2º CONCIERTO DE TEMPORADA ORQUESTA CIUDAD DE GRANADA
“Concierto de Otoño 1º”
La tarde del viernes día 7 de Octubre, como es mi costumbre, mi pensamiento volvió a considerar, qué conexión había en la programación; dos compositores, Wolggan A. Mozart y Benjamín Britten, época clásica siglo XVIII, Britten, compositor inglés del siglo XX, enamorado de estructuras y formas clásicas. Después de 150 años la evolución he existido, la tonalidad, las estructuras simétricas y la forma compositivas del siglo XVIII, era esenciales e inamovibles, se han perdido, mientras que el allegro de sonata del clasicismo, llega al siglo XX, tan debilitado que se da poco, lo que aprovecha Britten, con su atonalidad, seguir con los tiempos y formas clásicas, Adagios, Romanzas, Burreé classique, Valz Wierne Moto perpetuo Minueto, y Fugue Chant Lento. etc...etc...Ignorando la tonalidad, empleando otras técnicas, que contiene la música vanguardista de su tiempo, adquiriendo experiencia para aplicarla a éstas formas
componiendo para bandas sonoras de documentales, aprovechando los efectos novedosos de las orquestas y efectos cinematográficos, recursos, que le iban a servir durante toda su carrera sobre todo cuando se traslada a América del Norte, por el estallido de la Segunda Guerra Mundial.
He pensado en Britten, personalmente, no disfruto con su música, la interpretación de sus obras contienen una dificultad muy grande para los intérpretes, y una compensación para ellos, yo siento otras sensaciones, muy gratificantes, cuando escucho su música otra manera de oír.-
Llegamos al Auditorio Manuel de Falla, en el camino recuerdo a Harry Christopher, bien conocido de todos los oyentes de la Orquesta, me ilusiono por ver como dirige, y que expresión le va a dar a las obras programadas, creo que con él el éxito está asegurado.
Desconectamos el móvil, dispuesto para comenzar, Pequeña Serenata K 525, era más extensa, tenia, como la mayoría de las serenatas de Mozart cinco o seis movimientos, que se han perdido, éstas piezas eran interpretadas al aire libre, en fiestas en jardines de los palacios, o como toque de atención para una interpretación de concierto más formal.
Alza sus manos, él creador del grupo musical inglés, The Sixteen, como si quisiera agrupar a todos intérpretes, en un pequeño espacio, la costumbre de dirigir música vocal, dando la entrada a la orquesta, en el allegro inicial, con un acorde enérgico de las cuerdas rapidísimo, marcando el único tema melódico muy conocido, alegre y desenfadado, en stress nervioso de las cuerdas, con apoyos en la parte B más lentos por las mismas cuerdas ,agudas y graves con su repetición, re exposición, y posterior desarrollo, mezclando, el tema inicial, con la parte B ,simple y deliciosa.-
Comienza el segundo, movimiento, andante, cantábile en romanza, caminando la melodía, del primer tema, lentamente en la voz de los primeros violines, contestando el concertino, repetición, entrando el segundo tema, en dialogo de las cuerdas agudas con las barítonas y las graves terminando con el enunciado del primer tema sin concluir.-
Tercer movimiento minueto, muy breve, con su tema y trío muy juntos y en lazados, pero aquí, quiero hacer una salvedad, expresivamente, Harry Christopher, se le fue en su concepción, le dio una rapidez, que si Mozart lo hubiera estado presente, diría no corra tanto amigo no es así como lo he concebido, hágalo suave, y amable, para el salón de baile, para después, seguir en el rondó final igual de rápido que en el alegro inicial de mi serenata.
La segunda obra de la velada, Britten Variaciones sobre un tema de Frank Bridge, su maestro, sabemos que se inspiró en la suite para orquesta The Sea de Frank Bridge, que no la conozco, aquí me pierdo, me refiero a otra manera de escuchar la música, una satisfacción, oír las cuerdas de la Orquesta con un trabajo espectacular de los intérpretes muy difícil de ejecutar, si no se tiene una calidad y experiencia, que demostró con holgura, contenido de la obra, formas compositivas del clasicismo, difuminadas, con una fuerza en la frotación de los arcos sobre la cuerda del instrumento, al unísono, produciendo un efecto coral en su sonido, dirigidos magistralmente, por Harry Chistophers.
Pasamos al inicio de la segunda parte, con una obra del mismo compositor, muy breve, del mismo carácter, que la anterior, Preludio y fuga para cuerdas, poco he de opinar, con lo dicho anteriormente.-
Última obra, Sinfonía nº 40 en sol menor de Mozart, observo, al salir los profesores, que no hay trompetas, trombones, ni timbales lo cual contribuye a una intimidad, aparte de los oboes, dos clarinetes, pero solo una flauta, un apunte los clarinetes fueron agregados por Mozart en una segunda versión, para que fuera más dulce. Suena el alegro del primer movimiento, primer tema con un murmullo agitado de las cuerdas anunciando una melodía completa y redonda, con un gran impulso dinámico en su estructura completa, me dejo llevar, por su gracia y encanto, para seguir con el andante iniciando las cuerdas apoyadas por las trompas, con un dialogo con las maderas entre sí, repitiendo éste tema melódico completo, lleno de gracia y de armonía, arrastrado y sincopado, como el que anda dando saltitos.- El minueto alegreto, volvemos a bailar, a los sones de los acordes de los oboes , clarinetes apoyados por las cuerdas lo mismo que en el trío, pero acompañado por las trompas todos en dialogo, repetición del tema inicial y conclusión, precioso.- Movimiento final, alegro assai, con sus dos temas sus desarrollos, en pleno ritmo agitado, con un cromatismo profundo, sobre todo el segundo en contrapunto en canon fugado, pienso que Mozart tenía que haber escuchado mucha música de Sebastián Bach, Final de la obra con una conclusión redonda del tema inicial, que me produce gran alegría. Hasta el próximo.-
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