viernes 26 octubre 2018 / M1
Auditorio Manuel de Falla, 20:30 horas
MOZART INSTRUMENTAL / Clarinete
Wolfgang Amadeus MOZART
Sinfonía núm. 31 en Re mayor, “París”, KV 297
Concierto para clarinete y orquesta en La mayor, KV 622
Sinfonía núm. 36 en Do mayor, “Linz”, KV 425
JOSÉ LUIS ESTELLÉS clarinete
GIANCARLO ANDRETTA director
La Orquesta Ciudad de Granada en su temporada de abono, inicia un ciclo de cuatro conciertos con título e” Mozart Instrumental” clarinete, violín, oboe y flauta para rendir homenaje al genio de Salzburgo, prolífico en todas las facetas compositivas de la música .para deleite de todos los asistentes al Auditorio
La “Sinfonía Nº 31 en re mayor “ (París) KV 297, se compuso en París en el mes de junio de 1778. Utiliza los clarinetes, que tan buen efecto le habían producido en Mannheim, componiendo una sinfonía para gran orquesta, como las que había escuchado en la gran ciudad alemana. Mozart escribió dos versiones distintas para el movimiento lento. Normalmente se escucha la primera, aunque el propio compositor prefería la segunda. El estreno de esta obra en París fue un absoluto éxito.
El primer movimiento, allegro assai,
escrito en forma sonata no repite la exposición. El primer tema es de
carácter enérgico y decidido. El segundo es más relajado. El primer tema
sirve como introducción al desarrollo central. Después de la
recapitulación una enérgica coda cierra el movimiento.
El segundo movimiento, andante, cuando se estrenó el director de los Conciertos Espirituales,
Le Gros, lo encontró demasiado largo y complejo. Entonces Mozart
realizó una segunda versión. Actualmente se interpreta generalmente la
primera versión. La segunda versión es un minuto más corta y cambia
algunas modulaciones pero es difícil decir cual es mejor. La realidad es
que una vez escuchada cambia poco la idea general.
El tercer movimiento, allegro, no empieza con el tutti
al unísono como se esperaba del estilo francés. Comienza más dulcemente
con los violines solos a los que luego se les une el resto de la
orquesta, interpretando un tema de gran fuerza. El segundo tema con un
carácter más lírico se presenta mediante el contrapunto, enlazando con
una breve sección de desarrollo.
Una sinfonía escrito en el estilo de
Mannheim al que añade algunos elementos como concesiones al gusto
francés que prefería obras más grandiosas y ruidosas.
Symphony No. 31 in D major, K. 300a, "Paris"
I. Allegro assai II. Andante III. Allegro
Perfección y transparencia de una creación sublime.
Se estreno el 16 de Octubre de 1791, un mes y medio ante de la muerte de Mozart.
Mozart nació el 27 de enero de 1756 y murió el 6 de Diciembre de 1791.
El Concierto para clarinete en La mayor, K. 622, de
Wolfgang Amadeus Mozart, fue compuesto en Viena en 1791 para el
clarinetista Anton Stadler, gran amigo y cofrade masón de Mozart, para
clarinete y orquesta.
La orquesta que acompaña al solista consta de dos flautas, dos fagotes, dos trompas y cuerdas. Está escrito en la misma tonalidad que el Quinteto para clarinete y el Cuarteto K. 581, también destinado a Stadler.
A diferencia de todos los demás conciertos de Mozart, este no prevé una cadenza para el solista en su primer movimiento, sí en el Adagio.
Esta obra es habitualmente comparada con el Quinteto para clarinete y cuerdas debido a las diversas similitudes existentes en relación a la tonalidad, la estructura, el carácter, la dedicatoria y la cercanía en la fechas de composición.
La muerte de Mozart dos meses después de terminar su concierto para clarinete en La menor supuso que ésta fuera su última obra instrumental.
