martes, 24 de octubre de 2017

MADE IN RUSIA ORQUESTA CIUDAD DE GRANADA ABONO A3 / S1 VIERNES SÁBADO 27,28 OCTUBRE 2017


viernes 27 octubre 2017
AUDITORIO MANUEL DE FALLA, 20:30 h

MADE IN RUSIA

Sergei PROKOFIEV    
Sinfonía núm. 1 en Re mayor, op. 25, “Sinfonía Clásica”

Allegro con brio - 2. Larghetto - 3. Gavotta: Non troppo allegro - 4m Finale: Molto vivace
Dmitri SHOSTAKÓVICH    
Concierto para violoncello núm. 1 en Mi b mayor, op. 107

1. Allegretto 2. Moderato 3. Cadenza -- Attacca 4. Allegro con moto
Piotr Ilitch TCHAIKOVSKY      
Serenata para cuerdas en Do mayor, op. 48
Pezzo in forma di sonatina: Andante non troppo Valse: Moderato - Tempo di valse Élégie: Larghetto elegiaco Finale (Tema russo): Andante - Allegro con spirito

JONATHAN SWENSEN violoncello
JOSEPH SWENSEN director

OCG - Desde Rusia: Prokofiev, Shostakóvich y Tchaikovsky, 28 octubre
La Orquesta Ciudad de Granada propone para el 28 de octubre un programa Made in Rusia, con Jonathan Swensen (violoncello) y Joseph Swensen (director)

El programa que esta noche nos propone la Orquesta Ciudad de Granada tiene como punto de partida un homenaje a la música rusa que va a estar presente a través de diferentes autores, de distintos contenidos, de variados aspectos estéticos que, sin embargo, tienen el lazo de unión de proceder de ese gran país, y de suponer momentos francamente populares y bien conocidos y apreciados por todos los aficionados. Nexos de unión como la belleza temática, la calidad de las partituras y el especial encanto que poseen los tres títulos, aspectos éstos que contribuyen decisivamente a su popularidad y a la fervorosa respuesta del público. Prokofiev, Shostakóvich y Tchaikovsky bajo la dirección de uno de los principales directores invitados de la OCG, JOSEPH SWENSEN, que en esta ocasión vendrá acompañado por su hijo, JONATHAN SWENSEN, que interpretará el Concierto para violoncello de Shostakóvich, un joven intérprete que con tan solo 21 años ha ganado ya prestigiosos concursos internacionales.


MÚSICA CLÁSICA RUSA DE FINALES 

DEL SIGLO XIX Y SIGLO XX


La frontera entre los dos siglos y el mismo siglo XX destacan por el fin de la época musical considerada “clásica” y el inicio de la “moderna”. La dualidad de los métodos y temas musicales principales caracteriza la creación de los compositores que vivieron en esa época.
La quiebra de la época clásica fue percibida trágica y dramáticamente lo que se reflejó en la sinfonía 6 de Piotr Chaikovski. Algunos compositores sentían que el mundo entraba en una época de cataclismos globales, lo que debía reflejarse en la personalidad humana.
El descubrimiento del mundo tan característico de los jóvenes está reflejado en las obras de Serguéi Prokófiev, en su primer concierto para piano y primera sinfonía.

