel canto” supuso la recuperación de la melodía, marginada por las exigencias del primer género representativo. Consecuencia directa de ésta forma de poner música al texto fue la aparición del “aria”, (con protagonismo absoluto de la melodía), por oposición al recitativo “a secco”, necesario, entre otras razones para hacer avanzar el argumento de la obra Así nacieron él oratorio y la cantata, cuyos compositores más representativos fueron George Frideric HANDEL, genio y trabajador infatigable, que siempre buscó con sus obras el aplauso del público y Johann Sebastian BACH, figura de dimensiones colosales en la historia de la música sacra, que eclipsa el talento musical de cualquiera de sus contemporáneos.
Handel: Dixit dominus, HWV 232
Bach: Magnificat in D major, BWV 243
Handel: Dixit dominus, HWV 232
Bach: Magnificat in D major, BWV 243
El Clasicismo movimiento que nace como conclusión natural de las tendencias del estilo galante, a su vez respuesta a la sobreabundancia ornamental y contrapuntística barroca. Este periodo estará caracterizado por su carácter efímero, propio de un organigrama social en vías de desaparición. La música en esta época seguirá sirviendo a los dos grandes mecenas que ostentaban igualmente el poder político: La nobleza y el clero y hubiera quedado en la historia de la música como una etapa menor (de transición entre los grandes modelos de Barroco y el Romanticismo), si no fuera porque alumbró dos personalidades de resonancia universal que hicieron de esta periodo uno de los más llamativos: Wolfgang Amadeus MOZART y Joseph HAYDN.
Mozart: Great mass in C minor, KV 427
Joseph Haydn Nelson Messe Missa in Angustiis in D minor
Mozart: Great mass in C minor, KV 427
Joseph Haydn Nelson Messe Missa in Angustiis in D minor
La música religiosa de MOZART, nació de encargos no demasiado motivadores para él. Es el caso de las misas salzburguesas, ocho misas breves escritas para los servicios de la catedral de Salzburgo acordes al gusto del arzobispo Colloredo, las Vísperas y Letanías ( 195), las Sonatas epistolares, piezas para órgano y orquesta, de esta periodo hay que destacar la Misa de la Coronación KV 317. No obstante su sentido de la religiosidad de Mozart, se ha debatido con frecuencia, una persona educada en un contexto católico y de constante creación litúrgica y vinculada en su madurez a la masonería, nunca dio grandes muestras de compromiso místico en sus creencias. Ahora bien el carácter liviano, o si se quiera frívolo, de la estética clasicista no contribuyó a la creación de grandes páginas religiosas a finales del siglo XVIII. El genio mozartiano, por fortuna, se eleva en algunos casos muy por encima de este tipo de condicionantes, como muestra la Gran Misa en Do menor KV 427 y su magnífico Réquiem KV 625.que estaba escribiendo cuando murió, es una da las cimas de la música funeraria y que fue concluido por su alumno Franz Xaver Süssmayr.
La misa de Mariazellde (1782), obra de juventud, todavía bajo la influencia del estilo barroco. Aunque ya se adivinan ciertos elementos innovadores, particularmente notables en el sobrecogedor “Crucifixus”. Alrededor de 1786, recibió un encargo procedente de Cádiz para escribir una obra destinada a los servicios religiosos de semana Santa. El proyecto consistía en siete sonatas con una introducción, basadas en os sermones relativos a las últimas palabras de Cristo en la Cruz. Las sonatas debían estar precedidas por una entrada declamatoria donde cada una de las palabras de Cristo se encomendaba a un barítono debiendo tener estructura de adagios, la obra fue resuelta con enorme éxito, razón por la que fue publicada más tarde en versión cuarteto de cuerda, y en 1799, para coro y orquesta, adaptando entonces la forma de un oratorio con el título “Las Siete últimas palabras de Cristo en la Cruz.
Septem Verba Christi in Cruce (Las 7 Últimas Palabras de Cristo en la Cruz) - Joseph Haydn
[Versión original para orquesta, Hob. XX. 1]
Las seis últimas misas fueron compuestas para el príncipe Nicolás II Esterházy, entre 1796 y 1802. El reparto vocal estaba formado por cuatro solistas y coro y la orquesta incluía trompetas y timbales, reproduciendo los efectivos propios de la ópera o las sinfonías. Las cuatro más celebres son la Misa Nelson o Misa imperial (1798), La Misa para tiempo de guerra, conocida como Misa del timbal (1796) Misa Teresiana (1799), y la llamada Harmoniemesse (1802).
Dos grandes oratorios, en absoluto destinados a la liturgia ordinaria ni a la organización del culto. La Creación basada tanto en el Génesis como en el Paraíso perdido de Milton. Las Estaciones, con referencias al creador como principio y fin del milagro de la naturaleza.
La desacralización de la música en el siglo XIX, con el comienzo del Romanticismo fue debido al paso de ni sociedad estamental a una sociedad de clases como consecuencia de una serie de revoluciones políticas y un profundo cambio económico (industrialización), desembocó en el ascenso y triunfo de la burguesía y del ideario, el liberalismo, en estrecha conexión con las aspiraciones nacionalistas.
Grandes compositores de este periodo escribieron obras sacras importantes, Ludwig van BEETHOVEN con su Misa Solémnis, abrió el camino a la utilización de grandes recursos para otros creadores, La Misa en Do mayor opus 86, la Misa en Re, el oratorio Cristo en el Monte de los Olivos, conforman todo su repertorio sacro.