Presionado por una gran cantidad de deudas, viviendo en medio de una inmensa pobreza material y con su salud quebrantada, Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791) aún tiene fuerzas para trabajar sin cesar. Es el período de sus grandes obras maestras, como el último Concierto para piano nº 27 KV 595, el Quinteto de cuerda KV 614, el Ave Verum Corpus, La Clemenza di Tito, La Flauta Mágica, el Réquiem… Pero aún le faltaba esta obra maestra indiscutible.
El 7 de octubre de 1791 escribe a su esposa Constanza acerca del gran éxito que en esos días había tenido su ópera La Flauta Mágica y cómo tiene ya casi listo el concierto para clarinete y orquesta que estaba componiendo para Stodla, apodo con el que cariñosamente se refería a su amigo Anton Stadler, virtuoso clarinetista vienés y compañero de su logia masónica, para quien Mozart compondría, además del Concierto K622, el Quinteto KV 581 y las partes obligadas de la Arias de la ópera La Clemenza di Tito.
El estreno del Concierto en La mayor para Clarinete y Orquesta KV 622, tuvo lugar el 16 de Octubre de 1791, en un concierto que el clarinetista ofreció para su beneficencia en el Teatro Nacional de Praga
El tercer movimiento, Rondó, es un buen ejemplo de cómo el compositor logra contrastar diversos estados anímicos, captando el carácter alegre del clarinete y explotando, una vez más, el virtuosismo del clarinetista. Pese a ser un movimiento escrito dentro de los parámetros estructurales del clasicismo, esta última parte del concierto está llena de sensibilidad, adelantándose a la intencionalidad de la música de épocas posteriores.
De no ser por el Réquiem, esta obra sería, por su incuestionable perfección y transparencia, el testamento musical de Mozart.
La orquesta que acompaña al solista consta de dos flautas, dos fagotes, dos trompas y cuerdas. Está escrito en la misma tonalidad que el Quinteto para clarinete y el Cuarteto K. 581, también destinado a Stadler.
A diferencia de todos los demás conciertos de Mozart, este no prevé una cadenza para el solista en su primer movimiento, sí en el Adagio.
Esta obra es habitualmente comparada con el Quinteto para clarinete y cuerdas debido a las diversas similitudes existentes en relación a la tonalidad, la estructura, el carácter, la dedicatoria y la cercanía en la fechas de composición.
La muerte de Mozart dos meses después de terminar su concierto para clarinete en La menor supuso que ésta fuera su última obra instrumental.
Presionado por una gran cantidad de deudas, viviendo en medio de una inmensa pobreza material y con su salud quebrantada, Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791) aún tiene fuerzas para trabajar sin cesar. Es el período de sus grandes obras maestras, como el último Concierto para piano nº 27 KV 595, el Quinteto de cuerda KV 614, el Ave Verum Corpus, La Clemenza di Tito, La Flauta Mágica, el Réquiem… Pero aún le faltaba esta obra maestra indiscutible.
El 7 de octubre de 1791 escribe a su esposa Constanza acerca del gran éxito que en esos días había tenido su ópera La Flauta Mágica y cómo tiene ya casi listo el concierto para clarinete y orquesta que estaba componiendo para Stodla, apodo con el que cariñosamente se refería a su amigo Anton Stadler, virtuoso clarinetista vienés y compañero de su logia masónica, para quien Mozart compondría, además del Concierto K622, el Quinteto KV 581 y las partes obligadas de la Arias de la ópera La Clemenza di Tito.
El estreno del Concierto en La mayor para Clarinete y Orquesta KV 622, tuvo lugar el 16 de Octubre de 1791, en un concierto que el clarinetista ofreció para su beneficencia en el Teatro Nacional de Praga
El tercer movimiento, Rondó, es un buen ejemplo de cómo el compositor logra contrastar diversos estados anímicos, captando el carácter alegre del clarinete y explotando, una vez más, el virtuosismo del clarinetista. Pese a ser un movimiento escrito dentro de los parámetros estructurales del clasicismo, esta última parte del concierto está llena de sensibilidad, adelantándose a la intencionalidad de la música de épocas posteriores.
