viernes, 17 de noviembre de 2017

BEETHOVEN SINFONÍAS ORQUESTA CIUDAD DE GRANADA B1 AUDITORIO MANUEL DE FALLA VIERNES 17 Y SÁBADO 18 NOVIEMBRE 2017


BEETHOVEN SINFONÍAS   


Ludwig van BEETHOVEN    
Sinfonía núm.1 en Do mayor, op. 21
Ludwig van BEETHOVEN   
Sinfonía núm. 3 en Mi b mayor, op. 55, ”Heroica”
ARTURO TAMAYO director

Sinfonía núm.1 en Do mayor, op. 21
i. Adagio molto – Allegro con brio

Texto publicado en: "Audición y apreciación musical" 08/sep/2007


El primer movimiento, se inicia con una introducción lento —adagio, cuya inesperada particularidad es comen­zar con un amplio acorde disonante y no prorrumpirá realmente hasta la exposi­ción del tema principal del Allegro. El primer tema es imperioso y de factura rítmica. Lo dan los violines en su registro grave con un martilleo un poco áspero, al que sigue inmediatamente un segundo tema melódico de una elegancia casi mozartiana, el oboe y la flauta se responden en imitación. Este segundo tema variará y con­ducirá a un fortissimo y a una modulación en menor para finalmente repetir da capo, concluyendo la exposición con el primer tema.
El desarrollo es bastante largo. En él destacan, entre ciertas audacias de escritura, las sombras y medias tintas introducidas por grandes acordes de los violines y el diálogo incesante de los grupos instrumentales sobre motivos rítmicos o melódicos nacidos de los temas anteriores. Son elementos del tema inicial los que se repetirán hasta el fin sobre una serie de acordes fortissimo

ii. Andante cantabile con moto

El segundo movimiento; El tiene forma de sonata sobre el modelo haydiano, también con dos temas. Esencialmente lírico, evo­luciona de una serenidad casi objetiva —primer tema en los segundos violines re­tomado en una imitación canónica por las violas y los violoncelos y después por los fagotes y los contrabajos— hacia una especie de gracia afectada y después hacia una efusión cuya expresión se convierte en pulsional. Los timbales —pianissimo—, dan un pedal rítmico sobre el que or­namentan en tresillos las flautas y los primeros violines. La pri­mera parte termina con esos timbales, de los que decía Berlioz que eran «el pre­ludio de los efectos conmovedores que Beethoven produjo más tarde con ayuda de este instrumento, poco o mal empleado por sus predecesores». Repetición da capo y después desarrollo con el ritmo de los timbales sos­tenido en fortissimo por la cuerda y los fagotes. Vuelta a los timbales en pianissimo, y, después, del tema inicial, que llevará a la conclusión.


iii. Menuetto: Allegro molto e vivace


El tercer movimiento, seguramen­te es el más original. Es verdad que Beethoven lo ha llamado minueto si­guiendo la más pura tradición de la escuela de Mannheim, pero ahí existe ya un verdadero scherzo beethoveniano reemplazando al antiguo minueto de Haydn o Mozart, en un tiempo más vivo, además. El tema de partida, con su ritmo lleno de impaciencia, su progresión dinámica, su poderosa concentración, merece citarse: Allegro molto e vivace, modulación inmediata a Si bemol menor que llevará a la repetición del tema del Menuetto. Trío central sobre bellos acordes de los instrumentos de madera, repi­tiendo el Do mayor, con rasgos rápidos en los violines (ejemplo ya característico de crescendo por la añadidura de sucesivos instrumentos). Repetición del Menuetto que lleva a la conclusión.

iv. Adagio – Allegro molto e vivace

El cuarto movimiento ;El Finale está marcado como Adagio-allegro molto e vivace. Aquí es la entrada breve del Adagio la que manifiesta cierta originalidad. Se trata de una escala de Do, repetida cinco veces antes de terminar, ganando cada vez un grado; serie de «falsas salidas» de un efecto muy notable. Finalmente, salta el primer tema del Allegro en notas picadas y repetidas, como si estuviera feliz de tener la libertad difícilmente conquistada. El segundo tema, en Sol mayor, es cantado por los bajos antes de llegar a un diálogo sincopado entre las maderas de una parte y los metales de otra. Desarrollo fundado en el primer tema, fragmentado; finalmente, en un pia­no súbito, la reexposición repite casi sin cambio los compases de obertura y acaba con una coda de las trompas y los clarinetes en fanfarria, seguido de réplicas, de la cuerda y las maderas alternando, en fortissimo. Un movi­miento corto que, en resumen, sólo mira la forma de concluir brillantemente, sin desmerecer del espíritu de sencillez franca y luminosa que anima toda la obra.