La Gran Guerra Patria y la urbanización de la vida llevaron los elementos realistas a las obras de todos los compositores. La encarnación del mal absoluto, que se materializó para muchos en la guerra mundial y dos regímenes totalitarios, cobró vida en las obras de Dmitri Shostakóvich.
La segunda mitad del siglo XX destaca por los movimientos vanguardistas en la música clásica que abren los experimentos con música dodecafónica (música de doce tonos), música electrónica y mezcla de estilos, como jazz con reglas clásicas de creación musical. Los maestros del “polestilismo” en este sentido se consideran Alfred Shnitke y Rodión Schedrín.
Serguéi Prokófiev (1891-1953), el sedicioso soviético
Es uno de los compositores más interpretados en el mundo. El escéptico ruso que se reía de los clásicos con sus melodías tiernas consideraba que el tiempo de la ópera clásica había pasado y no entendía abiertamente la creación de los románticos e impresionistas musicales rusos.
Su singular lenguaje musical combina diferentes lenguas y tradiciones: lirismo ruso, certeza clásica y lógica del desarrollo musical dentro de la obra, armonía disonante, ritmos bruscos... Sus obras entonces experimentales, vanguardistas y revoltosas se combinaban con música que por una parte describía los ideales universales del mundo y por otra, elogiaba al comunismo y Iósif Stalin. Esto se explica por el hecho de que el compositor tuvo que vivir en el exilio y después volver a la URSS.
Así destaca la cantata “Para XX años de la Revolución de Octubre (1917)”. Para interpretar la obra se necesitaba unir dos coros, orquesta sinfónica, orquesta militar, banda de acordeones y orquesta de instrumentos de percusión. La basó en fragmentos de textos de Karl Marx, Friedrich Engels y Iósif Stalin. Pero la censura soviética consideró la obra sacrílega con los textos y prohibió su interpretación. 
La temática juvenil del redescubrimiento del mundo se oye en su Primer concierto para piano, Primer concierto para violín y Primera Sinfonía. El final de la última se considera el culmen de exaltación del descubridor del mundo.
El motivo de la fuerza del totalitarismo, la necesidad de someterse al destino y al régimen totalitario que pretendía ser la necesidad de realidad objetiva está reflejado en uno de los temas del ballet “Romeo y Julieta”. Se trata del tema del duque que ordena. El tema está lleno de sonidos disonantes. En general, el ballet se considera como un ejemplo de gran maestría del compositor para caracterizar precisamente a un héroe de William Shakespeare con pocos movimientos musicales.
La cantata “Alexandr Nevski” (para la película homónima de Serguéi Eizenshtéin (con frecuencia escrito “Eisenstein”) de 1938) anticipa la entonces futura Gran Guerra Patria de 1941-1945. En concreto, en la parte de la batalla sobre los hielos Prokófiev reconstruye la batalla del siglo XII entre los caballeros teutónicos y el ejercito ruso en el lago, pero la manera de sonidos es muy moderna y hace alusión al enfrentamiento de máquinas militares de Alemania y la URSS.
Entre otras obras del autor se conocen canciones para películas soviéticas, cinco conciertos, nueve sonatas y ciclos “Diez piezas op.12”, “Sarcasmos”, “Fugacidades” (brevedades), “Música infantil” para piano, siete sinfonías, las óperas El jugadorEl amor de las tres naranjasEl ángel de fuegoDueñaSemión KotkóGuerra y Paz, los ballets Romeo y JulietaLa cenicienta” o cantata “Alexandr Nevski”.

Allegro con brio - 2. Larghetto - 3. Gavotta: Non troppo allegro - 4m Finale: Molto vivace






Dmitri Shostakóvich (1906-1975), El Cantante del Mal
En la época de Shostakóvich dos sistemas, comunismo y fascismo, a costa de vidas humanas, ciencia y cultura, trataron de dominar el mundo. Se cree que las obras de Shostakóvich logran mostrar el mal absoluto y, como cualquier genio, lo trata de vencer con la armonía de lo bueno. Por ejemplo, en sus sinfonías número 6, 7, 8 y 9 muestra toda la fuerza y abominación del mal opuestas a la energía de una personalidad en lucha y une la herencia de todos los siglos pasados con su música de romanticismo, amor, belleza y fuerza de sentimientos, así como la dignidad humana, frágil y firme a la vez. Sea romance para la película Ovod (El moscardón), de Nikolái Maschenko, basada en la novela de Ethel Voynich, o la segunda parte del Concierto número 2 para piano y orquesta, muestra el amor claro y humanitarismo contrapuesto al odio tododestructor.
Ni una bomba cayó al Leningrado (ahora San Petersburgo) sitiado el 9 de agosto de 1942 durante el estreno de la legendaria “Sinfonía número 7” de Dmitri Shostakóvich. La sinfonía entró en la historia de la música como “Leningradskaya”, “De Leningrado”, y se convirtió en el símbolo de la lucha contra el nazismo. “El himno de los no destruidos” fue la respuesta a Hitler, quien afirmó en el inicio de la guerra que el mismo 9 agosto pero del año 1941 conquistaría la ciudad. El epicentro y apoteosis de la guerra fue el tiempo de la creación de la Sinfonía número 8. La cima de la tensión de la Gran Guerra Patria es su vuelta hacia la victoria (después de la batalla de la ciudad Kursk). El apogeo del elemento destructor cambia allí por el énfasis de ira y protesta, por una voz dolorida que convoca a la razón, conciencia y humanidad.
Junto a esto Dmitri Shostakóvich se percibe como un indiscutible vanguardista que apuesta por la estética del siglo XIX con sus óperas La nariz y Lady Macbeth de Mtsensk. La última fue acusada en el famoso artículo “Caos en vez de música”, en el periódico Pravda, de esnobismo antipopular, formalismo y naturalismo bruto.

En la gran herencia que dejó Shostakóvich hay 15 sinfonías, dos conciertos para piano, dos conciertos para violín, dos conciertos para violonchelo y orquesta, 15 cuartetos de cuerda, dos tríos para piano, un quinteto para piano, sonatas para piano, violonchelo, alto, 24 preludios y fugas para piano, romances y canciones, las óperas La Nariz y Katerina Izmailova, el poema sinfónico vocal “La ejecución de Stepán Razin
1. Allegretto 2. Moderato 3. Cadenza -- Attacca 4. Allegro con moto



Pezzo in forma di sonatina: Andante non troppo Valse: Moderato - Tempo di valse Élégie: Larghetto elegiaco Finale (Tema russo): Andante - Allegro con spirito







HASTA PRONTO.-

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