De no ser por el Réquiem, esta obra sería, por su incuestionable perfección y transparencia, el testamento musical de Mozart.
Wolfgang Amadeus Mozart: Clarinet Concerto in A major, K.622
Allegro - Adagio - Rondo (Allegro
Sinfonía n. 36 en do mayor "Sinfonía de Linz", K 42
- Adagio. Allegro spiritoso (C mayor)
- Adagio pequeño (fa mayor)
- Minuetto y trío (C mayor)
- Pronto (C mayor)
2 oboes, 2 fagotes, 2 trompas, 2 trompetas, timbales, cuerda
En el camino de Salzburgo a Viena, Wolfgang Amadeus Mozart y su esposa Constanze son invitados en Linz del conde Joseph Anton Thun, quien organiza un concierto para rendir homenaje al músico amigo. " El martes 4 de noviembre daré un concierto en el teatro, pero no he traído ninguna Sinfonía, estoy componiendo una a gran velocidad, porque tengo que terminarla en esta fecha ": Mozart le escribe a su padre el 31 de octubre de 1783. Estos son los orígenes. de la Sinfonía K 425 en do mayor "Linz" , para la cual Mozart usó una orquesta orgánica de cuerpo completo: oboes, clarinetes, fagotes, trompas, trompetas, timbales y cuerdas.
El primer movimiento 13 se abre, por primera vez en la producción sinfónica de Mozart, con una introducción lenta; el Adagio en la menor, inspirado por Hayden, comienza de manera solemne al conjunto de la orquesta, seguido de un sinuoso y casi misterioso motivo que pasa de los fagotes a los oboes, luego aparece en el bajo para finalmente llegar a los violines que lo llevan a un Frecuencia suspendida. El Allegro spiritoso, en el tono soleado de Do mayor, tiene un primer tema que es presentado por las cuerdas y luego "explota" alegremente en toda la orquesta. El segundo tema, en mi menor, es un claro homenaje a la "música turca", mientras que la final de la exposición tiene el carácter fresco y fascinante de la ópera italiana buffa. El desarrollo se basa en un motivo ascendente que se escuchó al final de la exposición; Después del tiroteo regular, con el segundo tema en la menor, la sinfonía termina con una cola corta y enérgica.
El segundo movimiento. Pequeño adagio, en 6/8 se abre con un tema delicado y calmante expuesto por las cuerdas en fa mayor. Una modulación en C mayor conduce al segundo tema, caracterizado por las notas repetidas de cuernos y tímpanos, curiosamente presentes también en el movimiento lento. Un breve episodio en Do menor parece oscurecer la serenidad de la página, pero es solo un momento que se desvanece de inmediato en la cadencia que termina el espectáculo. Mozart toca la sección de desarrollo en las notas repetidas de los cuernos y en los enigmáticos escalones ascendentes de los violines. La reanudación de los dos temas principales pone fin al movimiento.
El Minuetto tiene una tendencia más bien rústica, cadenciada por las notas repetidas de los cuernos y el ritmo marcial de los timbales. En el Trío, por otro lado, puedes respirar un aire más salino y galante, a partir del sinuoso tema principal exhibido por el oboe y los violines y delicadamente salpicado por el bajo.
El Final Presto nos introduce en el vórtice completo de la música operística: el primer tema, una vez más expuesto por las cuerdas y luego asumido por toda la orquesta (como en el Allegro spiritoso), tiene una vitalidad de conducción típica de las obras italianas de Salzburgo. El segundo tema, que consta de tres preguntas precedidas por una pausa, es original y está lleno de señales contrapuntísticas. El desarrollo se basa en un fragmento motivivo (una especie de arpegio rítmico bien puntuado rítmicamente) que habíamos escuchado entre el primer y el segundo tema. Ajusta el disparo, seguido de un final arrastrando la cola.
Alessandro De Bei
HASTA PRONTO.-
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