Escribir en red sirve entre
otras cosas, para recordar lo que se ha oído y visto. De ésta modo he logrado
enumerar las veces que he escuchado a la Orquesta Ciudad de Granada en el
Auditorio Manuel de Falla,las distintos estrenos de óperas en directo transmitidas vía
satélite en los cines Kinépoli, que empiezo a ver.
El 18 de Diciembre pasado
asistí al estreno de la última ópera de
Richard Wagner Parsifal en el Royal Ópera House London con curiosidad, ya que
la puesta en escena de Stephen Langridge, no me gustaba nada la había
visto antes en la página web oficial del Covent Garden.
Para contar una historia medieval del
siglo XIII de senderismo y bosque con castillo incluido,(objeto base de de
escenificación), la imaginación del escenógrafo vuela, consiste en tres cubos
transparentes que contienen un hospital con cama y gotero, otro al Santo Grial
representado por un niño que se hace hombre vestido de Jesús, que con un
cuchillo en su costado lo hieren para tomar la sangre y cuerpo del Salvador, y
él tercero imágenes narrativos a su voluntad. Un desastre.
Tenía puesta la esperanza de que el sonido y
los subtítulos fueran
corregidos por la sala de
proyección (experiencia muy mala de mi anterior visita con Las Vísperas
Sicilianas de Giuseppe Verdi), comentado en anterior entrada.
El sofoco con el consiguiente disgusto fue mayúsculo,
seguía con la misma deficiencia, hasta que en el 2º acto por indicación y
protesta mía, fueron subsanados a pesar de que el público asistente callara,
perdiendo la oportunidad de disfrutar.
Parsifal es un drama musical
sacro en tres actos con libreto de Wagner estrenado en Bayreuth Festpielhause en Julio 1882 bajo la
dirección del propio compositor. Éste recogió un numeroso material para la que
sería su última ópera, en el verano de 1845, cuando leyó los poemas Parsifal y
Titurel de Wolfram von Eschenbach, que estaban influidos por antiguas leyendas
bretonas.
La trama gira en torno a los
caballeros del Santo Grial, que custodian
el sagrado cáliz de Jesucristo, utilizado en la última cena, en la
sagrada montaña de Montsalvat, en los Pirineos. Los caballeros del Grial,
mandados ahora por Amfortas, hijo del viejo Titurel, que le ha cedido el
puesto, están desalentados desde que aquél fue a destruir el castillo del
malvado Klingsor armado con la lanza sagrada y cayendo en el pecado con una
joven mujer, le fue arrebatada y herido en un costado con ella. Desde entonces,
la herida no ha dejado de sangrar y la paloma sagrada no acude como de
costumbre, cada Viernes Santo, a la celebración de la consagración .Solo un héroe,
puro de todo mal y de gran compasión, podrá un día recuperar la lanza sagrada y
cura la herida de Amfortas. Ese puro “tonto” no es otro que Parsifal.
Mi opinión respecto a la
interpretación y dirección musical de Antonio Pappano, fue muy irregular tuvo altos y bajos, lagunas, en bastantes
pasajes, falta de fuerza, cuando se necesitaba, lento en otros, con una administración
del tempo inadecuada.
La interpretación teatral del
bajo barítono Gerald Finley en el papel
Amfortas fue buena como actor.
René Pape
bajo en Gunemanz careció de peso, dramatismo
y volumen propio de un intérprete wagneriano, respecto a Parsifal, el tenor Simón
O”Neill su aspecto fisco, muy grueso, inadecuado para el personaje, con
timbre poco brillante y potente, poco aflautado.
La caracterización de Ángela
Denoke como Kundry demacrada y con la cabeza rapada en el primer
acto horrible, en el segundo acto, con
peluca roja para seducir a Parsifal y
después como María Magdalena, para ungirle
los pies , y secarlos con su
pelo, voz convincente buena calidad sin
adornos.
Willard Blanco bajo con
mucha fuerza vocal en su papel del mago Klingsor, para mi gusto el mejor. Igualmente
Robert Lloyd como el viejo Titurel.
Finalmente, estreno sin pena
ni gloria, para olvidar.
Hasta pronto.-
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