sábado, 12 de julio de 2014

EL CABALLERO DE LA ROSA (DER ROSENKAVALIER) DE RICHARD STRAUSS




Hace tiempo que quiero dejar constancia de un recuerdo, la charla que tuve, (principio de su toma de posesión), con el director artístico de la Orquesta Cuidad de Granada  ANDREA MARCON , invitado a la actividad de la Asociación de Amigos de la Orquesta, “Músicos de Cerca”, sentados en una terraza de un bar de Granada.

Su intención como un gran conocedor de la Ópera era dotar a la programación de una gran actividad operística en concierto, pero que debido al presupuesto económico  por la gran crisis, que atravesaba la Orquesta cambiaria de idea, pidiendo a su gran cantidad de amigos en el mundo artístico, para que bajaran sus  honorarios a la mitad, incluyéndose él  para poder realizar la temporada con el mismo nivel de calidad que las anteriores.

En la conversación salió a relucir la gran versión de la ópera del compositor alemán  Richard STRASS  El Caballero de la Rosa, (Der Rosenkavalier) ,que yo conocía bien hace años, dirigida por Carlos Kleiber, ya desaparecido, y que a él también le impresionaba.

 Por éste motivo y en el recuerdo de la celebración del 150 aniversario de su nacimiento del genio alemán, publico en mi blog,  dicha versión traducida al español, comentado aspectos de la obra.




Argumento

La historia transcurre en Viena, en el siglo XVIII, en los primeros años del reinado de la emperatriz María Teresa.

Acto I: Dormitorio de la Mariscala

Amanece mientras la Mariscala y su joven amante, Octavian, intercambian palabras de amor tras haber pasado una noche juntos.
Entra Mohamed, el criado negro de la princesa, con el desayuno y Octavian se esconde. Sale de su escondite cuando Mohamed se retira y la pareja sigue con su diálogo mientras toman el desayuno.
Se oyen ruidos fuera de la habitación. La Mariscala teme que su marido, que se halla de cacería lejos de Viena, haya regresado de improviso, por lo que Octavian se esconde y se disfraza de criada.
Apartando a los lacayos, el barón Ochs, primo de la Mariscala, irrumpe en la habitación y comienza a hablar de su próximo matrimonio con Sophie, la hija del acaudalado burgués Faninal. Le pide a su prima que le recomiende a un noble que le entregue a Sophie una rosa de plata en señal de compromiso, de acuerdo a la costumbre. Durante la conversación, Ochs coquetea con Mariandel, que no es otro que Octavian disfrazado de criada. Ochs se justifica ante la Mariscala diciendo que aún estando casado seguiría persiguiendo a campesinas y criadas. Viendo la situación, la Mariscala propone a Octavian como portador de la rosa.
Es la hora en que la Mariscala recibe a las visitas y la habitación se llena de gente que acude a solicitar algún favor. Un tenor italiano ofrece un aria sentimental, mientras el barón discute con un notario sobre la dote de Sophie. Entre los visitantes se encuentra una pareja de intrigantes italianos, Annina y Valzacchi, que ofrece sus servicios al barón, quien los contrata para que localicen a Mariandel.
Todos se marchan y la Mariscala, en su soledad, piensa en el futuro de la prometida, entregada a un ser tan desagradable como su primo, y recuerda cómo fue obligada en su juventud a casarse con un hombre mayor al que no amaba. Estos recuerdos la llenan de melancolía, y le hacen reflexionar sobre el paso del tiempo y la vejez que se acerca irremediablemente.
Cuando Octavian regresa, la Mariscala le asegura que tarde o temprano encontrará una muchacha de su edad de la que se enamorará, y la abandonará para siempre. Esto enfurece al muchacho, que le asegura que nunca dejará de amarle. Cuando Octavian se marcha, la Mariscala repara en que no se ha despedido con un beso como era habitual y manda a sus criados a buscarle, pero ya no le encuentran. Entonces, le envía la rosa que ha de presentar a la prometida del barón.