Sinfonía Nº 3 en Mi bemol mayor, Opus 55, "Heroica"
"Sinfonía heroica, compuesta para festejar el recuerdo de un gran hombre"
El verdadero héroe de la Heroica no fue Napoleón. La ambivalencia de Beethoven con respecto al líder francés se transformó en una declaración subjetiva sobre el heroísmo del nacimiento, la muerte y el renacimiento. Lo que realmente está enterrando Beethoven (con su Marcha Fúnebre) no es a Bonaparte ni siquiera a sus propias actitudes conflictivas hacia Napoleón, sino al estilo clásico de la música. Lo que nace es una música abiertamente emotiva de una fuerza y una inmediatez sin precedentes. El verdadero héroe de la Heroica es la música misma.
En la historia del arte, son raras las veces en que los estímulos externos e internos interactúan dentro de la psiquis de un creador para producir una originalidad tan sorprendente. (En el siglo XX, son análogas a la Heroica -composiciones poderosas que cambiaron completamente la faz de la música- la Erwartung de Schoenberg y La Consagración de la Primavera de Stravinsky.) No es sorprendente que la fortaleza y la originalidad de la Heroica (y de sus homólogos de un siglo más tarde) provinieran de una fuente externa, puesto que los estilos musicales existentes (los de Mozart, Haydn, y el Beethoven de los primeros tiempos) estaban destinados, por así decirlo, a una expresión menos extrema.
El vocabulario musical del momento no alcanzaba para equiparar la vigorosa persona de Bonaparte. Para interpretar semejante poderío en la música se requerían nuevos medios y de allí que la originalidad de la sinfonía fuera una consecuencia inevitable del significado que se le quería dar.
La Marcha Fúnebre es igualmente original, desde su naturaleza misma, pasando por su punzante fuga, hasta llegar a su climax estremecedor.
Oímos la Heroica y oímos un gesto sorprendentemente original tras otro. El primero es el sonido inicial: un tremendo acorde tocado y reiterado, seguido por una melodía que simplemente presenta las notas de este acorde una por una. Más adelante, en el primer movimiento, oímos ritmos intensos, silencios fuertemente acentuados (!), una derivación casi del otro mundo del tema inicial en la clave lejana de Mi menor, una expresión misteriosa del corno del tema tónico contra la armonía dominante en las cuerdas (justo antes de la recapitulación), interacciones rítmicas emocionantes de dos y tres, y dos acordes tónicos finales que reproducen la apertura en espejo.
Después del nacimiento de la Heroica, ningún compositor posterior pudo ignorarla. El desarrollo de la música sinfónica del siglo XIX se puede rastrear hasta la Heroica más que a cualquier otra obra, y le llevó a los compositores más de un siglo agotar su trascendencia.
El tercer movimiento aporta una enorme vitalidad que proviene de ritmos maravillosamente ingeniosos: la ambigüedad métrica inicial y su extraordinaria resolución, el movimiento inesperado en ritmos de dos tiempos durante la reexposición después del trío y el juego entrelazado de dos y tres (aun más imbricado que en el primer movimiento). La originalidad del final afirmativo reside en esta forma. Comienza como una serie de variaciones sobre un tema simple, que pasa a ser la línea de bajos de un tema más melódico y finalmente desaparece. Esta lista de gestos sin precedentes en la sinfonía podría ser interminable, pero no es la novedad de los materiales lo que debemos escuchar, lo que importa es la originalidad del concepto. Beethoven tuvo una idea singular para su tercera Sinfonía, y en el proceso de encontrar la música adecuada para esa idea creó una obra expansiva, integrada y poderosa.


1. Allegro con brio 2. Marcia funebre: Adagio assai 3. Scherzo (Allegro) 4. Finale: Allegro molto - Poco andante - Presto





La mejor versión Franz Bruggen, con fuerza pero no rápida con su crescendos y diminuendos, un legato perfecto en los pasajes puentes del desarrollo de los temas.- sensacional.-


HASTA PRONTO.-

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