Beethoven - Missa Solemnis in D major, Op 123
Beethoven - Missa Solemnis in D major, Op 123
Franz SCHUBERT con sus seis misas D105, 167, 324, y 442, fueron encargadas por la iglesia parroquial de Lichtental. Las dos últimas la Misa en la bemol mayor D 678 (1822) y la Misa en Mi bemol mayor D 950, (compuesta en 1828, el año de su prematura muerte), se aprecia su talento, ambas requieren amplios recursos orquestales con su asombroso manejo de las voces consigue una variedad de ambientes, compartiendo serenidad y dulzura. El resto de su producción las seis antífonas D 696, para coro a capella, varias versiones del Sala Regina y sobre todo en espléndido Stabat Mater, para tres solistas, coro y orquesta.
Schubert Mass No 5 A flat major D 678
Schubert Mass No 5 A flat major D 678
Robert SCHUMANN (1810-1856), solo compuso dos obras religiosas: La Misa en Do menor (opus 147 y el Réquiem en Re bemol mayor op. 148, ambas fueron escritas en 1852, poco antes de su muerte. La fascinación que el catolicismo ejerció sobre los románticos, alcanzó también a Schumann atraído sin duda por el misticismo e incluso por el esplendor del ceremonial, frente a la severidad y rigidez del protestantismo.
Robert Schumann (1810-1856):Requiem,Op.148 (1852)
Robert Schumann : Missa Sacra op 147
Robert Schumann (1810-1856):Requiem,Op.148 (1852)
Robert Schumann : Missa Sacra op 147
Existen muchos compositores románticos, que crearon música sacra a saber:
Félix, MENDELSSOHN, con sus dos oratorios,
Mendelssohn: Elias, oratorio in two parts, op. 70
BERLIOZ que introdujo piezas de conmemoración civil, y religioso.
Hector Berlioz - Requiem: Grande Messe des Morts
Johannes BRAHMS, la maravilla de su Réquiem alemán.
Franz LISZT, (1811-1886), fue un músico cuya vida y obra estuvieron profundamente dominadas por el sentir religioso. Su fe y el deseo de renovar la música sacra, lo condujeron a Roma para recibir las órdenes menores, creyendo que sería posible promover la reforma estructural de la música religiosa desde la oficialidad y bajo el amparo del papa Pío IX, sus composiciones sacras son muy abundantes.
Brahms - Ein Deutsches Requiem 1869
Félix, MENDELSSOHN, con sus dos oratorios,
Mendelssohn: Elias, oratorio in two parts, op. 70
BERLIOZ que introdujo piezas de conmemoración civil, y religioso.
Hector Berlioz - Requiem: Grande Messe des Morts
Johannes BRAHMS, la maravilla de su Réquiem alemán.
Franz LISZT, (1811-1886), fue un músico cuya vida y obra estuvieron profundamente dominadas por el sentir religioso. Su fe y el deseo de renovar la música sacra, lo condujeron a Roma para recibir las órdenes menores, creyendo que sería posible promover la reforma estructural de la música religiosa desde la oficialidad y bajo el amparo del papa Pío IX, sus composiciones sacras son muy abundantes.
Brahms - Ein Deutsches Requiem 1869
Liszt: Christus - 2.Nach Epiphania / después de Epifanía
.Anton BRUCKNER (1824-1869), con una extensa producción religiosa, sus misas son de una conjunción ideal, en cuanto poseen un original lenguaje sin romper los límites del género ni recurrir a formas híbridas destinadas a las salas de conciertos. La Misa nº 1 en Re menor, para solistas, coro a cuatro voces, orquesta y órgano. La Misa nº 2 en Fa menor, para coro a ocho voces e instrumentos de viento (1866) y el Te DEUM, que BRUCKNER consideraba su mejor obra para el final de su vida como epitafio.
ANTON BRUCKNER.-1824-1896.-Mass Nº 2 in E minor
Bruckner Te Deum Karajan Wiener Philarmoniker
ANTON BRUCKNER.-1824-1896.-Mass Nº 2 in E minor
Bruckner Te Deum Karajan Wiener Philarmoniker
He relatado a compositores austriacos y alemanes, pero también en el siglo XIX, franceses, italianos e ingleses, contribuyeron a la música sacra,
Cesar FRANCK (1823-1890) de nacimiento belga, pero plenamente adscrito a la escuela francesa, fue el mayor organista de su tiempo, sus motetes, y la Misa tres voces (1860), junto al tardío y célebre “Panis angelicus” están dominadas por cierto sentimentalismo beato característico de la época. Sus dos oratorios Rutb y la Redención, junto con las Bienaventuranzas y Rebeca, constituyen un vasto fresco de su producción religiosa.
Rebecca" Cesar Franck und "Gloria
Gabriel FAURÉ (1845-1920), La Misa Base (1881), con encanto y ternura, y como no, su famoso Réquiem dulce, la muerte como descanso incluso como sueño.
Gabriel Fauré - Requiem (1887-90)
Gabriel Fauré - Requiem (1887-90)
También ROSSINI, DONIZETTI y PUCCINI, junto a VERDI, grandes maestros de la lirica italiana del siglo XIX, realizaron interesantes aportaciones al género de la Música Sacra.
G. Rossini: Petite Messe Solennelle
Musica Religiosa - G. Donizetti: Miserere
Puccini - Requiem per coro, viola solista e organo
Verdi - Requiem [Orchestre Choeur La Scala
G. Rossini: Petite Messe Solennelle
Musica Religiosa - G. Donizetti: Miserere
Puccini - Requiem per coro, viola solista e organo
Verdi - Requiem [Orchestre Choeur La Scala
Gran parte de la música religiosa del Siglo XX, surge de la necesidad de superar el desbastador impacto de las grandes tragedias de sus guerras, que sacuden al siglo, que más adelante trataré, en próximo ensayo.-
HASTA PRONTO.-
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