Acto II: Sala de visitas en la casa de Faninal

En la mansión de Faninal se espera la llegada del caballero que entregará la rosa de plata. Faninal, muy nervioso, trata de calmar a su hija, mientras Marianne, el aya de Sophie, mira por la ventana la llegada de Octavian.
Anunciado por una multitud de lacayos, Octavian entra lujosamente vestido, y presenta la rosa de plata a Sophie, quien la acepta extasiada; cuando ambos cruzan sus miradas, comienzan a sentirse irresistiblemente atraídos.
Cuando la escolta se retira, ambos jóvenes se sientan a conversar, pero son interrumpidos por la entrada del barón Ochs, escandalizando a Sophie con sus groseros elogios. Luego, Ochs se retira a discutir el contrato de matrimonio con el padre de la joven.
La pareja se queda a solas. Sophie afirma que no se casará con el barón y ambos se abrazan declarándose su amor. Valzacchi y Annina los sorprenden y llaman a Ochs, pero este no da importancia a lo sucedido. Octavian dice al barón que Sophie jamás se casará con él y le reta a duelo. El barón se muestra inexperto con la espada y Octavian le hiere levemente.
En medio de la confusión, Sophie le dice a su padre que nunca se casará con Ochs, y Faninal amenaza con hacerle ingresar a un convento si no accede a casarse. Entre tanto, Octavian contrata los servicios de Annina y Valzacchi para salvar a Sophie de esta situación.
El barón, a quién los criados han dejado solo, se recupera del susto bebiendo vino. Annina entra con una carta de Mariandel en la que le pide una cita con ella, y Ochs vislumbra una conquista amorosa.

Acto III: Una habitación en una posada

Instigados por Octavian, Annina y Valzacchi preparan la trampa que le han tendido al barón. Poco después, entran Ochs y Mariandel para cenar en privado, mientras la falsa doncella se muestra tímida y nerviosa.
De repente unas extrañas apariciones se ven en distintos lugares de la habitación, dejando perplejo al culpable barón. Luego, Annina disfrazada de viuda, aparece con varios niños gritando que Ochs es su padre. Llega la policía, y Ochs en su defensa presenta a Mariandel como su prometida llamándola Sophie von Faninal, pero en ese momento aparece Faninal, quien llama a su hija para que refute la absurda pretensión del barón.
Cuando Octavian susurra a la policía la verdad sobre su disfraz, entra la Mariscala y comprende rápidamente todo lo ocurrido, haciendo desistir a Ochs de su pretensión de casarse con Sophie.
La Mariscala se queda a solas con los jóvenes amantes y renuncia generosamente a Octavian a favor de Sophie. Luego abandona el lugar junto al padre de Sophie, quién se siente feliz por haber cumplido su deseo de ingresar en la nobleza. Octavian y Sophie quedan solos, y llenos de dicha repiten su declaración de amor.

 
El caballero de la Rosa
Mi comentario a la versión:
Es encantadora los decorados y el vestuario son magníficos y el canto es glorioso,  sin duda uno de los mejores Rosenkavaliers. La interpretación es excelente con una magnifica traducción al español.
Felicity Lott  soprano, como la Mariscala está perfecta A partir de los últimos minutos del primer acto cuando canta conmovedora de la inutilidad de su relación con el joven Octavio, a su salida en el acto III, cuando, sin perder nunca la compostura, ella muestra cierto toque aristocrático y la gracia cuando se enfrentan con el amor creciente de Octavian para el joven Sophie.
 Al principio pensé que Anne Sophie von Otter mezzosprono, es demasiado hermosa y femenina para jugar un chico de 17 años, pero su canto es tan encantador y su actuar tan bueno que pronto se olvida que el papel está siendo realizado por una mujer, y cuando ella se pone la disfraz de sirvienta para burlar el astuto Ochs, están completamente  convencidos de su papel.
Kurt Moll bajo profundo, está  absolutamente maravilloso como el vulgo, colorete lujurioso Ochs.
 Barbara Bonney es seductora en la voz y se ve como el inocente y briosa Sophie. Una combinación de ingenuidad y astucia de la clase media (que es perfectamente consciente de las aspiraciones de la escalada del padre sociales a unirse a la aristocracia y su voluntad de "vender" a su hija al barón, con problemas de liquidez. Su transformación de una doncella tímida prometiendo a Dios que ella va a ser virtuosos en todas las cosas, especialmente la humildad, a su orgullo evidente por su elevado estatus como del barón esposa-a-ser es maravilloso para la vista, al igual que su arrebato furioso cuando ella se da cuenta de que el barón es un patán que la considera como un trozo de "carne de caballo" que se negocia junto con su dote por el privilegio de llevar el nombre del barón.
 El resto del elenco realiza admirablemente incluso en los papeles de menor importancia.
 Carlos Kleiber saborea cada nota de la partitura boyante y la orquesta de la Ópera Estatal de Viena están en forma excelente.
Recomiendo usar  los subtítulos para asegurar de que no se pierde el diálogo y las ironías sutiles de la trama, porque ésta encantadora ópera satírica es una delicia de principio a fin.




HASTA PRONTO.-
 

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